POR CATALUÑA CON LA CONSTITUCIÓN
Artículo de Mariano Rajoy, Presidente del Partido Popular, en “ABC” del 05.01.06
Por su interés y relevancia he seleccionado el artículo que sigue para incluirlo en este sitio web.
La propuesta de reforma del 
Estatuto de Cataluña entrará en pocas semanas en un nuevo escenario de debate, 
esta vez en la Comisión Constitucional del Congreso de los Diputados. De este 
modo sigue su tramitación, cubriendo etapas parlamentarias que exigen al Partido 
Popular la defensa de su posición en cada una de ellas con firmeza y coherencia, 
aunque adaptándose, como es lógico, a los diferentes momentos procesales por los 
que discurre una reforma estatutaria que es contraria a la Constitución española 
de principio a fin.
Como anuncié en noviembre, nuestro partido estará en la Comisión Constitucional. 
Lo hará para defender lo que ha venido diciendo desde que comenzó el debate del 
Estatuto de Cataluña: que estamos ante una reforma encubierta de la Constitución 
que modifica aspectos fundamentales de ella, exigiendo de nuestro partido el 
empleo de todos los resortes legales y parlamentarios que eviten su aprobación 
tal y como está redactada y concebida.
La posición que venimos defendiendo es la misma desde el principio. Es de sobra 
conocida. La expuse en el pleno del pasado 2 de noviembre y la reitero ahora, ya 
que marcará nuestra actuación en la citada comisión. Nos oponemos al texto 
remitido por el Parlament de Cataluña porque defendemos que la soberanía está en 
manos del conjunto de los españoles. Por eso, afirmamos que la única nación 
posible es la Nación española; que es imprescindible la conservación de un marco 
institucional y competencial que haga efectivo un Estado viable; que todos los 
ciudadanos españoles son iguales en derechos, deberes y oportunidades, y que la 
cohesión social y la solidaridad son conquistas irrenunciables por parte del 
Estado social y democrático de Derecho que es España desde que se aprobó la 
Constitución de 1978. Finalmente, defendemos un marco de libertad para Cataluña, 
ajeno a cualquier voluntad intervencionista que lastre el futuro de la sociedad 
catalana en el siglo XXI.
Y así, en cada trámite procesal por el que ha discurrido la propuesta de reforma 
estatutaria catalana hemos sostenido estas ideas. Venimos dando una rigurosa 
batalla jurídica y política a todos los niveles y así seguirá siendo. Nuestra 
responsabilidad institucional exige que defendamos estas ideas con todos los 
instrumentos que permite la Ley. Por eso, nos hemos opuesto a la tramitación de 
la reforma en la Mesa del Congreso, la hemos debatido luego en el Pleno y ahora 
lo haremos en la Comisión, sin olvidar que hemos interpuesto un recurso de 
inconstitucionalidad contra la misma porque entendemos que vulnera la 
Constitución ya que la modifica sin acudir a los mecanismos que establece 
nuestra Carta Magna.
En ningún momento, hasta ahora, el Gobierno ha prestado atención a nuestros 
argumentos. Se empeña más bien en excluir sistemáticamente al Partido Popular de 
los contactos que, con absoluta falta de transparencia, está manteniendo en los 
días previos al inicio de los trabajos de la Comisión Constitucional.
Creo, sin embargo, que este esfuerzo de debate que ha asumido el Partido Popular 
está dando sus frutos. Es más, considero que nadie puede discutir que son cada 
vez más las voces que reclaman, incluso en las filas del PSOE, que la reforma 
del Estatuto catalán se ajuste escrupulosamente a la Constitución. Si estas 
voces aumentan cada día es porque el Partido Popular viene insistiendo en 
descubrir a la opinión pública en Cataluña y el resto de España la 
inconstitucionalidad de esta propuesta de reforma. De ahí la importancia de 
participar activamente en el seno de la Comisión Constitucional y defender 
nuestra tesis en ella. Estamos ante un debate en el que la voz de nuestro 
partido debe escucharse dentro de las instituciones. Manteniéndonos de brazos 
cruzados no evitaremos la inconstitucionalidad de la propuesta. Sin embargo, 
discutiendo y defendiendo nuestra posición conseguiremos, al menos, que quede 
denunciada de forma pormenorizada la inconstitucionalidad de la propuesta de 
reforma.
El PSOE tendrá que decidir si respalda a sus socios o al PP en la defensa que 
haremos de los siguientes principios a través de nuestras enmiendas: que la 
soberanía corresponde al pueblo español en exclusiva; que el Estatuto de 
Cataluña debe respetar la Constitución; que ha de preservar siempre la igualdad 
entre los ciudadanos; y que debe garantizar la libertad de éstos frente a los 
poderes públicos y eliminar el intervencionismo que impregna todo el texto de la 
propuesta de reforma.
