OTRAS IDENTIDADES

 Artículo de Margarita Domènech Barcelona   en “La Vanguardia” del 29.05.05

 

 Por su interés y relevancia, he seleccionado el artículo que sigue para incluirlo en este sitio web. (L. B.-B.)

Agradezco infinitamente a Francesc de Carreras su artículo Turistas en Tierra Santa. Por fin se exponen desde una posición de autoridad los interrogantes con verdadera entidad jurídica y política respecto al gran viaje del esperpento, que sus propios protagonistas se obstinan en obviar bajo la excusa de "la anécdota sacada fuera de contexto". La anécdota será ridícula, pero el fondo es grave y ha llegado la hora de establecer límites y decir claramente: no en mi nombre. En dicho artículo se plantea con meridiana claridad el verdadero núcleo de la cuestión que nos ha indignado a los que estamos hartos de que unos pocos en posesión de la verdad se apropien indebidamente de nuestra identidad con planteamientos exclusivistas de dirección única y cerril.

Dejémonos pues de historias e intentemos responder a los interrogantes planteados: 1) ¿En qué competencias se ampara la Generalitat para efectuar un viaje de esta naturaleza? 2) ¿Por qué acompañaba Carod al president Maragall en este viaje? 3) ¿Correspondía este viaje a las expectativas de los ciudadanos que lo pagamos?

Quizás haya llegado el momento de reaccionar. Y que los catalanes que añoramos el espacio político centrista por no sentirnos identificados en absoluto con ninguna de las actuales opciones políticas en Catalunya exijamos un respeto. Si hay otros catalanes que deseen una Catalunya progresista, bilingüe, culta, con un grado razonable de autonomía financiera y política pero sin sacar las cosas de quicio, que descarte de una vez por todas el victimismo político, con enfoque en asuntos prácticos y el control exhaustivo del gasto público, felizmente integrada con el resto de España y bajo la ejemplar jefatura del Estado que ha venido desempeñando la monarquía desde la transición, hagamos oír nuesta voz. Quizás podríamos salir del ostracismo político en el que estamos encerrados.