PASTEL ENVENENADO DE PACTOS

 

 Artículo de ALEX SALMON en “El Mundo” del 05.11.06

 

 Por su interés y relevancia he seleccionado el artículo que sigue para incluirlo en este sitio web.

 

No hay peor pastel que el que está envenenado. El disfrute de un momento, su dulzura, su textura, puede llevarte a Urgencias o matarte con una sonrisa en la boca.

Desaparecer con una sonrisa en la boca a los 90 años puede resultar bucólico. En política, que te liquiden con una sonrisa en la comisura es lo mismo que decir que te han tomado el pelo. En Cataluña ya nos estamos acostumbrando a que una vez finalizan las elecciones se tomen el pelo unos a otros. Este método político de negociación puede ser muy divertido si estás en el ajo. Si sólo actúas como observador es un engorro. Pero los ciudadanos, sin embargo, cuando ocurren estas cosas, se sienten engañados.Como si sus votos no hubieran servido de nada. Como si los políticos trataran con mercancía robada.

Intentaré no quemarme los dedos con este artículo. Tal y como van las cosas, esta misma noche, en alguna coctelería de la calle Aribau se ha podido cerrar el pacto de gobierno de los próximos cuatro años para la Generalitat. Lo digo porque percibo que aquí no hay quien diga la verdad y que todos los comentarios, desde el PP a IC-EUiA, son más falsos que los Rolex de la acera del Portal de l'Angel.

Pueden pasar sólo cinco cosas. Casi nada. Que se repita el tripartito; que se constituya la sociovergencia; que CiU llegue a un acuerdo con ERC; que el PSC junto con Iniciativa se lo monte en solitario, esperando que el resto de las fuerzas se desaliñe los votos o que CiU se presente en solitario, con el respaldo del PP. Todas y cada una de estas soluciones envenenan la sangre de los componentes del Parlament, de forma diferente, claro, y en el estado que están los partidos sólo les falta reacciones alérgicas.

El tripartito parece a priori el acuerdo más fácil pero con demasiados cadáveres sobre la mesa. El PSC estaría obligado a atar muy corto este acuerdo y ERC se siente segura como para pedir la luna. El PSC ya ha comunicado a la dirección independentista que no quieren ni a Xavier Vendrell, ni a Josep Huguet, ni a Joan Carretero en ninguna de las conselleries. Excepto el último, defenestrado por hablar demasiado, el resto quieren volver a ejercer y también lo quieren sus bases. Recordemos que ERC es un partido asambleario que controla Puigcercós, presumiblemente, cuidado. De la misma forma, el otro hombre maldito es Carod-Rovira.Nadie moverá un brazo para salvarlo de la quema. Ojo, quema que le llevaría a la presidencia del Parlament. Eso es nada. Al PSOE eso no le gusta ni un pelo. ¿Imaginan al Rey recibiendo al republicano de Carod? Es cierto que ya recibió a Ernest Benach, pero entonces mandaba Aznar. Resumiendo, las exigencias de la ejecutiva del PSC son de tal calibre que, si al final sale el tripartito, será después de una criba descarnada.

La sociovergencia parece costosa en un primer momento. Sobre todo cuando aparece la evidencia: el chivo expiatorio de Montilla en beneficio de Antoni Castells, conseller en funciones de Economia.Ese pacto aliviaría las cuentas bancarias de CiU, los nervios de Zapatero, la clase empresaria recuperaría la confianza y situaría a los socialistas en un extraño espacio, puede que a punto de ser fagocitados. Nada que no pudiera solucionar el futuro con un nuevo candidato. Pero es un escenario que tiene dificultades de encaje. De ser así, asistiremos a una negociación larga y dura, con un desgaste político y mucha cloaca.

La solución más sencilla para el votante de ERC en Igualada, Manresa o Martinet es pactar con lo que denominan la dreta catalana.Una coalición ERC-CiU estaría muy bien vista por las bases de Esquerra -y más si se le ofrece a Carod ser conseller primer-, por el votante que, aun no teniendo clara su postura de estas últimas elecciones, les ha dado su voto de confianza. Son los que no quieren ver a Montilla presidir la Generalitat.

Un acuerdo entre PSC e IC-EUiA vaciaría de furibundas etiquetas nacionales a dos fuerzas que aún tienen que demostrar en el poder que son más socialistas que nacionalistas. Estaría supeditado a que ERC no apoyara un gobierno con CiU. El número de diputados no ayuda. Montilla contaba con esta posibilidad si hubiera sacado más de 42 escaños. Pero la aritmética y las intenciones políticas no son buenas aliadas.

Por último, CiU en solitario con el apoyo del PP de Piqué tendría un enemigo número uno. Antes ERC saldría en ayuda del partido mayoritario, aunque fuera sólo para la investidura y posteriores acuerdos puntuales.

Todos son pactos envenenados. Tienen esquinas ocultas donde puede pasar de todo. El país ha cambiado. Primero, Aznar no gobierna.La semana pasada analizaba este detalle. Segundo, el cansancio de la negociación del Estatut pesa. Poca frescura en sus cabezas.Deberían preguntar a la nueva formación parlamentaria, Ciutadans-Partido de la Ciudadanía, sobre lo que es estar fresco ante el combate ideológico. Podrían competir con las ganas del tripartito de volver a gobernar.