¿QUÉ PASA EN CATALUÑA?

 

 Artículo de M. Martín Ferrand en “ABC” del 12.10.06

 

 Por su interés y relevancia he seleccionado el artículo que sigue para incluirlo en este sitio web. 

 

Quienes tenemos la experiencia y la memoria de una Cataluña confortable y esponjosa, abierta y cosmopolita, asistimos con tanto dolor como inquietud a un proceso degenerativo que marca el retroceso cultural y convivencial de una tierra que siempre estuvo en la vanguardia española y que, en la actualidad, abunda en síntomas de trogloditismo antidemocrático. En las últimas horas, por no abundar en la distancia de los recuerdos, se han suscitado en Cataluña tres inequívocas y significativas señales de alarma: la agresión, en Martorell, a Ángel Acebes y Josep Piqué; la supresión de la cumbre de los ministros europeos de Vivienda que se iba a celebrar, en Barcelona, el lunes próximo y, a la vista de la tensión dominante, una recomendación de los Mossos d´Esquadra para que no se celebre este domingo el encuentro futbolístico entre el Barça y el Sevilla.

Lo de Acebes y Piqué se comenta por sí solo. Una sociedad que no es capaz de tolerar la presencia y el pregón de unos líderes políticos con representación en el Congreso y en el Parlament y que, al grito de «fuera fachas», agrede a los líderes de un partido legal decae en el derecho al respeto. Tanto como las autoridades que no fueron capaces de prevenir y, en su caso, reprimir tan bárbara conducta. Malos vientos y peores augurios en el arranque de una campaña electoral en la que, con base en el Pacto del Tinell -éste sí que profundamente fascista-, se trata de marginar al partido que, se supone, preside Mariano Rajoy. La radicalidad excluyente, y más cuando cursa con violencia, puede bautizarse con distintos nombres, pero sólo uno resulta certero y preciso: totalitarismo.

El caso de la suspensión, por razones de seguridad de la cumbre de los ministros de Vivienda de la UE, hermana las incapacidades de María Antonia Trujillo, vieja conocida en los escenarios del ridículo, con las del titular de Interior y los responsables del orden público en la Generalitat. Si el movimiento «okupa», raíz de la cuestión, resulta incontrolable para todas nuestras policías -muchísimas, demasiadas- no es cosa de ahorrarles unos gritos a los colegas europeos de la singular señora Trujillo. Más bien parece obligado decretar el estado de sitio y señalar un toque de queda en hora anterior a la puesta de sol.

Amplíese la consideración anterior, que no es baladí ni retórica, al temor de los Mossos de que un Barça-Sevilla pueda llegar a desatar un grave tumulto callejero para formularnos una pregunta crucial: ¿Qué pasa en Cataluña? No hay efectos sin causa y la vigente quiebra del sentido de la autoridad, piedra angular de la convivencia democrática, toma razón del extenuante y continuo debate sobre las responsabilidades y ámbitos de actuación de los distintos planos de la autoridad en un punto concreto de España. Una nación no se rompe por sus límites regionales, lo hace por donde puede.