EL SUSTO DE JULIO ARIZA POR UN "INTOLERANTE" DIRIGENTE DE CIUTADANS

 

 Noticia en   “El Semanal Digital” del 05.12.06

 

 Por su interés y relevancia he seleccionado el artículo que sigue para incluirlo en este sitio web.

 

Con una apostilla a pie de título: LABERINTO DENSO Y ALAMBICADO, CONSTRUIDO DE IRRACIONALIDADES. ¡DESENTRAÑADLO DE UNA VEZ!

 

¡Significativo! Hace tiempo que se ve venir esta contradicción. Ser ciudadano no es ser apátrida, ser ciudadano no es ser anarquista; el complemento de la ciudadanía es la ley aprobada por los representantes de un pueblo mediante la definición polémica y plural ---política--- del interés general. Y ese pueblo, esa ley y ese interés general, tienen una entidad territorial y humana. Ciudadanía sin respública es anarquía. Un ciudadano encuentra su patria donde se consolida la libertad y la igualdad. Ser ciudadano cosmopolita no quiere decir que a uno le guste por igual vivir en un  páramo desolado que en un vergel; en una dictadura que en una democracia. Y ésta última no es una realidad cósmica de momento. Ser ciudadano es ser persona libre y completa, no un robot insensible depositado por una sonda espacial en cualquier planeta desconocido. Y las personas están hechas de vivencias profundas, experimentadas en un contexto vital e histórico, que marcan la personalidad. Pero ser ciudadano es compartir la libertad y la patria con todos los que deseen engrandecerlas. Ser ciudadano es respetar las diferencias esenciales para la supervivencia de la libertad.

 

 Cataluña y España sólo pueden construir la libertad mediante la pluralidad. Cataluña sin España no es posible. España sin Cataluña no es posible. Y ambas son medular y recíprocamente plurales. ¡Qué aburrimiento!¡Reparad de una vez las neuronas: Franco murió hace treinta años! Como no se aclare pronto todo este laberinto de negaciones sobre negaciones la cosa acabará mal.  (L. B.-B., 5-12-06, 22:00)

 

¿Entrar en el Parlament con un alfiler con la bandera española? ¡Sacrilegio! Los de Albert Rivera le ponen velas a Dios y al diablo o, mejor, al nacionalismo y al antinacionalismo.

5 de diciembre de 2006.  De una pieza se quedó el presidente del Grupo Intereconomía, Julio Ariza, en su vuelta como invitado al Parlamento de Cataluña. Ocurrió días atrás en la apertura solemne del curso político catalán, tras la toma de posesión de sus respectivos escaños de los nuevos parlamentarios, incluidos Albert Rivera, José Domingo y Antonio Robles, los tres de Ciutadans.

El caso es que a Ariza le hacía particular ilusión volver a pisar la cámara autonómica y el diputado Robles, con quien había mantenido un encuentro recientemente en Madrid, le cedió gustoso un pase a la tribuna de invitados. Lo que nunca podía haber imaginado entonces el presidente del Grupo Intereconomía es que llegado el día, y a su entrada al Parlamento de Cataluña, le asaltase un dirigente de Ciutadans para espetarle: "Usted con eso no puede pasar aquí". "Eso", según han confirmado a Garganta Profunda fuentes solventes, era -y a mucha honra- una suerte de alfiler con la bandera de España.

Ante una situación tan insólita, Ariza trató de explicar al exaltado miembro del staff de Ciutadans en cuestión -cuyo nombre y apellidos nos reservamos por petición expresa de nuestras fuentes- que había sido invitado por un compañero suyo de la dirección del partido; pero no hubo nada que hacer. Con la bandera de España en la corbata, Ariza no pasaba. Y, desde luego, no lo hizo gracias a la formación que lidera Albert Rivera. El presidente del Grupo Intereconomía comprobó en su propio ser que, para convencer, no basta con tener razón.

Julio Ariza, genio y figura, pudo echar mano de su condición de ex diputado popular pero, sobre todo, de amistades que había dejado en la cámara, para alcanzar la tribuna de invitados. Terminada la sesión, se levantó y se marchó con dirección al aeropuerto. Fue allí donde recibió la llamada de un preocupado Antonio Robles que, la verdad, una vez al corriente de lo ocurrido con su invitado por terceras personas, no sabía dónde meterse. Ariza, por su parte, se limitó a quitarle hierro al asunto. ¿Qué otra cosa podía hacer?

Sin embargo, y reconociendo que en todas las casas cuecen habas y que el susodicho individuo protagonista de la situación puede ser la oveja negra, el episodio ahonda en ese arte de la ambigüedad que ha venido practicando Ciutadans. A no ser que Rivera y los suyos ya no sólo quieran abarcar el espectro antinacionalista a la izquierda, al centro, y a la derecha, sino que busquen además extenderse como una mancha de aceite por casas ajenas inflamando el músculo patriótico catalán.