¿A QUIÉN LE IMPORTAN LOS CATALANES?

 

  Artículo de ISABEL SAN SEBASTIAN  en “El Mundo” del 30.09.05

 

 Por su interés y relevancia, he seleccionado el artículo que sigue para incluirlo en este sitio web. (L. B.-B.)

 

En esta ópera bufa de la negociación del Estatut hay un factor que trae sin cuidado a todos los partidos políticos: los ciudadanos de Cataluña. Ni a ellos les interesa lo más mínimo el devenir del texto que redactan sus representantes, ni a los autores del engendro les mueve la preocupación por las necesidades de sus gobernados. Aquí estamos en otras claves infinitamente más mezquinas.

Para Maragall el nuevo Estatuto es coartada y tabla de salvación.Su única razón de ser en la Presidencia y en la política. El cien por cien de su programa, puesto que nada hay que añadir a una gestión que comenzó con acusaciones de corrupción a CiU y promesas de regeneración, para acabar corriendo un tupido velo sobre las comisiones de la vergüenza y suplicando a Mas un voto redentor.

Para el líder de Convergencia la criatura surgida del vientre del tripartito es un desafío a la coherencia. En buena lógica nacionalista, debería respaldar sin reservas esta carta que denomina «nación» a Cataluña y blinda sus competencias, además de provocar un conflicto con «Madrid» susceptible de alimentar el victimismo secular de su partido. ¿Por qué vacila entonces el heredero de Pujol? Por cálculo electoralista. Por resistencia a otorgar a sus adversarios esa baza y por miedo a perder espacio y cotización en el mercado de la política. Ni más, ni menos.

Para Carod-Rovira es un medio destinado a conseguir un doble fin. En el terreno ideológico-estratégico, el reconocimiento de nación abre las puertas a que su formación independentista reclame pronto o tarde un Estado. En el plano táctico-personal, ERC desplaza a CiU como referente del nacionalismo y él gana puntos para convertirse en el primer president de una Cataluña soberana.

Para Zapatero es una deuda contraída con quien le llevó a la Secretaría General del PSOE, un problema y una oportunidad. Un quebradero de cabeza que le obliga a enfrentarse con lo que queda del sector jacobino (constitucionalista) del PSOE, pero una ventana abierta a la esperanza de una tregua etarra que acabe en renuncia a las armas. Si por la vía de los estatutos -debe pensar el presidente- cambiamos la Carta Magna, reconocemos el derecho a la autodeterminación y satisfacemos las demandas de la banda terrorista, tal vez nos dejen de matar y yo pase a la Historia como Zetapé I el Pacificador.

Para Rajoy, en fin, es un examen crucial que no puede suspender.Sus electores le van a medir con rigor en este trance decisivo, y el líder del PP sabe que a la España en la que creen los suyos le conviene que este Estatuto fracase, diga lo que diga Piqué.