CARTA A MIS AMIGOS CATALANES

 

 Artículo de José Javier Esparza   en “El Semanal Digital” del 04.07.05

 

 Por su interés y relevancia, he seleccionado el artículo que sigue para incluirlo en este sitio web. (L. B.-B.)

 

 

4 de julio de 2005.  Esto no puede seguir así. Con todos los respetos, queridos: os estáis equivocando. Y si los que se equivocan son ellos, esos que han secuestrado al catalanismo político, entonces a vosotros os corresponde reaccionar, arrebatarles la bandera y devolver cierta decencia a la idea de una Cataluña entendida como comunidad política y cultural. Porque esa idea puede ser aceptable, pero dejará de serlo si se modula en términos de odio, de confrontación civil. Y esto es exactamente lo que está pasando.

¿Recordáis cómo nos conocimos? Yo había escrito aquí un texto contra el radicalismo salvaje, guerracivilista, de algunas web frecuentadas por gentes de Esquerra: "Los que incuban el odio", decía yo. Y responsabilizaba a sujetos como Carod-Rovira, a la anuencia pastueña de los medios de comunicación y a demasiados años de nacionalismo obligatorio. Aquel texto me valió un cuantioso correo hostil; entre ese correo, vuestros mensajes. Mi artículo os había dolido: lo considerabais abusivo, hiriente, injusto con Cataluña. Interpretabais que yo había tomado la parte (la peor parte) por el todo; defendíais que Cataluña tenía derecho a su identidad nacional y decíais que mi posición era el típico ejemplo de incomprensión "española". Bueno: como somos gente sensata, hemos podido discutir eso con calma. Para quien no lo sepa, resumo mi posición: creo que España es una nación plural (no una pluralidad de naciones); creo que eso no es un maleficio, sino una buena cosa, porque tengo la diversidad cultural por una riqueza; creo que el Estado de las Autonomías ofrecía, teóricamente, un marco razonable para vivir las identidades culturales específicas dentro de un proyecto político común; creo que, en ese contexto, los nacionalismos "periféricos" son un error porque aplican a escala local la misma uniformidad que denuncian en la escala estatal; creo que la presión nacionalista ha desbordado el marco autonómico hasta hacer la convivencia francamente difícil; creo, en fin, que hoy lo urgente no es aflojar más las riendas que mantienen unido el país, sino al revés, tratar de afianzar los elementos integrales sobre los diferenciales.

Vosotros pensáis otra cosa; me parece muy bien. Pero vosotros y yo coincidimos en que nada, ni lo mío ni lo vuestro, puede hacerse coaccionando a la gente, agrediendo al que piensa y siente distinto, inventando enemigos fantasmas, creando odio, anulando libertad. Yo nunca he visto a nadie significativo que propugne la eliminación de los catalanes por vía de fusil ni que avale la cosificación de los catalanes como "malos" de videojuego. Por el contrario, sí he visto que un diario oficial catalán, abundantemente sufragado con dinero público, da rienda suelta a los alientos canallas de un tipo que propone fusilar "españoles". Y ese mismo diario ofrece a sus lectores un juego donde el buen catalán debe exterminar españoles. ¿Cómo podéis dejar que ocurra eso?

Hablando claro, queridos: el nacionalismo catalán –socialistas incluidos- ha llevado las cosas a tal extremo que se está condenando al peor de los destinos, a saber, acabar en manos de una banda de escuadristas sin escrúpulos. Primero cometisteis el error de dejar que el catalanismo se hiciera nacionalismo; ahora estáis dejando que el nacionalismo se haga totalitarismo. Los demás, desde fuera, podemos protestar, indignarnos, defender nuestras convicciones. Pero es a vosotros a quienes corresponde actuar. Ya.