EL 'SENTIDO COMÚN' SE AFILIA A LA RESISTENCIA

 

 Artículo de Victoria Prego en “El Mundo” del 24.10.06

 

 Por su interés y relevancia he seleccionado el artículo que sigue para incluirlo en este sitio web.

 

Ecuador de una campaña autonómica catalana tediosa y repetitiva, sólo animada por las ocurrencias de marketing a cargo de las últimas hornadas de líderes de Convergència i Unió que no han hecho sino empujar al ridículo o al escándalo democrático a la opinión publica que observa el asunto desde una higiénica distancia.Repartidas las cartas, lo único claro es lo desesperadamente que los dos grandes partidos CiU y PSC tratan, uno de ellos recuperar el poder perdido, y el otro no perder el que consiguió arañar en noviembre de 2003. Esta evidencia fue uno de los argumentos estrella del líder del PP Josep Piqué que ayer hizo en Reus, más que un discurso, un mítin ante un público entregado porque - él lo resaltó ayer- el voto del PP en Cataluña, es escaso pero «sólido como una roca». De esta realidad tiraron tanto el candidato como el presidente del partido, Mariano Rajoy, para defender el «sentido común» como lema de campaña y para ahondar una y otra vez en la ofensa política y emocional que el intento de exclusión del PP de la vida política en Cataluña supone no sólo para la militancia sino para una parte importante de la población no adscrita a opciones ideológicas marcadas.

Y la verdad es que, dejando aparte la intervención de Rajoy, relajada, algo errática y sin una clara estructura, el de ayer fue un acto de resistencia en torno a la frase pronunciada entre aplausos por el presidente del PP en Tarragona, Miguel Angel Lopez Mallol: «¡De aquí no nos van a echar, que les quede muy claro!». A partir de ahí y hasta el final del acto, la palabra España se pronunció tantas veces como se pronunció la palabra Cataluña, y este es uno de los raros rasgos de los mítines del PP en esta tierra. Porque, fuera de sus actos y, desde hace unos meses, de los del nuevo partido de los Ciudadanos, hace ya mucho tiempo que no se escucha a los líderes políticos catalanes hablar de España si no es para desdeñarla o acusarla de algún agravio.

«Nos hemos quedado solos en la defensa de Cataluña en España y de España en la Constitución» dijo Piqué después de haber explicado un dato sorprendente y que habrá que estudiar despacio: que Cataluña es «desde hace mucho tiempo» la comunidad más abstencionista del país en las elecciones autonómicas.

Eso puede explicar la intensa dedicación de los dirigentes populares ayer para llamar a las urnas a los más o menos 600.000 que votan a su partido en las generales, de los que 200.000 se quedan en sus casas muy evidente ayer hasta qué punto es esencial para el PP, que tiene ahora 15 diputados en el Parlament, tener la oportunidad de mantener sus escaños para poder aspirar a influir en algo en la política catalana, que es tanto como decir en la política nacional. «Lo que nos estamos jugando es que quien condicione la vida política vuelva a ser Carod Rovira», explican con preocupación, sabiendo que el Gobierno de España depende en mucho de los pactos que se cierren en Cataluña.

Esta es la modesta apuesta del PP: estar en condiciones de ofrecer a CiU un cierto apoyo parlamentario, aunque «nunca más daremos un cheque en blanco a los desgradecidos de CiU, esos señoritos», advirtió Rafael Luna, secretario general del PP y candidato por Tarragona.

Ayer estaba la Policía Nacional protegiendo el acto, así que no hubo incidentes. Y eso es noticia.