ENTREVISTA A JOSEP PIQUÉ, PRESIDENTE DEL PP DE CATALUÑA 

«Los socialistas deberán explicar por qué votan una cosa aquí y otra allá» 

 Por Marcos Pandeiro, en “La Razón” del 02.10.05

 Por su interés y relevancia, he seleccionado la entrevista que sigue para incluirla en este sitio web. (L. B.-B.)

Barcelona.- La proposición de ley para la reforma del Estatuto de Cataluña fue aprobada este viernes con el apoyo de todos los grupos, con excepción del PPC. Josep Piqué repasa las últimas horas de las negociaciones y reafirma sus argumentos, convencido de que el tiempo avalará la postura de su partido.


- ¿Qué le pareció la jornada del jueves en el Parlamento de Cataluña, cuando el tripartito y CiU lograron pactar el Estatut tras horas de reuniones y miles de correrías?


- Creo que fue la expresión de la frivolidad y de la improvisación permanente que ha rodeado el proceso estatutario. A lo largo de los meses se ha evidenciado una notable falta de rigor jurídico, así como una carencia de trabajos técnicos, necesarios para preparar una reforma como la del Estatut. Al final, el caos del jueves condujo incluso al olvido de la imprescindible cortesía parlamentaria y se acordaron transacciones sin que tan siquiera nuestro grupo parlamentario pudiera examinarlas. Aunque debo decir que finalmente el presidente de la cámara, el señor Benach, atendió nuestra petición, concediéndonos una hora para estudiar mínimamente el contenido.


- Usted se reunió con el presidente de la Generalitat, Pasqual Maragall, pocas horas antes de que se sellara el pacto final. ¿Qué dio de si ese encuentro?


- Fue una reunión estrictamente informativa por parte del presidente, que reaccionó convocándome en su despacho después de nuestras protestas por haberse suspendido la sesión plenaria. El presidente me informó en líneas generales sobre el sistema de financiación que se estaba fraguando y yo le expresé, como no podía ser de otra manera, nuestra oposición al modelo.


- El consejero de Economía de la Generalitat, Antoni Castells, sostiene que el acuerdo en financiación se ajusta a la Constitución y considera que tiene un cariz federal. ¿Está de acuerdo?


- En absoluto. Se ha dado luz verde a un modelo confederal que plantea abiertamente, tal y como pretendían Convergència i Uniò y Artur Mas, la bilateralidad entre las haciendas de la administración autonómica catalana y de la administración estatal. Por tanto, es una financiación que va más allá del federalismo y que no es generalizable al resto de autonomías porque colapsaría la Hacienda del Estado.Es un sistema inviable y no prosperará en las Cortes Generales.

Las consecuencias

.- ¿Qué efectos cree que puede tener este pacto estatutario?


- En primer lugar, aleja a Cataluña de España y distancia los sentimientos de la gente que comparte unos lazos comunes. Además, da pie al victimismo de los nacionalismos que, por cierto, no ha tardado ni un solo día en comenzar. Quiero recordar las palabras de Josep Lluís Carod-Rovira (ERC) este viernes, cuando dijo que Cataluña ha tendido la mano a España y que si no prospera esta oferta habrá que concluir que la relación es imposible. [«Si sólo nos quieren para pagar y llamarnos insolidarios, ¿qué hacemos todavía en España?», dijo también el líder de ERC]. La responsabilidad de todo esto que está ocurriendo, y de la situación a la que hemos llegado, estoy convencido que es del PSOE y de su falta de firmeza.


- ¿Cree que Pasqual Maragall ha liderado la parte final de las negociaciones estatutarias, tal y como pedía CiU?


- El presidente Maragall ha caído en la trampa de CiU con la complicidad de ERC, asumiendo cosas que son imposibles de asumir. En este sentido, me preocupa, y mucho, la irresponsabilidad del PSC y del PSOE porque yo creo que los socialistas deberían tener un proyecto válido para el conjunto de España y no subordinarlo a los legítimos intereses personales que puedan tener los líderes de su formación. A los socialistas hay que exigirles en este sentido mayor rigor.

Confrontación PSC-PSOE.

- ¿Vaticina que se vayan a producir algún tipo de tensiones en el seno de la familia socialista debido al proyecto pactado en el Parlament?


