CATALUÑA, CAMPAÑA AL ROJO VIVO

 

  Editorial de   “Libertad Digital” del 16.06.06

 

Con un comentario al final:

 

 CATALUÑA ESTA GRAVEMENTE ENFERMA (L. B.-B., 16-6-06, 11:30)

 

 Por su interés y relevancia he seleccionado el artículo que sigue para incluirlo en este sitio web.

 

 

Al cierre de esta edición un militante de Ciudadanos de Cataluña era trasladado al Hospital Clínico de Barcelona tras ser golpeado con un casco de motocicleta por un catalanista radical. Es el último episodio de una campaña que se ha caracterizado por el matonismo político y la crispación, por la violencia cainita y los insultos. Animados por la inoperancia policial y azuzados por la irresponsabilidad de los partidos de nacionalistas y de izquierda, un número indeterminado de grupos especializados en la intimidación y la amenaza se ha hecho dueño de Cataluña. Desde la semana pasada no ha habido día sin disturbios, algaradas y contramanifestaciones al más puro estilo batasuno.

Nada de esto hubiese sido posible sin el concurso del Partido Socialista, que dio el pistoletazo de salida a la campaña con una propaganda electoral que era cualquier cosa menos un reclamo para que los ciudadanos votasen sí al Estatuto. “El PP utilizará tu voto contra Cataluña” rezaba –y reza- la publicidad socialista. Un extracto químicamente puro de revanchismo y odio que lanzaba el guante para que los más radicales hiciesen diana con el PP, como si de un muñeco del pim-pam-pum se tratase. Ese sólo fue el principio, los escupitajos, las carreras, las recriminaciones a gritos y las banderas quemadas vendrían después.

Nadie en Cataluña se ha hecho responsable de la situación. Todo lo contrario, los políticos de CiU, ERC y PSOE han formado una piña para culpar al PP y Ciudadanos de los tumultos en las puertas de sus mítines. Tanta bajeza política, tanta ruindad no se había visto nunca antes en una campaña electoral catalana. Es difícil precisar quien ha ejecutado las amenazas y las agresiones, mayormente porque el social-nacionalismo catalán dispone de infinidad de organizaciones pantalla en forma de colectivos, asociaciones juveniles, plataformas y movimientos presuntamente espontáneos. No lo es tanto, sin embargo, señalar a los inspiradores del desastre, a los que encendieron la mecha y mantienen el hogar encendido.

Detrás de esta infamia se encuentra la delegación catalana del PSOE, la que regenta José Montilla a dúo con Pasqual Maragall. Junto a ellos, los políticos del nacionalismo “moderado” y los del nacionalismo irredento han puesto su granito de arena, su pizquita de odio, su sonrisa cómplice. ¿Quién sino gritó a voz en cuello la fatwa contra el Partido Popular y todo el que disintiese del nacionalismo? Desde el funesto pacto de Tinell todo ha valido contra los populares. Desde la constitución del tripartito nadie que no fuese nacionalista ha podido respirar tranquilo.

Entre todos han sellado el fin de la democracia en Cataluña, un lugar donde, amén de una legislación nacionalista integral, ya no se puede ni convocar un mitin en libertad, donde es imposible expresar públicamente el más mínimo desacuerdo con la religión nacionalista. El dominio absoluto que sobre los medios de comunicación tiene el PSOE y CiU ha hecho más solitario si cabe este calvario. La dejación de los socialistas de otras partes de España lo a hecho más doloroso.

Salga lo que salga el próximo domingo, Cataluña no volverá a ser la misma. El Estatuto la ha partido en dos, ha sacado lo peor de su clase dirigente y ha condenado a la proscripción definitiva a todos los que se oponían a los designios nacionalistas. De esta nueva Cataluña, enemiga del pluralismo y de la libertad, quiere Montilla ser presidente. Tal vez sería dramático, tal y como apuntó ayer Mariano Rajoy en Lérida, pero le vendría como anillo al dedo. La Cataluña de hoy, recelosa y acobardada, que ni fuerza tiene para escandalizarse por tanto atropello, está hecha a su imagen y semejanza.  

 

Comentario final:

 

 CATALUÑA ESTA GRAVEMENTE ENFERMA (L. B.-B., 16-6-06, 11:30)

 

 

 

Desearía saber más cosas de psicología y psiquiatría, a fin de poder diagnosticar mejor, pero me veo obligado a manejarme con los conocimientos de que dispongo en estos momentos: mi hipótesis es que Cataluña sufre una esquizofrenia paranoide (1) que se manifiesta en disociación entre el sentimiento de identidad de algunos sectores de su población y los procesos de racionalización que se están utilizando para percibir e integrar la realidad y los sentimientos. Falla la clase política, intelectual y creadora de opinión, que es la que debería realizar esta función de racionalización, puesto que sus esquemas perceptivos están trasnochados: percibe la Cataluña actual con los esquemas del XIX, cuando la sociedad catalana, española y europea han cambiado radicalmente. Y esto le conduce al delirio, a una percepción del mundo y una orientación de la conducta totalmente desajustadas de la realidad, lo que produce brechas artificiales, pseudosoluciones y reacciones agresivas, impositivas y suicidas conducentes a cerrar falsamente la distancia entre mente y realidad derivada del delirio. De manera que el sentimiento de identidad deformado durante muchos años por el delirio perceptivo hace reventar la convivencia y daña la libertad y la democracia.

