CRÍTICOS DEL PSC TEMEN QUE MONTILLA IMPONGA EL CATALÁN SI DESPLIEGA EL NUEVO ESTATUT

 

 Informe de Leonor Mayor en “El Mundo” del 31.07.06

 

 Por su interés y relevancia he seleccionado el informe que sigue para incluirlo en este sitio web. 

 

BARCELONA.- Ni la aprobación del Estatut ni la elección de un charnego, José Montilla, como candidato del PSC a la presidencia de la Generalitat han logrado acallar las voces que en el seno del socialismo catalán critican la deriva nacionalista emprendida por su partido.

 

Todo lo contrario. Agora Socialista, una de las corrientes críticas del PSC, ha redactado un manifiesto en el que hace público su temor a que el desarrollo del texto estatutario «dé a Cataluña una situación de privilegio en detrimento del Estado» y «consagre» en esta comunidad un régimen «monolingüe».

Este movimiento -integrado por militantes y antiguos dirigentes del PSC- asume la «validez legal y jurídica» del texto aprobado por los catalanes en el referéndum del pasado 18 de julio. Pero advierte de que el escaso apoyo que obtuvo -apenas un 48% del censo acudió a votar- pone «en entredicho su validez como herramienta para la igualdad de todos los catalanes».

La principal preocupación de los autores del manifiesto es la de que la consagración del deber de saber catalán en el Estatut «derive en el arraigo de prácticas discriminatorias sobre las capas menos favorecidas de la población, tanto en el mundo laboral, en el que se verán afectadas en sus posibilidades de acceso e integración social, como en el aprendizaje».

Agora Socialista no duda en criticar la «vocación» estatutaria de hacer de Cataluña una «comunidad monolingüe en contra de una realidad social que en modo alguno encaja con esa pretensión», al establecer el catalán como lengua única en la enseñanza, la Administración, o los medios de comunicación, según explica uno de sus dirigentes, Pepe Castellano.

Por eso, este movimiento pide a la dirección de su partido «prudencia» a la hora de aplicar el Estatut, sobre todo, «tras el paupérrimo apoyo popular obtenido en su referéndum de ratificación».

Este sector crítico del socialismo catalán insiste en la necesidad de «recobrar la sensibilidad hacia la población» y olvidar las reivindicaciones nacionalistas. Incluso, llega a replantearse el propio acuerdo fundacional del PSC. El Partit dels Socialistes de Catalunya se creó en 1978 con la fusión de tres partidos de izquierdas: Congrés, de carácter catalanista; PSC Reagrupament, de índole socialdemócrata y marcadamente catalanista, y la Federación catalana del PSOE, que era de tipo obrerista.

Durante casi 30 años la corriente catalanista y la obrerista han convivido. Pasqual Maragall sería el representante de los primeros, Montilla el de los segundos. En su momento, parecía que el actual candidato a la presidencia de la Generalitat -junto a los llamados capitanes del Baix Llobregat- representaba al sector más jacobino del partido y se encontraba más en sintonía con el PSOE que con el catalanismo de algunos de sus compañeros de filas, como Raimon Obiols o el propio Maragall.

La comisión permanente de Agora Socialista procede de la Federación del PSOE. Está integrada, entre otros, por Castellanos -que fue teniente de alcalde en el Ayuntamiento de Hospitalet de Llobregat-, Justo Domínguez -que fue diputado en el Parlament por el PSC- o el sociólogo Olegario Ortega. Todos ellos situados en la órbita del sindicato UGT.

Ahora, observan como los antiguos capitanes del PSC «se han abrazado al poder y sorpresivamente han hecho seguimiento de las tesis nacionalistas. No creen que Montilla sea un auténtico nacionalista, pero piensan que «se ha rendido a determinado entorno» y tienen muchas dudas de que lo que consideran la deriva nacionalista del PSC se frene ni siquiera en el caso de que Montilla llegue a ser presidente de la Generalitat.

Por eso han redactado el manifiesto y para ello han contado con la colaboración de Ciutadans, el partido creado recientemente por Boadella y otros intelectuales catalanes; la de otras corrientes críticas del PSC y la de personas de izquierdas ajenas al partido.