PROGRESISMO HUECO Y VALORES

La politica educativa catalana obtiene los peores resultados de entre los paises de la OCDE. Parte del fracaso se debe a la mala gestion del tripartito y, ahora, su proyecto de ley ha despertado las alarmas entre la comunidad educativa

Artículo de Joana Ortega en “El Mundo” del 21 de septiembre de 2008

Por su interés y relevancia he seleccionado el artículo que sigue para incluirlo en este sitio web.


No son buenos los tiempos que corren para la educación en España y Cataluña. Algo se está haciendo mal y hay que ponerle urgentemente remedio. El informe Bofill basado en las cifras del estudio PISA resulta frustrante. La política educativa en Cataluña obtiene los peores resultados de todos los países de la OCDE con excepción de Grecia. Uno de cada cuatro alumnos catalanes sufre fracaso escolar y sólo menos del 5% alcanza el nivel de excelencia deseado.En Finlandia, el caso opuesto, este nivel óptimo se multiplica por cuatro.

Hay que preguntarse el porqué de estos datos tan decepcionantes.Se ha multiplicado el esfuerzo inversor en educación y, sin embargo, los resultados empeoran. Parte del fracaso se debe a la mala gestión del Govern tripartito marcada por incumplimientos que provocan la perplejidad y el desconcierto de la comunidad educativa.Han incumplido el objetivo de construir 30.000 nuevas plazas para alumnos de 0-3 años en el periodo 2004-2008 -no ha llegado a la mitad-, han incumplido la promesa de eliminar los barracones que, por cierto, se han duplicado en el mismo espacio de tiempo y hay incumplimiento también en el reparto de alumnos extranjeros entre la escuela pública y la concertada. Con una política educativa ineficiente es imposible que Cataluña asuma la excelencia que necesita el país.

Pero estos incumplimientos no explican los malos resultados de nuestro sistema educativo. Nos preocupa el futuro. El proyecto de Ley de Educación de Cataluña del tripartito ha despertado la alarma de la comunidad educativa. Un proyecto de ley que da la espalda al consenso conseguido en el Pacto Nacional de la Educación. Una ley partidista que da la espalda a la realidad social, que no garantiza derechos como la libertad de enseñanza, ni el derecho de los padres a elegir el centro donde estudien sus hijos, ni el pluralismo educativo. Desde Unió, desde CiU trabajamos incansablemente para que el proyecto incorpore las enmiendas que demanda el sector y la comunidad educativa.

Es necesario adaptar la escuela a la nueva realidad y que este ajuste se realice en todos los centros que reciban dinero público, sin caer en demagogia ni favoritismos. La realidad muestra que ha aumentado el número de alumnos inmigrantes con la dificultad (para empezar idiomática) que conlleva, pero el dato no puede justificar el descenso en la calidad de la enseñanza. Países vecinos, con situaciones demográficas parecidas, no la han visto mermada.

Hay que revisar, por ello, el modelo de educación que ahora se ofrece y defender la recuperación de valores clásicos sobre los que se forjaron nuestras sociedades. La repelencia a los tiempos pasados hizo que conceptos como esfuerzo, disciplina, civismo y urbanidad fueran considerados retrógrados, por un mal entendido progresismo, error que ahora pagamos. Conviene arrancar etiquetas absurdas que provocan que empeore la salud de nuestra sociedad.Hace falta erradicar tópicos que adjudican valores universales a la izquierda o a la derecha. Son simplificaciones que no llevan a ninguna parte. Ni la tolerancia es de izquierdas, ni la disciplina de derechas. Ni la solidaridad es progresista, ni el esfuerzo y trabajo carca. Hay que olvidar clichés que abocan a la mediocridad.Y esta vuelta a los orígenes, para que pueda ser exigida en la escuela, debe empezar en la familia. Debemos devolver la autoridad al profesorado, sí, pero debemos empezar ejerciéndola en el hogar.Es necesario exigir más a los alumnos, sí, pero es preciso que esta exigencia empiece en casa.

No debemos delegar la educación y la enseñanza a la escuela.Este modelo ha fracasado y conviene cambiarlo. La familia es la principal institución educadora, transmisora de valores. Nos equivocamos si confundimos el ejercicio de la autoridad con su imposición. Fuimos ingenuos al pensar que aquí cabíamos todos sin ningún límite en lugar de ejercer la hospitalidad posibilista que nos ha caracterizado. Confundimos esfuerzo y trabajo con explotación, disciplina con esclavitud y libertad con libertinaje.Nos equivocamos y debemos enmendar el error.

Recuperar sin rubor ni complejos los valores que han constituido los pilares de nuestra sociedad es una de las metas de nuestro próximo congreso, que celebraremos en octubre. Unió es un partido de valores, que defiende un modelo de sociedad basado en los principios del humanismo cristiano, que sitúa la persona, la familia y la comunidad como centro de todas nuestras políticas.En Unió tenemos claro el modelo que queremos ya que lo defendemos desde hace más de 75 años. Redefinir la forma de lograrlo es nuestra tarea inmediata. Desandar los malos pasos dados no es deshacer el camino hecho, simplemente es retomar una senda para llegar antes y más lejos. Sabiendo que los valores que reclamamos no son sólo nuestros, porque creemos en el hombre, la familia y la sociedad que se apoya en el esfuerzo, la disciplina, el respeto, el compromiso, la responsabilidad, el diálogo, el sentido común, y la solidaridad. Valores que debemos rescatar del progresismo hueco.

Joana Ortega es vicepresidenta portavoz de UDC y diputada de CiU en el Parlament de Catalunya