UN GOBIERNO DESPRESTIGIADO

 

 Artículo de José Castellano en “ABC” del 10.05.06

 

 Por su interés y relevancia he seleccionado el artículo que sigue para incluirlo en este sitio web.

 

 Una nueva crisis, tal vez definitiva, acaba de estallarle en las manos al presidente de la Generalitat. La enésima desgracia del gobierno tripartito tiene de nuevo origen tanto en los trágala que Esquerra Republicana viene planteando a Maragall como sus tragaderas aferrarse y mantener en el poder a sus socios independentistas. Sólo por ignorancia o mala fe interesada se puede negar ya que este es un gobierno absolutamente desprestigiado y que su Presidente ha dilapidado en poco mas de dos años todo el prestigio que había acumulado como Alcalde de la Barcelona olímpica.

El penúltimo numerito de esta comedia bufa de ERC y Maragall había sido un cambio de gobierno. Entonces no sólo se produjeron algunos ceses sin mayor explicación que la aplicación de cuotas entre los diversos socios del tripartito, sino que además se premió con el ascenso a Consejero a un personaje que desde su cargo de segundo nivel ha sido públicamente responsabilizado por tratar de extorsionar a docenas de funcionarios y cargos de la Generalitat.

Y llegamos al último capítulo, al menos por ahora, justo cuando debería comenzar de la campaña del referéndum sobre el nuevo Estatuto. ERC se decide por el voto en contra, rechazando así el proyecto más importante de la legislatura, a pesar del evidente protagonismo que habían asumido durante la elaboración de un texto estatutario cuya desmesura corre pareja al radicalismo identitario del partido republicano.

Así las cosas, numerosos votantes y militantes socialistas se preguntan, nos preguntan, nos preguntamos, hasta qué nivel de ridículo y de incoherencia con el propio programa y con los principios del socialismo democrático está dispuesta a aguantar una dirección incapaz de poner fin a esta triste historia que en tan poco tiempo ha hecho buenos los peores gobiernos del pujolismo. Cuánto tiempo más seguirá la dirección del PSC dando soporte -y soportando en el peor de los sentidos- la corrosiva acción de gobierno de un Presidente completamente enredado en los tejemanejes de una ERC a la que incluso le viene disputando buena parte del discurso soberanista.

Sin embargo, parece que la cosas han llegado ya demasiado lejos y que sólo la necesidad de pasar el referéndum estatutario con el menor desgaste posible aconseja aplazar la última crisis antes de acabar con el gobierno tripartito para gobernar en minoría o adelantar la convocatoria de elecciones. Esto supone la elección del candidato a Presidente, en cuyo caso los socialistas se enfrentarán de nuevo con determinadas peculiaridades tan arraigadas en la política catalana como ajenas a la normalidad democrática.

Me estoy refiriendo, claro está, al falso debate planteado meses atrás en torno a la posible candidatura de un «charnego» como José Montilla a la Presidencia de la Generalitat de Cataluña. Dudo mucho que llegue a producirse ya que, como algunos venimos denunciando desde hace tiempo, en Cataluña se ha instaurado un régimen que, más allá del libre funcionamiento de las opciones partidarias, hace que buena parte de la población sea considerada como ciudadanos de segunda. Sometidos tanto al tutelaje como al liderazgo de otros personajes cuyo título principal no es más que la vecindad catalana desde unas cuantas generaciones atrás.

Lo peor de todo esto es que, tanto en el caso de Montilla como en el de Manuela de Madre, ese efecto supuestamente perverso de sus orígenes ni siquiera les haya sido perdonado por el papel de comparsas del nacionalismo que han asumido sin que ni la correlación de fuerzas ni seguramente sus convicciones lo justificasen.

Pero por otra parte, es posible que nada de esto sea determinante en las próximas elecciones porque la situación puede haber degenerado tanto que se produzca una recomposición del mapa político catalán. O el PSC retoma su ubicación natural en el terreno de la izquierda no nacionalista o este espacio político será ocupado por Ciutadans de Catalunya tal como desde hace ahora un año vienen reclamando sus fundadores.