Las enmiendas que hemos presentado están al servicio de los ejes básicos de 
nuestra posición en este asunto. Conforme a ellas reclamamos el mantenimiento 
del Preámbulo y el Título Preliminar del Estatuto catalán de 1979, porque afirma 
que la soberanía corresponde al conjunto de los ciudadanos españoles, que España 
es una nación y que Cataluña es una nacionalidad, no una nación aparte de ella o 
cualquier otro sinónimo que nazca de la transacción entre partidos. Proponemos 
la supresión de todos los artículos de la propuesta en los que se evidencia la 
pretendida relación bilateral entre la Generalitat y el Estado. En el texto 
propuesto, se le atribuye a la Generalitat competencia exclusiva sobre 
prácticamente todos los asuntos que afectan a los catalanes, al tiempo que la 
sitúa en una situación privilegiada para codecidir lo que afecta a todos los 
españoles. Exigimos que el reparto de competencias que fija la Constitución sea 
rigurosamente respetado, salvaguardando así lo relativo a la legislación básica, 
las competencias exclusivas del Estado y la unidad jurisdiccional, entre otros 
asuntos.
Es además imprescindible la conservación de un entorno competencial e 
institucional que haga posible y efectivo un Estado viable, capaz de cumplir con 
eficacia y diligencia operativa las funciones de un Estado moderno.
Por otro lado, planteamos un amplio paquete de enmiendas con el fin de preservar 
la igualdad entre los ciudadanos. Las más significativas son la supresión del 
Título I de la propuesta de reforma, el relativo a los derechos y deberes, y el 
Título VI, el relativo a la financiación. Cualquier modificación del modelo 
vigente de financiación debe abordarse de forma multilateral y entre todas las 
Comunidades Autónomas. Asimismo defendemos que la lengua no sea un factor de 
discriminación, reclamando la vigencia de la redacción del Estatuto de 1979 ya 
que hace compatible la defensa y promoción de la lengua catalana con la igualdad 
de trato que deriva de un auténtico bilingüismo.
Finalmente hemos presentado otro grupo de enmiendas que defienden la libertad de 
los ciudadanos frente a los poderes públicos y suprimirán el intervencionismo 
que impregna el texto de la reforma de una manera abusiva y antiliberal. Nos 
encontramos ante una reforma que presenta un fuerte componente ideológico, cosa 
inédita en un texto normativo que debe ser, al margen de la ideología de sus 
proponentes, un marco neutral. Así, la propuesta recurre a fórmulas económicas 
obsoletas que atribuyen a la Administración un papel desmesuradamente 
interventor, tanto en la economía como en la sociedad. Promueve un modelo 
económico inútil para el entorno globalizado del siglo XXI en el que vivimos ya 
que incrementa el peso del sector público y potencia el establecimiento de 
trabas y burocracia.
Por poner un ejemplo, los términos promover, fomentar, intervenir y planificar 
que aparecen 20 veces en la Constitución se usan en la propuesta de reforma del 
Estatut de Cataluña en 127 ocasiones. De hecho, el verbo «intervenir» se emplea 
dos veces en la Constitución y 22 en la reforma, mientras que «planificar» 
aparece en dos ocasiones en la Constitución y en 50 en el texto de la propuesta.
Con esta línea de acción pretendemos hacer constitucional una propuesta de 
reforma que es contraria a nuestra Carta Magna. Enmendamos su articulado 
volviendo a la redacción del vigente Estatuto de 1979, aunque incorporando las 
transferencias y los cambios legislativos que han sido reconocidos por la 
jurisprudencia del Tribunal Constitucional. De este modo queremos mostrar 
nuestra disposición constructiva a hablar con el PSOE, tal y como venimos 
haciendo en materia territorial desde la Transición, pero recordando a los 
socialistas que sólo llegaremos a acuerdos si se respeta la Constitución.
Soy consciente de que hasta ahora el presidente Rodríguez Zapatero ha desoído 
los llamamientos de consenso que le he planteado desde el pasado 14 de enero. 
Sin embargo, albergo la esperanza de que esta vez anteponga -como hacemos en el 
Partido Popular- el interés de la inmensa mayoría de los españoles al de quienes 
desde su partido le animan a buscar un acuerdo que, sobre todo, satisfaga las 
expectativas del tripartito que gobierna en Cataluña y, en especial, a sus 
socios de ERC. Esperemos que el compromiso con España prime sobre los 
compromisos personales del presidente del Gobierno. De lo contrario a buen 
seguro que el pueblo español se lo recriminará muy pronto.