MONTILLA, PRESIDENTE

 

 

 Artículo de Ramón Marcos, Pedro Gómez Carrizo y Joaquim Molins en “El Mundo” del 13.08.06

 

PARA LOS AUTORES, DESTACADOS MIEMBROS DE LA CORRIENTE DEL PSC SOCIALISTAS EN POSITIVO, EL FIASCO DEL PROCESO ESTATUTARIO PUEDE TENER CONSECUENCIAS POSITIVAS, COMO SACAR AL PARTIDO DE LA DERIVA NACIONALISTA EN LA QUE LO METIO MARAGALL

 

 Por su interés y relevancia he seleccionado el artículo que sigue para incluirlo en este sitio web.

 

 Con un muy breve comentario al final.

 

INCOHERENCIA: ¿VINO NUEVO EN ODRES VIEJOS?

 

L. B.-B., 13-8-06, 8:00)

 

Es lo que tienen los desastres: gracias a ellos suele iniciarse una época preñada de esperanzas, nuevas ideas y buenas voluntades.El desgobierno del tripartito, cuyo corolario ha sido el fiasco anunciado del Estatut, ha alcanzado semejantes cotas de inoperancia y desacierto que ha abierto las puertas al cambio. Y las ha abierto de par en par, porque entre el electorado existe ya demasiado abstencionista convencido, demasiado votante desilusionado, demasiado hartazgo por unos políticos más preocupados por las esencias del País que por las necesidades de sus paisanos. En situaciones así es frecuente que la ciudadanía apueste por airear el Parlamento, dando entrada a nuevas personas, pero, sobre todo, a nuevos proyectos.

El comportamiento del electorado en estos casos es especialmente impredecible: el próximo 1 de noviembre todo es posible. En esta primera entrega de una serie de artículos dedicados a analizar los escenarios políticos postelectorales vamos a situarnos en el resultado verosímil óptimo para el socialismo catalán. Con 135 escaños en juego, la mayoría suficiente para que el PSC pudiese gobernar se situaría cerca de los 60 diputados. Este resultado holgado desactivaría la posibilidad de coaliciones alternativas en torno a CiU, ya fuesen nacionalistas con ERC o ideológicas de derechas con el PP, y permitiría al PSC llevar a cabo su programa con políticas sustantivas, sin ceder al afán táctico del momento.

Pero, ¿cómo lograr que la ciudadanía deposite mayoritariamente su confianza en un partido que ha liderado una legislatura digna de olvido? La clave estriba en ser capaces de trasmitir que tu partido ha cambiado y que tu propuesta es la única que garantiza una etapa nueva. En el caso del PSC, la estrategia para dar publicidad a esta imagen de cambio se asienta en dos pilares básicos: un nuevo candidato, que no pueda ser percibido como continuista, y un nuevo discurso, que proponga una alternativa creíble.

En este sentido, y por lo que se refiere al candidato, el PSC va bien encaminado: si algo no admite discusión es el hecho de que Montilla no es el delfín de Maragall. A pesar de haber ocupado las más altas responsabilidades en la organización del partido, Montilla no es rehén de una orientación ideológica que ha impedido sistemáticamente al PSC ocupar el lugar hegemónico que le corresponde en el arco parlamentario catalán. En efecto, es cosa sabida que en el PSC quienes han creado discurso y quienes han detentado el poder orgánico han habitado universos paralelos. Así no resulta inverosímil que Montilla pueda liderar un socialismo en positivo, es decir, un socialismo sin limitaciones por razón de identidad, dirigido no sólo a los votantes cohesionados en torno al credo catalanista, sino a todos los ciudadanos de Cataluña, con independencia de su origen, lengua o cultura. El segundo factor para romper con la abstención diferencial e incrementar la participación es, como queda dicho, recuperar la credibilidad en el discurso.Al servicio de tal fin el PSC ya ha elegido un banderín de enganche: «Es la hora de los catalanes». O sea, hay que pasar página: menos folklore y mejor gestión; urge corregir una desconexión entre los intereses de los parlamentarios y los intereses de los ciudadanos tan acentuada que ha conducido a la política catalana hasta el espacio de la política-ficción.

