ESCUCHA ESPAÑA



 Artículo de José Castellano en “ABC” del 13-12-05

 

 Por su interés y relevancia he seleccionado el artículo que sigue para incluirlo en este sitio web. Aunque con retraso, pues se me había escapado en el momento de su publicación. Combínenlo con el de Carreras y sacarán conclusiones válidas. (L. B.-B., 9-2-06.

 


Escolta Espanya. Así comenzaba la Oda a España que a finales del siglo XIX escribiera el poeta Joan Maragall. Y de la misma manera que entonces se dirigía a España este insigne representante de la burguesía de la época, así empieza el mensaje que ciento y pocos años después dirige a España este iletrado prosista, un modesto representante de la clase trabajadora, la clase que ha hecho posible que Cataluña ejerza hoy un nivel de autogobierno como nunca se había logrado y que disfrute, como toda España, de cotas de libertad jamás alcanzadas.

Escolta Espanya decía aquel poeta, catalán de nacimiento, escucha España, te digo yo que soy catalán porque me da la gana. Escucha España la voz de un hijo que te habla en lengua también catalana, un hijo que se siente desamparado porque el mercadeo de la matemática electoral te haya sometido a los que reniegan de tí en su bella lengua, una lengua tan querida, aunque algunos desaprensivos pretendan negarnos la lengua propia y el derecho a ser a mas de media Cataluña invocando falsamente a la otra media.

¿Donde estás España que no te veo por ninguna parte? ¿Será, tal vez, que el chantaje y el griterío de los que sólo piensan en las patrias y en las banderas te exigen olvidar al resto de tus hijos?

¿Acaso también yo debo clamarte con voz atronadora? Entonces, dejaré de lado la poesía culta que tanto me fatiga para vestir mis ideas con las palabras sencillas del pueblo llano y así decirte cuatro cosas con toda la rabia que toca cuando la Madre olvida las obligaciones para con sus hijos y para con Ella misma. Y empezaré por decirte que Cataluña no es una nación política porque la soberanía reside en el conjunto del pueblo español y no en ningún trozo de ese conjunto. Pero además, Cataluña tampoco es una nación cultural a pesar de lo que pretenden la mayoría de los políticos catalanes y comparten sólo una pequeña parte de nuestros conciudadanos, porque aquí convivimos en armonía dos culturas mayoritarias, no solo una. Y por lo tanto, España, puedes y debes impedir que se constituya en nación a medio país por mor de los delirios y la ambición de quienes ignoran al otro medio y pretenden convertir a tus hijos en ciudadanos de segunda clase.

Y que tampoco te engañen con los cuentos del dinero, porque los catalanes no pagamos más por ser catalanes sino por el volumen individual de nuestros ingresos, que Cataluña está mal financiada como puedan estarlo las demás comunidades ya que las necesidades son muchas y los recursos pocos. Pero al tiempo que hacen falta mas recursos, en Cataluña, como en todas partes, es cuestión de prioridades y de gastar menos. Porque en Cataluña, durante más de veinte años, ha gobernado una patriótica derecha que gastaba demasiado, porque se gastaba y se gasta demasiado, por ejemplo, en una flamante y bien pagada policía cuando manteniendo los cuerpos de seguridad del Estado pudieron ahorrarnos muchos miles de millones.

Porque se gasta demasiado manteniendo tres cadenas de TV y otras de radio que, al servicio del nuevo régimen, reproducen y aumentan los defectos y enormes déficits de las que heredamos del régimen anterior, porque se sigue gastando demasiado con unas embajadas de pacotilla, despreciando e ignorando la infraestructura del servicio diplomático español, porque nos cuestan demasiado los centenares de oficinas dedicadas a la (a)normalizaciòn lingüística y esa inmensa legión de comisarios escolares destinados a imponer el monolingüismo catalán a profesores y alumnos, porque gastamos demasiado en las oficinas para la delación lingüística y en esa tropa de inspectores que persiguen a los comerciantes y empresarios que utilicen la oficialmente proscrita lengua castellana.

En fin, en todo eso se malgastan buena parte de nuestros recursos y de ahí es de donde a un gobierno de izquierdas le correspondería ahorrar, abandonando los vicios y faustos de este nuevo nacionalismo para gastar en aquello que de verdad interesa al pueblo, en ampliar y mejorar los servicios sociales, en sustituir barracones por escuelas dignas, en paliar el déficit sanitario y construir mas hospitales y en promocionar viviendas mas asequibles, y todo ello por decirte solamente cuatro cosas ya que en estas cuartillas no caben cuatrocientas.