 

La sociedad catalana tiene que darse cuenta de que no se puede refugiar en el nicho nacionalista, que pretende reconstruir una sociedad monolítica, hostil hacia la realidad, la libertad y la vecindad, que se ve obligada a romper amarras consigo misma y con las condiciones de progreso y libertad hoy concretadas en la España europea y democrática. Cuanto más se avance por el camino de la esquizofrenia, más tendencias homicidas-suicidas se desarrollarán.

 

Por eso creo que Ciudadanos de Cataluña tiene una función esencial en estos momentos: es una simiente de libertad que surge desde dentro, a la que no se puede acusar de sucursalismo o atribuirle  tendencias franquistas con el fin de  deslegitimarla como se hace falsamente con el PP, y que producirá una catarsis más o menos inmediata en el país.  Ciudadanos defiende la autonomía, la libertad, el pluralismo, la democracia, la igualdad, el laicismo identitario y el bilinguismo, y sus promotores siempre han estado en esa trinchera, así que no se les puede acusar fundadamente de fascistas o enemigos de Cataluña. No tienen que sacarse ningún sambenito de encima. Y añadiría más: si el proyecto de ideario de Ciudadanos no resulta desvirtuado en el Congreso de primeros de julio, y se mantiene una concepción potente de la nación cívica, como articulación democrática de los intereses generales, opuesta a cualquier usurpación o monopolio del patriotismo, esa concepción puede ser la alternativa clara a la deriva esquizofrénica del nacionalismo.

 

Estamos viviendo momentos clave: o nos regeneramos o nos hundimos. ¡Animo, inteligencia, eficacia y suerte!

 

(1)

EXTRACTO DEL ARTICULO SOBRE ESQUIZOFRENIA DE LA ENCICLOPEDIA MICRONET

 

...Enfermedad psiquiátrica caracterizada por trastornos del estado de ánimo, de la conducta y del pensamiento. Los trastornos del pensamiento consisten en la alteración en la formación de conceptos, lo que conduce a una mala interpretación de la realidad y, a veces, a ideas delirantes y alucinatorias.

 

 

...Sintomatología

 

Los síntomas que aparecen en la esquizofrenia se pueden dividir en dos tipos:

 

-Positivos, que son distorsiones o exageraciones de funciones normales. Consisten en: alucinaciones (alteraciones de la percepción), ideas delirantes (alteraciones del pensamiento deductivo), discurso desorganizado (alteraciones del lenguaje), comportamiento extraño (alteraciones de la conducta), etc.

 

-Negativos, que consisten en la disminución de una función normal. Son: alogia (disminución del flujo del lenguaje), embotamiento afectivo (disminución de la expresividad emocional), abulia, apatía, anhedonia.

 

La esquizofrenia es muy polimorfa, tanto en sus formas clínicas como en la sintomatología.

 

Los trastornos del pensamiento son el fenómeno más característico de la enfermedad. Cursan en varias fases (fases de Conrad). La primera fase se denomina trema y en ella el enfermo se siente incómodo, presiente que algo grave va a pasar, pero no sabe lo que es, lo que le genera una gran angustia. Tiene la sensación de que el mundo está cambiando, de que está cambiando la realidad.

 

La siguiente fase es la apofanía, en la que el mundo que se está destruyendo cristaliza en una nueva forma de ver la realidad. El enfermo tiene una revelación que le explica el porqué de esa nueva realidad. En esta fase aparecen los delirios.

 

La tercera fase es la de anantrophe, y en ella se produce un cambio en la realidad interior del individuo, que siente que todo comienza a girar en su torno y aparecen en él delirios de grandeza (el individuo cree, por ejemplo, que es Dios) y delirios de persecución (siente que es perseguido).

 

Por último se produce la fase de apocalipsis, que se caracteriza por una destrucción absoluta, con un gran deterioro. Hoy esta fase casi nunca aparece por el tratamiento con neurolépticos.

 

En la esquizofrenia, los patrones de interpretación de la realidad que se van configurando a lo largo de la vida se destruyen parcialmente. Aparece un fenómeno que se denomina "poner en relación sin sentido" y que puede ocasionar percepciones delirantes (el sujeto percibe bien pero le da una interpretación delirante, por ejemplo, ve un número de matrícula de un coche y eso le indica que lo van a matar). Además de las percepciones delirantes, en esta patología aparecen las inspiraciones delirantes (por ejemplo, al enfermo de repente le llega la idea de que es Dios), y las cogniciones delirantes, que, a diferencia de las inspiraciones, implican un proceso mediante el cual se llega al delirio.

 

Basándose en estas tres perturbaciones formales del pensamiento, el enfermo construye su propia realidad. El esquizofrénico ha sufrido un derrumbamiento de la realidad, pero, como no se puede vivir sin ella, reinventa su propia realidad con estos tres elementos.

 

...

c) Esquizofrenia paranoide

 

Su aparición es más tardía, pero siempre antes de los cuarenta años. Los cuadros delirantes alucinatorios son típicos de esta forma clínica y la temática de los mismos suele ser autorreferencial (de persecución, de grandeza...). Los pacientes a menudo muestran un comportamiento errático e impredecible. Los síntomas son, sobre todo, positivos, lo que hace que respondan mejor a los fármacos antipsicóticos.