LA MODERACIÓN DE CIU



 Artículo de Pablo Sebastián en “La Estrella Digital” del 01.12.05

 

 Por su interés y relevancia he seleccionado el artículo que sigue para incluirlo en este sitio web.

Los primeros dirigentes de Convergència i Unió han salido a la palestra como abanderados de la moderación en un intento tardío y desesperado por recuperar la imagen perdida de la política catalana en el conjunto del debate nacional español. Artur Mas le ha ofrecido a Zapatero un pacto político para un futuro no lejano en aras de lo que él llama el final de la crispación, que según los de CiU la promueven tanto la Esquerra como el PP, lo que no es verdad porque la crispación emana del desafío constitucional lanzado por Cataluña en general, en el que CiU tiene una altísima responsabilidad por su desvarío a la hora de echar carreras de soberanía e independentismo con ERC.

Es verdad que las últimas encuestas electorales hechas públicas en Cataluña por la propia Generalitat le otorgan a CiU y al PSC una posición de empate, lo que significa una mejora de las posiciones electorales de los de CiU con respecto a los últimos sondeos de hasta cuatro puntos para empatar con el PSC, en un 20 por ciento de intención de voto. Y puede que Artur Mas, Duran Lleida y Jordi Pujol, que reaparece una y otra vez en la escena política, aparezcan como más moderados que Maragall y Carod-Rovira en el debate interno de Cataluña. Pero los de CiU no son ajenos al clima de crispación porque esa crispación y el enfrentamiento entre catalanes y el resto de los españoles no ha partido de Madrid sino de Cataluña, aunque ha tenido en Madrid un colaborador necesario que no es otro que el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, al darle alas a un Estatuto catalán que rompe la solidaridad nacional, la convivencia entre españoles y la propia Constitución.

Que ahora los de CiU se ofrezcan a Zapatero tiene una fácil explicación, lo hacen para romper el Gobierno tripartito de Cataluña y sobre todo para que Pujol y su entorno se busquen una revancha política y personal frente a un Pasqual Maragall que esta bajo mínimos y que ha sido prácticamente inhabilitado por su partido y socios de Gobierno, que ni siquiera le permiten hacer una remodelación de su gabinete. Pero en la política nacional española los dirigentes de CiU no están para dar cursillos políticos a nadie, y mucho menos de moderación y serenidad. Porque ellos han avivado el fuego del soberanismo en Cataluña y han pretendido romper la Constitución, y especialmente la solidaridad interregional española con la reforma del sistema de financiación catalán que han querido asimilar al modelo vasco del cupo a sabiendas de que eso era imposible de practicar.

Está bien que los de CiU hablen de moderación, pero que empiecen por el ejemplo, por retirar la palabra nación del Estatuto, por abandonar la reforma insolidaria de la financiación, por acabar con el chantaje lingüístico en Cataluña, que es inconstitucional porque ningún español puede ser multado o discriminado por utilizar su lengua en territorio español hablando el castellano y eso no se puede consentir. Y ésa es la moderación, entre otras muchas cosas, que debe aportar CiU al debate catalán. Pero eso no lo van a hacer, como no van a respetar como se debe la bandera española ni los signos de identidad nacional de España, empezando por el idioma español.