LA MUÑECA QUE NO BAILA SARDANAS

 

 Artículo de César Alonso de los Ríos  en “ABC” del 05.05.06

 

 Por su interés y relevancia he seleccionado el artículo que sigue para incluirlo en este sitio web.

 

 

UN tal Huguet ha prohibido la venta de muñecas flamencas en Cataluña. Coherente. ¿Por qué habría de escapar el mercado a la más noble de las tareas políticas cual es la depuración simbólica? El consejero Huguet, como buen totalitario, sabe que la consolidación de la Nación catalana pasa por la limpieza de elementos culturalmente extraños... El flamenco ha sido uno de los costes de la emigración andaluza que ahora hay que saldar.

Parece que Manuela de Madre ha comentado que el consejero Huguet se ha pasado. La medida, ha dicho, será aprovechada por la derecha anticatalana. Ella sabe por experiencia personal que para integrar no hay que recurrir a este tipo de métodos. Ella llegó a Cataluña vestida de niña flamenca por culpa de Franco pero la generosa y abierta sociedad «catalana» le dio la oportunidad de liberarse de los tics andaluces y, de ese modo, instalarse en esa condición superior que representaban Reventós y Serra, Maragall y Ribó... al tiempo que su padre se colocaba en la Seat, ejemplo-de-la-creatividad-catalana-antifranquista.

La meticulosidad del tripartito y del Ajuntament para controlar todas las expresiones de la vida pública es una prueba de que el proceso catalán ha entrado en el fervor totalitario. Quien no lo vea así, debe preocuparse por su salud mental y moral. La incredulidad de muchos se basa en la presencia hegemónica de los socialistas en este proceso. Piensan que el totalitarismo puede ser propio de los nacionalismos pero no del socialismo. Desconocen la Historia, y no quieren entender que la propuesta global de Zapatero supone una identificación con los nacionalismos. ¿No por la ambición de poder? Por supuesto, pero esta necesita una justificación ideológica que pasa por la negación de la idea de España, de su pasado y de todas sus expresiones desde la bandera bicolor a la lengua común y el folklore (fundamentalmente andaluz). Zapatero se ha puesto en línea con Sabino Arana y Heribert Barrera.

Todo esto tiene su historia: Barral y Castellet, Montalbán y Rubert de Ventós comenzaron denunciando símbolos como El Escorial, por considerarlos representativos de lo español, o hechos como «la conquista de América» (no el origen caribeño de las fortunas que financiaron el modernismo). El PSUC y los mounieristas, arrepentidos de haber ganado la guerra, propusieron el monolingüismo como arma de combate... En realidad, los de Carod Rovira no han tenido más que montarse en el carro con los socialistas...

Nada, sin embargo, tan vergonzoso como lo de Manuel Chaves. Mientras Huguet prohíbe la muñeca flamenca, él hace de celestina de Maragall al convertirla en «realidad nacional».