RAJOY CRITICA EL EMPEÑO DE QUERER APROBAR EL ESTATUTO SÓLO PARA «SALVAR LA CARA A ZAPATERO»

 

Reportaje de  Carmen Remirez De Ganuza. Enviada especial

 

 Por su interés y relevancia he seleccionado el artículo que sigue para incluirlo en este sitio web.

 El formateado es mío (L. B.-B.)

 

Acusa a los «intelectuales de izquierda» de haberse convertido en «intelectuales gubernamentales» - El líder del PP dice en Lisboa que el día 30 pedirá la «retirada» del texto por sensatez y patriotismo

 

 

 

Mariano Rajoy anunció ayer que elegirá la línea más dura de la estrategia popular para combatir la próxima semana, en el Pleno del Congreso de los Diputados del día 30, el proyecto de Estatuto de Cataluña que hoy termina de votarse en la Comisión Constitucional. El líder del PP dejó claro ayer en Lisboa que, tal como advirtió meses atrás, al puercoespín del Estatuto nadie le ha hecho la permanente. Si bien admitió que lo que «se ha aprobado en el Congreso es distinto» al texto remitido por el Parlament de Cataluña, aseguró que es «igual de malo» y volvió a pedir su «retirada», como hizo el pasado 2 de noviembre. «Lo más patriótico y lo más sensato», dijo, «es retirarlo y empezar de nuevo».

Pero esta vez, Rajoy formuló una nueva acusación política a sus adversarios. Reprochó a los «intelectuales de izquierda» haberse convertido en «intelectuales gubernamentales» empeñados en «salvar la cara a Zapatero». «Aquí no importan ni las ideas ni los ciudadanos ni la gente. Aquí hay que salvar la cara a Zapatero, porque si no hay Estatuto», explicó, «esto para él es una catástrofe».

El presidente del PP, que protagonizó ayer su primera salida oficial al extranjero de estos dos años en la oposición -al margen de sus desplazamientos a Bruselas- para visitar a Aníbal Cavaco Silva en su recién ocupado palacio presidencial, otorgó al Estatuto de Cataluña la máxima prioridad política. No en vano, éste fue uno de los asuntos por los que mayor interés mostró su correligionario político y máximo mandatario luso.

Rajoy cumplió ayer con los dos discursos exhibidos por el PP a lo largo del último año en contra del Estatuto. En línea con la estrategia moderada, el líder popular desglosó las razones por las cuales el texto que está a punto de aprobarse y ser sometido a referéndum en Cataluña es «malo» para los españoles y para los catalanes en particular, en lo que presupone de norma intervencionista y perjudicial para sus intereses. Dijo, además, que se trata de un texto «ininteligible», como resultado de la contradicción entre el esfuerzo del Gobierno por decir que «lo han recortado» y el de los nacionalistas catalanes en decir lo contrario. «Lo que han hecho», dijo, «es sumar letras». Añadió, por otro lado, que frente al Estatuto de 1979, que fue «pacífico», el de 2006 sólo ha generado «división», tanto en la sociedad catalana como entre Zapatero y Maragall, entre los militantes de CiU y entre el presidente del Gobierno y ERC. En este sentido, se puso del lado del consejero de Gobernación de la Generalitat, Joan Carretero, por criticar a Zapatero. Así, aseguró Rajoy, «el Estatuto que fue del tripartito pasó a ser el de Zapatero y Mas, para llegar a ser el de nadie».

Pero dicho todo esto, el líder popular rescató el discurso de «se rompe España», con el que vino a resumir el 3 de diciembre su emplazamiento soberano y liberal a los ciudadanos españoles en la Puerta del Sol de Madrid. Rajoy volvió así a la línea dura de la estrategia popular. Aseguró que «desgraciadamente, el tiempo nos ha dado la razón» y «el proyecto es manifiestamente contrario a la Constitución». Enfatizó que «pone en tela de juicio la soberanía nacional», que «introduce el término nación», que instaura una «relación bilateral propia de un Estado confederal», que «define las competencias del Estado», que «impone el deber de conocer la lengua» y que «atribuye» a la comunidad autónoma de Cataluña unas «competencias en materia de relaciones exteriores que», ironizó, «cuando lo vean en la Unión Europea se van a quedar maravillados».