- Sí, creo que habrá gravísimos conflictos entre PSC y PSOE durante la tramitación en las Cortes de la propuesta de Estatut, que pueden generar graves implicaciones políticas. La confrontación entre PSC y PSOE, por tanto, será inevitable. Tengo la certeza de que el PSC ha ido más allá de la coherencia que exige un proyecto común con el PSOE, cediendo a las presiones de CiU para salvar al presidente Pasqual Maragall. En el PSOE existen diferentes posiciones y sensibilidades, lo que no sustrae a Zapatero de una gran responsabilidad como líder de su partido. Él sabe que el resultado de todo este proceso estatutario puede ser muy lesivo para la Constitución y debe tenerlo presente porque es su obligación ser coherente desde el punto de vista jurídico.


- ¿Desbordar el marco constitucional con el nuevo Estatut es motivo para reclamar elecciones generales, tal y como plantean algunos dirigentes del PP?


- Yo creo que entrar en conflicto con la Constitución española hace que sea legítimo preguntar a los ciudadanos si están de acuerdo o no con modificar la naturaleza de algo tan importante como es el Estado de las Autonomías y de algo que nosotros apreciamos mucho como es el espíritu de la transición. Creo que éste es el sentido de las palabras de dirigentes de nuestro partido como Mariano Rajoy o Ángel Acebes. Ellos saben que la reforma impulsada por CiU y el tripartito ataca directamente la arquitectura institucional del país y son conscientes de que el Parlament ha dado luz verde a un planteamiento hecho desde una óptica nacionalista y de acuerdo con intereses estrictamente políticos.

Pacto de no agresión.

- El president Pasqual Maragall se ha comprometido a no avanzar las elecciones autonómicas y el líder de CiU, Artur Mas, por su parte, a no retirar el texto en las Cortes Generales. ¿Cómo interpreta las posturas de cada uno de los dirigentes políticos?


- Es un pacto de conveniencia en el que han primado las políticas de partido sobre el interés general. Me parece que este pacto es de una gran inmoralidad política y creo que se debe denunciar. Yo ya mostré mi extrañeza cuando el presidente expuso estas condiciones en la reunión que mantuvimos antes de que comenzara la sesión parlamentaria.


- ¿Diría que Maragall y Mas pretenden guardarse las espaldas con su acuerdo?


- Totalmente. Maragall quería evitarse que CiU provocara el fiasco del proyecto debido a las posiciones de los diputados del PSOE. Y Mas se garantiza la no convocatoria de unos comicios en los que tendrá que explicar por qué ha apostado por la inviavilidad. De lo que no hay duda es que los socialistas también tendrán que explicar por qué han votado una cosa en Cataluña y por qué votarán otra muy distinta en Madrid.


- ¿Qué le pareció que el presidente de la Generalitat se refiriera en el hemiciclo a la paz en el País Vasco el mismo día que se aprobaba el Estatut?


- Fue algo especialmente desafortunado. Vincular la foralidad del País Vasco y Navarra, reconocida en ambos casos en la Constitución española, con el fin de la violencia de ETA es especialmente impertinente. Además, es una demostración de la frivolidad política del presidente catalán.


- El voto en contra del Partido Popular, ¿deja a su partido fuera de juego en Cataluña?


- Creo sinceramente que no. Muchos valoran la solidez de nuestra postura, algunos en público y otros en privado, y el tiempo nos irá dando la razón. Y será muy pronto. Puede haber la apariencia de que el Partido Popular ha quedado aislado, pero -insisto- no es así y se acabará visualizando.


- El presidente José Luis Rodríguez Zapatero se ha mostrado muy ambiguo respecto al Estatut, sin apoyarlo explícitamente y sin rechazarlo de plano. ¿Cómo lo valora?


- Es un buen exponente que viene a confirmar lo que comentaba. Cuando Zapatero admite que habrá que variar algún punto de la financiación, cuando no avala «nación» como definición de Cataluña y cuando, en definitiva, entra en esta dinámica de matices y ambigüedades, se demuestra que el proyecto no es bueno y que hay que modificarlo, tal y como nosotros defendemos. Podemos hablar de profundizar el autogobierno de Cataluña y de mejorar su financiación. Podemos hablar de adecuar nuestras instituciones a circunstancias que en la transición nadie podía preveer: las nuevas tecnologías, los flujos migratorios, la integración de los mercados, etc.. Pero eso no significa que debamos alterar unas instituciones que deben ser neutrales y de todos para que los sucesivos gobiernos pueden ejecutar su programa político.


