EL CASO PERI

 

 Artículo de David Gistau en “El Mundo” del 04.10.07

 

 Por su interés y relevancia he seleccionado el artículo que sigue para incluirlo en este sitio web. 

 

 

Con un comentario a pie de título:

 

MI ADHESION AL MANIFIESTO PERI ROSSI (L. B.-B., 4-10-07, 8:00)

 

 

Quiero manifestar mi solidaridad a Cristina Peri Rossi, ante su despido de Cataluña Radio por hablar castellano. El nacionalismo siempre intenta imponer por diversos medios de represión y ninguneo un monolitismo forzado y esquizofrénico de la sociedad. Su intento de reducir el pluralismo y la democracia fracasará, pero es preciso acelerar e incentivar la resistencia antes de que los daños sean irreversibles, liberándose de síndromes derivados de la época antifranquista y denunciando ante la opinión pública su carácter anacrónico, autoritario y reaccionario.

 

Luis Bouza-Brey

Profesor de Ciencia Política. Universidad de Barcelona.

 

 

La lástima es que Cristina Peri Rossi haya necesitado ser excluida para darse cuenta de que vive y trabaja en un ambiente excluyente en el que vivir y trabajar se hace más fácil cuando se pronuncia, a modo de pago por el salvoconducto, lo de la «puta España» de Rubianes. La pena es que sólo al descubrir una víctima en su pequeño yo agraviado se haya animado a arrojar expresiones que suenan como una mascletá al percutir contra el asfalto: «Fascismo», «Limpieza lingüística».

Si bajo el tripartito hay fascismo y limpieza lingüística, desde luego el primer síntoma no es la purga de Cristina Peri. Pero hasta ahora nada dijo porque no vinieron a por ella, y aquí cabe evocar el poema de Niemöller: «Primero vinieron a por los judíos...». Y aun ahora, si no le hubieran interrumpido el suministro, Cristina Peri no convocaría abajofirmantes, sino que acudiría a su tertulia tan complaciente como el tío Tom en su cabaña y sin colgar en su blog manifiestos para denunciar evidencias tan groseras de fascismo y de limpieza como el retrato con una bala en la frente que le enviaron a Rivera dos militantes de un partido que gobierna. Queda consultar a la ministra Salgado si a ambos, a Peri Rossi y a Rivera, se les está enseñando a convivir.

En el artículo publicado en EL MUNDO después de su despido, Peri Rossi no insinúa escándalo porque existan métodos de limpieza, sino porque se los hayan aplicado a ella. ¡A mí, que me refiero a Cataluña como una nación, que apoyé la cultura catalanista, que fui obediente e integrada, y no como esos cavernarios oficiales de los que siempre fue legítimo limpiarse!

Acaso se creyera inmune, dueña del salvoconducto oficial. Y por ello su pasmo de ahora, compartido por su escolta de intelectuales arrebolados porque de pronto descubren que no hay indulto para su endogamia, es el del doctor Frankenstein cuando se le vuelve en contra el monstruo que primero creó. Y entonces sí, a firmar los mismos manifiestos que deberían haber aparecido hace tres o cuatro versos de Niemöller.

Peri Rossi es un personaje tardío que llegó, en la estela del boom iberoamericano, a aquella Barcelona de la gauche divine que iba a ser un faro literario opuesto a la caspa mesetaria. Se nos cayó del guindo, ahora que ha descubierto que en ese mito de promisión no se vive sino de la resignación ante los dogmas de un régimen que cada vez achica más los espacios, tanto que los huidos del Cono Sur vuelven a sentirse perseguidos, inadaptados, regurgitados. De pronto es en los aledaños del Bocaccio donde se ha depositado una capa de caspa que incluso a los antaño acomodados les huele a fascismo y limpieza lingüística. Por eso se quejan: porque les está pasando a ellos, y no sólo a los paracaidistas de la Meseta a los que no hace mucho se advirtió con una mano que remedaba el degollamiento de los segadors.