¿PUEDE UN MINISTRO DE ESPAÑA RESPALDAR A QUIEN INSULTA A ESPAÑA?

 

  Editorial de   “El Mundo” del 12.09.06

 

 Por su interés y relevancia he seleccionado el editorial que sigue para incluirlo en este sitio web. 

 

Pocas imágenes ilustran mejor la degeneración política en la que vive instalado el socialismo catalán que la nada casual composición que preside hoy la portada de EL MUNDO. En plena fiesta catalana, en primerísima fila y codo con codo con la trajeada plana mayor del PSC, destaca como un anuncio fluorescente un miembro de las juventudes que viste una camiseta blanca con la leyenda: «Tots som Rubianes (Todos somos Rubianes)».

A nadie se le escapa que ni la prenda ni el personaje están ahí por casualidad. Es evidente que los socialistas catalanes querían aprovechar el acto de máxima exaltación nacional de Cataluña para reclamar su pedigrí nacionalista a base de proclamar su identificación con el actor que hace sólo unos meses insultó zafia y soezmente a España y a los españoles en la televisión pública catalana.

Da la impresión de que la retirada de la obra de Rubianes del madrileño Teatro Español ha abierto una puja siniestra entre los partidos catalanes, que compiten en agasajos a un cómico cuyo principal capital político es una catarata de insultos que a estas alturas aún no ha retirado. Si la semana pasada ayuntamientos de CiU sufragaban -con dinero público- nuevas funciones de Lorca eran todos, ayer a cambio los líderes del PSC trataron de elevar al actor a los altares del martirologio catalanista ante el mismísimo monumento a Casanova.

Lo ocurrido es de una gravedad extrema. No sólo porque la dirección del PSC aparezca en las fotos respaldando a Rubianes sino porque probablemente piensa que prestándose a ello puede frenar la sangría de votos en el sector más nacionalista de su electorado, descontento con la nada airosa retirada de Maragall. La fotografía de ayer demuestra que ni al candidato Montilla ni al ministro Clos ni a la vicepresidenta del Congreso Carme Chacón ni al resto de la plana mayor del PSC les incomoda identificarse con quien, preguntado sobre la unidad de España, ha mandado «a tomar por el culo» a los españoles para después añadir: «Ojalá les exploten los cojones y vayan al cielo sus cojones, que se vaya a la mierda la puta España».

Pero lo tremendo no son las palabras de Rubianes -un particular, al fin y al cabo-, sino la reacción de la devaluada clase política catalana, que eleva la voz en defensa de la libertad de expresión de un artista que estrenará igualmente su obra en otro teatro madrileño mientras mantiene un ominoso silencio sobre las agresiones que reciben algunos de sus conciudadanos por decir lo que piensan. Hay que recordar el exilio interior de Boadella, las agresiones a Acebes, a Rajoy y a Arcadi Espada y el triste hecho de que el PP catalán no haya asistido por segundo año consecutivo a la ofrenda floral de la Diada para evitar la lluvia de huevos e improperios. ¿Por qué nadie en la cúpula del PSC apareció ayer con una camiseta con la leyenda Todos somos Piqué o Todos somos Arcadi Espada?

Ya que la autonomía orgánica del PSC le ata de manos para lo demás, la foto de ayer debería llevar al menos a Zapatero a destituir a su flamante nuevo titular de Industria. ¿O acaso puede un ministro de España identificarse públicamente con quien insulta a España y seguir en el cargo?