- ¿Qué pasará en la segunda parte del recorrido del Estatut?


- El proyecto será tomado en consideración porque ya lo han anunciado el PSOE y los grupos minoritarios del Congreso. Luego, habrá que ver qué pasa con una reforma que es claramente anticonstitucional. En este sentido, el Consell Consultiu ya dio algunas pistas. Pese al esfuerzo que se hizo en adecuar el texto a la Constitución, todavía quedan muchos puntos de dudosa constitucionalidad, y si alguien tiene dudas, pues puede leerse el preámbulo del Estatut que se ha aprobado y comprobar que no se puede coger por ningún sitio. Es un preámbulo que le dice a España lo que es y dice a España que es otra cosa diferente a lo que la Constitución dice, lo cual es algo incomprensible.


- Usted, no obstante, comparte la idea de mejorar la financiación y el autogobierno de Cataluña.


- Nuestro voto no es un voto negativo a la mejora del autogobierno, ni a la mejorar de la cohesión, ni a la mejorar de la financiación. Al contrario. Es un voto negativo porque pensamos que a través de este Estatut muchas de las cosas que realmente necesita Cataluña y sus ciudadanos no se podrán lograr, sino que se convertirán en un obstáculo. Se interviene en cada hueco que hay para intervenir y se pone un control adicional en todo lo que se puede.


- ¿Teme la posibilidad de que a partir de ahora el Partido Popular pueda ser estigmatizado en Cataluña por su rechazo a esta reforma estatutaria?


- Lo cierto es que no. Ayer visité Igualada y Lleida y recibí el calor de mucha gente que me decía que ya era hora de que alguien dijera lo que nosotros estamos diciendo. Me siento muy reconfortado y he recibido muchos mensajes, anónimos y no anónimos. Creo que las críticas que se han vertirán contra el PP vendrán únicamente de nuestros adversarios, que están interesados en proyectar la imagen de que nuestro partido se sitúa fuera de la centralidad política, cuando en realidad no es así.

El reflorecer del oasis.

- El pacto estatutario entre CiU y el Partido Socialista de Cataluña sugiere un repunte del «oasis catalán». ¿Cree que es así?


- Es cierto que este Estatut reaviva la aparencia del «oasis catalán», que prácticamente es un desierto político. Regresa algo muy típico en la política catalana como las huidas hacia delante; el dar por hecho que los problemas no existen aquí, sino que todos los males proceden de fuera; y esa forma de actuar que considera que la realidad no es relevante. Lo dije el otro día en la sesión de explicación del voto a la propuesta de reforma del texto estatutario y aunque no les guste que lo repita, los mismos partidos que echaron tierra sobre lo sucedido en el Carmelo han pactado ahora este Estatut.


- ¿El Estatut puede impulsar la acción de gobierno del tripartito?


- A menudo, escuchamos que cuando tengamos Estatut «ya haremos las políticas que el país necesita». Ahora quedan muchos meses por delante, muchos meses antes de que esto se apruebe. El proceso estatutario está sirviendo de pantalla protectora a una acción ejecutiva inexistente. Yo le pido al Gobierno de Cataluña que gobierne porque hasta la fecha el país está completamente paralizado y eso no es responsable desde el punto de vista político. Es, al contrario, un fraude al ciudadano.

En primera persona

Josep Piqué no es de los que se achica ante el desafío. Al contrario, quienes le conocen, aseguran que siempre se crece ante las dificultades. Es consciente de que su posición en Cataluña es complicada porque su partido no se ha sumado a la histórica aprobación del Estatut en el Parlament. Subraya que, hasta ahora, sólo hay sobre la mesa una proposición de ley que las Cortes también deben examinar. Piqué se niega a perpetrar el «oasis catalán» y apuesta por llevar a cabo una catarsis de la política catalana para que los grandes partidos de Cataluña, CiU y PSC, dejen de taparse las vergüenzas. Por eso, no le ha temblado el pulso a la hora de rechazar un Estatut «inconstitucional e intervencionista». Es partidario de profundizar el autogobierno y mejorar la financiación, pero no por ello cree que deba alterarse el Estado de las Autonomías. Sus adversarios temen su inteligencia. Él teme que Génova dilapide su estrategia en Cataluña.