PARIENDO UN RATÓN

 

Ante los previsibles resultados es ineludible preguntarnos si valía la pena invertir tantas energías en el nuevo Estatut

 

 Artículo de MARÇAL SINTES  en “El Mundo” del 18.09.05


 Por su interés y relevancia, he seleccionado el artículo que sigue para incluirlo en este sitio web. (L. B.-B.)

 

Con un breve comentario al final: SINDROME Y FACTORES PATOGENOS DEL DESASTRE POLITICO CATALAN (L. B.-B., 18-9-05, 19:00)


El proyecto de Estatut de Cataluña no despierta, para qué vamos a engañarnos, grandes entusiasmos entre los catalanes de a pie.A los ciudadanos se les dijo primero que el Estatut iba casi a significar el amanecer de una nueva era y luego se les ha sometido a una interminable y a ratos penosa ducha de agua fría. Después de prometerles que todo sería distinto, después de asegurarles prácticamente que el Estatut, como el malhadado Fórum de las Culturas, iba a mover el mundo, se ha impuesto la sensación de que todo va a acabar siendo, si la nave llega a puerto, mucho más prosaico. Y de que una cosa es predicar en la campaña y el programa electoral y otra dar trigo. Por descontado, nuestros políticos han contribuido en gran medida al desenganche popular.Sobre el ánimo ciudadano tiene que pesar el desencanto por la actuación tanto del tripartito como de CiU y PP.

 

A todos en general, aunque en algunos casos más ostensiblemente que en otros, les está faltando bastante para estar a la altura que el momento histórico exige. Además, la dinámica que se ha impuesto ha sido la de un recorte constante de los objetivos, lo que alimenta asimismo la sensación de pesimismo. El impulso principal a esta dinámica a la baja ha correspondido el PSC, el cual, tras la inesperada victoria de Zapatero en marzo de 2004, ha tenido como meta principal un Estatut que fuera digerible por el PSOE. Para conseguirlo, los socialistas han hecho valer la fuerza que les da ser el principal partido gubernamental, amén de utilizar con habilidad toda suerte de tácticas y maniobras, algunas de las cuales hemos aquí consignado.

En tales circunstancias, la fuerza del nuevo Estatuto no puede ser, ni de lejos, la que se necesitaría. Esto explica que a día de hoy el proceso iniciado en el Parlamento catalán hace año y medio tenga solamente dos desenlaces posibles: o Cataluña no alumbra proyecto alguno o el que alumbra es una simple y prudente mejora del actual. Por otra parte, nadie duda ya de que el proyecto de Estatut, va a ser, en su caso, pasteurizado de nuevo en su tramitación en las Cortes españolas, con lo que el texto final amenaza con ser llamativamente discreto. Ante los previsibles resultados se hace ineludible preguntarnos si valía la pena realizar la impresionante inversión de energías, individuales y colectivas que el proceso ha requerido y va a continuar requiriendo durante bastante tiempo aún. Es la montaña que está pariendo un ratón.O por decirlo de otra forma, quizá sea un derroche excesivo poner en pie un Estatut para obtener un resultado que, en definitiva, puede parecerse mucho a lo conseguido por Jordi Pujol en 1993 o 1996, cuando empleó los decisivos votos de CiU en las Cortes españolas para mejorar el autogobierno pactando con Felipe González y Aznar respectivamente.

Si el Estatuto que se apruebe (se calcula) en 2006, pesadamente lastrado por la Constitución de 1978 y la jurisprudencia del Tribunal Constitucional, va a servir, en el mejor de los casos, para practicar el consabido y tradicional peix al cove pujolista, pues quizá estemos matando moscas a cañonazos. Dado que un Estatut debe durar unos cuantos lustros, estamos firmando una hipoteca muy larga y onerosamente a cambio de algo que se me antoja que al final va a ser bastante poco.

 

Breve comentario final:

 

SINDROME Y FACTORES PATOGENOS DEL DESASTRE POLITICO CATALAN (L. B.-B., 18-9-05, 19:00)

 

Entre Sintes y Carreras nos aportan hoy suficientes elementos para analizar el síndrome sintomático, pero también el factor patógeno básico que produce el desastre anunciado de la política catalana:

El tripartito es un caos; la clase política catalana es la que está "blindada" en la irresponsabilidad con temas como el del 3% ---¿o 20%?--- , la opereta patriotera y los falsos mitos; CIU ha "perdido el oremus" con las mandangas soberanistas; el PSC ha traicionado sus principios derivando hacia el nacionalismo más perverso de sus "aliados estructurales" ---Montilla "dixit" no hace mucho---; IC es un partido nacionalista que todavía hace creer que es de izquierdas; ERC es la reacción y el anacronismo en vivo y en directo... y el PPC ha asumido que la forma de salir de la marginalidad es no enfrentarse a un nacionalismo en creciente "delirium tremens".

Mientras tanto, uno sale de Barcelona, o de algunas de sus zonas, y se encuentra a un pueblo catalán sensato, por lo general bastante pragmático y eficaz en la consecución de objetivos, heterogéneo y "plurinacional, pluricultural y plurilingüístico" ---entiendan esto último como un espolazo a la demagogia nacionalista,   "sisplau"---, pero desconcertado ante la degeneración de su clase política e intelectual.

Una de las incógnitas más difíciles de resolver en estos momentos es cómo va a reaccionar este pueblo ante el espectáculo de la política catalana actual.

Pero, ¿cuál es el factor patógeno que provoca toda esta degeneración? Carreras habla de incompetencia, pero, ¿de dónde deriva esta incompetencia? Leyendo el artículo de Sintes se puede encontrar, en su propia argumentación, la actitud básica que produce la degeneración. El último párrafo de su artículo es muy significativo y manifiesta el delirio de un nacionalismo anacrónico, que soñó con la independencia en el pasado y ahora todo lo que consiga le parece poco: la autonomía, la confederación o lo que sea... siempre hay un objetivo más ambicioso de separación y de tirar para casa a conseguir, pero con la contradicción de que la independencia intuyen que ya no es viable. Pero eso es el cuento de nunca acabar, que nos puede conducir a la desarticulación de Cataluña y España, a la división entre los catalanes y a la quiebra derivada de un "delirium tremens" adictivo al ombliguismo y al victimismo como pautas de percepción de la realidad.

Por eso la clase política catalana se degrada, porque se ha estancado en mitos anacrónicos que han provocado una degeneración patriotera, la desaparición de la crítica, la disolución de los principios de igualdad cívica, y  la ruptura de los controles de la sensatez característicos de la cultura política catalana. Pero esta es una ruptura superficial, de la élite política e intelectual con la sociedad, que habrá que ver cómo se traduce a nivel popular. Lo que hace falta, para evitar las repercusiones más negativas y degenerativas, es recuperar el "seny" y que la crítica ascienda a la escena pública. Por eso, el "Manifiesto" de los intelectuales catalanes es tan catártico, independientemente de sus consecuencias organizativas en la esfera de las estructuras partidarias.

En fin, ya veremos: el curso va a ser complicado y agotador. Me alegro de estar de vuelta en casa y en la red, después de un verano que se me ha alargado demasiado por problemas familiares.