CORDON SANITARIO

Artículo de Ignacio Camacho  en “ABC” del 01 de noviembre de 2008

Por su interés y relevancia he seleccionado el artículo que sigue para incluirlo en este sitio web.

 

Tiene razón Puigcercós: para hablar de ERC hay que protegerse con un cordón -con erre, no es errata- sanitario. Más que nada por no contaminarse de la miseria moral que impregna la atmósfera política alrededor de estos independentistas-caviar tan aficionados a la limpieza étnica del disidente. Salpican ruindad, y no hablo del coche tuneado o de ese trinquecillo de dietas que parece haberles escocido; hablo del café de Carod Rovira con Josu Ternera, por el que en Estados Unidos le habrían acusado de alta traición ante un Gran Jurado; hablo de las algaradas fascistas contra dirigentes del PP; hablo de las noches de cristales rotos y efigies quemadas en hogueras de odio; hablo del acoso a medios y periodistas incluso de su propia cuerda; hablo de altos funcionarios pringados con aceite de extorsión -a alguno de los cuales han colocado... ¡en la oficina antifraude!-; hablo del campo de concentración lingüístico contra los padres castellanohablantes, hablo del desprecio arrogante y estúpido a los diferentes, sean camareros inmigrantes -¿verdad, Carod?- o jornaleros extremeños. Hablo de xenofobia mezquina, de una enajenación filonazi, de un delirio de intolerancia y exclusión. Trae para acá el cordón, Puigcercós, que me lo pongo yo, y añade de paso una mascarilla que preserve del hedor de toda esa basura.

Y luego, si quieres, seguimos hablando de dinero, de qué otra cosa podría ser tratándose de vosotros. Del dinero que os estáis llevando del presupuesto ése que nunca os parece bastante. Llevando para vosotros, para el bolsillo, para la buchaca. No, no voy a decir eso de que lo pagamos todos los españoles, aunque sea verdad; es que estáis estafando moralmente a los catalanes, y lo que os jode es que quede al descubierto este tinglado de hipocresía y doble rasero. Ya no cuela el victimismo de limusina con reposapiés. No cuelan los sospechosos dietarios de viaje, no cuelan los parientes colocados en las embajadillas ésas del extranjero, no cuelan los fondos de reptiles -es una frase hecha, hombre, no llames todavía al abogado- de las campañas sobre el nacionalismo obligatorio. No cuelan las prebendas sectarias de clientelismo barato, ni la inflación de cargos ni la brigada político-social con que inspeccionáis a quienes no cumplen vuestros dicterios totalitarios. No cuela ya ni en vuestro propio ámbito el despilfarro con ese descaro tan desvergonzado, con esa deshonesta naturalidad sans façon, como si el pedigrí identitario y victimista que os habéis inventado os otorgase un derecho de pernada.

De modo que sí, Puigcercós, acepto la profilaxis para no contagiarme de vuestra poca vergüenza. Pero mira, repara una cosa: cada vez somos más a un lado de la cinta y cada vez sois menos en el otro. Piénsalo; igual algo no lo estáis haciendo bien. Y, eso sí, el cordón no me lo vayas a cobrar.