Ahora bien, para ser creíble, el nuevo discurso tiene que implicar una variación en la correlación de fuerzas internas del PSC.Esta evolución natural, que debe dar lugar al nacimiento de un nuevo PSC, será lo más interesante del escenario postelectoral si Montilla es elegido presidente con una mayoría holgada. En ese supuesto, los estrategas que han defendido como estructural el pacto de gobierno tripartito, apostando por dejar sin representación política a centenares de miles de ciudadanos aun a costa de renunciar a luchar por una mayoría real; los abogados de un Estado asimétrico, bilateralista e insolidario; los ideólogos de un socialismo en negativo, que prima lo propio sobre lo justo, acepta los derechos históricos y se preocupa más por reclamar privilegios que por eliminarlos; los defensores de una relación confederal con los socialistas del resto de España, mucho más identificados con los socios de ERC que con los compañeros del PSOE resultarán todos ellos muy poco creíbles como ejecutivos de una política útil y realista, que incluya a todos los catalanes y sea leal con el resto de los españoles.

La opción de Montilla como presidente abre las puertas, ciertamente, a una opción socialista hasta hoy nunca intentada, sin lastres ni servidumbres. Pero Pascual Maragall no ha estado solo en su voluntad de confundir el nuevo Estatuto con una Constitución de Cataluña. Por ello la promesa de un nuevo PSC sólo se cumplirá si en su dorada jubilación acompañan al President sus consejeros áulicos. Nuevo vino en odres nuevos. Lo contrario sería, una vez más, mera táctica.

Ramón Marcos, Pedro Gómez Carrizo y Joaquim Molins son miembros de la corriente del PSC Socialistas en Positivo

 

Muy breve comentario  final.

 

INCOHERENCIA: ¿VINO NUEVO EN ODRES VIEJOS?

 

L. B.-B., 13-8-06, 8:00)

 

El mundo es contradictorio, pero no debería serlo tanto. ¿No les parece que los atores de este artículo están defendiendo precisamente lo contrario de lo que dicen defender,  pretendiendo meter el vino nuevo en odres viejos? Fue precisamente Montilla el artífice operativo del tripartito, el que habló de que se había acabado el "café para todos" y de que la alianza con Esquerra era una necesidad estructural. Y ahora, los partidarios de un socialismo en positivo que se oponen a  "...los estrategas que han defendido como estructural el pacto de gobierno tripartito, apostando por dejar sin representación política a centenares de miles de ciudadanos aun a costa de renunciar a luchar por una mayoría real; los abogados de un Estado asimétrico, bilateralista e insolidario; los ideólogos de un socialismo en negativo, que prima lo propio sobre lo justo, acepta los derechos históricos y se preocupa más por reclamar privilegios que por eliminarlos; los defensores de una relación confederal con los socialistas del resto de España, mucho más identificados con los socios de ERC que con los compañeros del PSOE resultarán todos ellos muy poco creíbles como ejecutivos de una política útil y realista, que incluya a todos los catalanes y sea leal con el resto de los españoles"...

 

...¿cómo pueden defender  que Montilla sea elegido Presidente "con una mayoría holgada", para dar lugar al nacimiento de un nuevo PSC? Si quieren conseguir el cambio en el PSC que propongan un candidato propio, y si ven que no pueden hacer triunfar esa opción, que abandonen el PSC y se vengan a "Ciudadanos". Lo que sería inadmisible es que el Secretario General del Partido que colaboró a aprobar el engendro estatutario fuera ganador en las próximas elecciones "con una mayoría holgada". ¿Para qué, para legitimar el engendro? ¿para reeditar la alianza con Esquerra o con los otros nacionalistas? ¿para desvincular definitivamente Cataluña de España? ¿para ahondar la brecha entre los catalanes nacionalistas del "PUC" y los demás?

Es  necesario que el sistema de partidos catalán se transforme y surja una potente fuerza antinacionalista que pueda frenar la descomposición de Cataluña y España, y eso sólo se puede conseguir en el actual escenario con un "Partido de la Ciudadanía" que gane las elecciones o sirva de fiel de la balanza para modificar las orientaciones, las alianzas y las políticas  de la Generalitat. Un "Partido de la Ciudadanía" que  se apoye en los abstencionistas endémicos, en los socialistas en positivo traicionados por el PSC y por el PSOE, en los demócratas traicionados por los nacionalistas de Carod y Mas, en los liberales solidarios y progresistas, y en los "Populares" insatisfechos con la falta de contundencia del actual PPC.

Este cambio no se podrá conseguir si el PSC dirigido por Montilla gana las elecciones. Sí se podrá conseguir si "Ciudadanos" emerge con fuerza, ahora en Cataluña, y en su momento en el conjunto de España.