EL TUERTO ES EL REY

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Artículo de Leonor Mayor en “El Mundo” del 05 de mayo de 2008

Por su interés y relevancia he seleccionado el artículo que sigue para incluirlo en este sitio web.

 

Ciutadans ha sido el último en apuntarse al carro del conflicto. En el PP y ERC ya estaban muy peleados y CIU cualquier día se suma a la moda. Ahora, el PSC es el rey, pero solo porque vive en el país de los tuertos.



Cataluña era otrora el oasis de la política española. Andaban los políticos bien avenidos en tiempos de Jordi Pujol o, al menos, lo parecía. Durante aquellas dos décadas largas hubo pocas desavenencias internas en los partidos de ésas que tanto motivan a los periodistas.

Los de Esquerra fueron pioneros con aquella escisión del Partit Independestista (PI) protagonizada por Angel Colom y Pilar Rahola. Entre CDC y Unión siempre hubo fricciones, aunque nada que Pujol no pudiera controlar. También en el PP y el PSC conviven sus distintas familias de toda la vida, pero nunca la sangre llegó al río.

Los políticos catalanes habían acatado hasta ahora las disciplinas de sus respectivos partidos para hacer realidad lo del oasis catalán. Ahora, las cosas han cambiado. Se ha abierto la veda y los enfrentamientos indisimulados en muchas de las fuerzas políticas catalanas son la comidilla de propios y extraños.

Los últimos en apuntarse a esta nueva moda han sido los de Ciutadans. El pasado verano vivieron un Congreso digno del guinness de los récords. La Ejecutiva reprobó la gestión de su presidente, Albert Rivera.

Se presentó una candidatura alternativa encabezada por Luis Bouza-Brey, pero, después de muchas discusiones sobre si las listas debían ser abiertas o cerradas y similares, Rivera se impuso nuevamente como presidente del partido y la crisis se dio por zanjada.

Poco le ha durado la alegría al joven líder de Ciutadans. El pasado martes, sus dos compañeros de filas en el Parlament, José Domingo y Antonio Robles, convocaron a la prensa para anunciar que no están nada contentos con su presidente y proponer que se celebre un nuevo congreso de carácter extraordinario en el que se debata su continuidad al frente de la formación.

Ciutadans tomaba así el relevo al PP catalán, donde las cosas están que arden. Daniel Sirera, Alberto Fernández y Montserrat Nebrera compiten por ocupar el cargo que el pasado julio dejó Josep Piqué. Su rivalidad origina casi a diario episodios de confrontación que la prensa ofrece encantada como si se tratase de una de aquellas antiguas novelas por entregas.

Es verdad que la trama del PP no es del nivel de El conde de Montecristo, aunque, como en la de Esquerra, se acercan un poco más al mundo de traiciones y venganzas ideado por Alejandro Dumas. En el caso de ERC no son tres, sino cuatro, los dirigentes que luchan por controlar el partido.

Tras sus candidaturas hay de todo, antiguas amistades hoy convertidas en enemistades, desengaños, planteamientos opuestos y hasta algún que otro golpe bajo. Los militantes serán el abate Faria que dirima el conflicto. Votarán el próximo 7 de julio y decidirán quién es su nuevo presidente: Joan Puigcercós, Ernest Benach, Jaume Renyer o Joan Carretero.

Mientras, los de CiU están más o menos calmados, aunque las discrepancias entre Artur Mas y Josep Antoni Duran no son precisamente un secreto y cualquier día se deciden a tomar el relevo y a dar más que hablar que los de Esquerra, Ciutadans y el PP juntos.

¿Y el PSC? El PSC es el rey. Su presidente, José Montilla, ha conseguido tener a la gente de su partido bien calladita, como a él le gusta. Su congreso, que también se hará en julio, se prevé triunfal, pues los socialistas han logrado gobernar en todas las administraciones.

Al PSC le va muy bien, pero quizá sea sólo porque es el tuerto en el país de los ciegos. Hay más de uno que todavía no ha olvidado la traición a Pasqual Maragall y es posible que una retaguardia ahora dormida esté esperando el momento oportuno para dar la batalla.