LA SIESTA

 

 Artículo de FRANCESC DE CARRERAS   en “La Vanguardia” del  30/10/2004

 

Por su interés y relevancia, he seleccionado el artículo que sigue para incluirlo en este sitio web. (L. B.-B.)


En declaraciones a La Vanguardia, Carod-Rovira pronunció el pasado domingo una frase contundente: "ERC ha ganado la batalla ideológica en el seno de la sociedad catalana". ¿Exageración? Sin duda. Pero con una parte de verdad: la batalla no la ha ganado en la sociedad catalana pero sí en el seno del gobierno tripartito, de la clase política y de la inmensa mayoría de quienes opinan en los medios de comunicación. La batalla ideológica, naturalmente, es ir imponiendo las tesis del nacionalismo identitario, es decir, continuar la labor que durante veintitrés años intentó el pujolismo.

No se sabe muy bien lo que hace el tripartito en su acción de gobierno pero sí es conocida su afición a salir constantemente en las fotos de los numerosísimos actos conmemorativos y supuestamente patrióticos. El tripartito funciona con el mecanismo siguiente: ERC expresa un punto de vista o toma una decisión, Iniciativa la secunda porque coincide con ella y el PSC intenta rebasarlos a ambos para no ser menos, aunque no se sabe si con mucho convencimiento. En el caso de que el PSC o Maragall opinen o decidan algo que no guste a ERC, tanto este partido como ICV, su fiel acólito, les critican agriamente y se distancian de sus posiciones. Conclusión: quien domina ideológicamente siempre es el partido de Carod, como él mismo confiesa con orgullo.

CiU, como es visible, ha perdido el norte y está en plena esquizofrenia: Convergència haciendo seguidismo de Esquerra y Duran Lleida intentando aportar moderación. Incluso el PP, obsesionado por ser uno más en la gran familia de los partidos catalanes, ha optado por la cautela mientras pueda salir en la foto. En definitiva, todos están convenientemente unidos.

En los medios de comunicación, sobre todo en las radios y las televisiones públicas, la opinión dominante está más que nunca en línea con el Govern. Incluso buena parte de los columnistas y tertulianos que hasta hace poco se situaban en el entorno de CiU se van sumando a este pensamiento catalán único. Nunca las opiniones habían sido tan homogéneas ni las tertulias tan monocordes. Hasta tenemos en Mònica Terribas a nuestro Urdaci catalán.

Medir la temperatura política e ideológica de la sociedad es mucho más difícil, pero la distancia con políticos y opinión publicada parece clara. No creo que haya cambiado mucho el significativo dato aportado por la encuesta del CIS de hace unos meses: el 47% de los catalanes consideraban que Catalunya era una región y sólo el 37% que era una nación. Pero hay otros síntomas. El entusiamo por el nuevo Estatuto es perfectamente descriptible. La ridícula campaña de propaganda de los últimos meses -el Bus de l´Estatut y el Festatut-se ha desarrollado ante las más glacial indiferencia. Esta misma semana, el apoteósico recibimiento previsto para el equipo de hockey que triunfó en Macao se convirtió en una desangelada concentración de dos mil personas -que las cámaras de TV3 intentaron disimular- en una semivacía plaza de Sant Jaume.

Joan Coscubiela, el secretario general de CC.OO. de Catalunya, expresó el jueves pasado la decepción de muchos: "El Gobierno catalán -dijo- sigue situando como eje de sus políticas el conflicto territorial y el debate identitario en detrimento de la aplicación de medidas sociales. Más que un cambio se ha producido una sustitución en el liderazgo del nacionalismo pujolista; el guión es el mismo, sólo cambian los actores. El Gobierno catalán debe despertar de la siesta".