FREIXENET

 

 Artículo de Alfonso Ussía en “La Razón” del 26.11.05

 

 Por su interés y relevancia he seleccionado el artículo que sigue para incluirlo en este sitio web.

 

Excepto de las empresas y productos que se anuncian en los medios controlados por los terroristas, no soy partidario de ningún boicot comercial. Se me antoja absurdo e injusto. Los perjudicados pueden ser decenas de miles de personas que nada tienen que ver con las estupideces de los políticos de su región, en este caso, Cataluña.

Estupideces e insensateces, porque la política catalana está en manos de unos iluminados sostenidos por un grupo de matones uniformados de fascistas italianos.

Ni los empresarios ni los trabajadores catalanes merecen el rechazo de sus producto en el resto de España.

No me gusta el «champagne» y, por lo tanto, tampoco el cava. Cosas y secretos de cada organismo. Pero este año voy a comprar varias cajas de «Freixenet». Los matones de Esquerra Republicana han declarado la guerra a estas grandes bodegas por haber acogido a Mariano Rajoy –que acudió en defensa del cava catalán– y declarar su presidente que el cava es un producto español. Tan catalán como español.

Lo sorprendente es que quien arremete contra esa ejemplar empresa catalana es Josep Bargalló, primer consejero de la Generalidad de Cataluña, el número dos del Gobierno presidido por el socialista-nacionalista Pascual Maragall.

Es decir, que son los propios fundamentalistas del catalanismo, los fascistoides que separan, los mussolinianos uniformados de negro, los que quieren perjudicar a los empresarios catalanes que se atreven a decir que son españoles por ser catalanes.

Estamos llegando a un punto de esquizofrenia que puede resultar imparable, y la culpa principal la tiene quien se mantiene en el poder del Gobierno de España con el apoyo de sus chantajistas preferidos. Porque decir, como ha dicho Pérez-Carod, que «si no hay Estatuto, el Gobierno caerá en breve», aquí en Madrid y en Mataró y en Serdañola, se le llama chantaje. Tengo ganas de encontrarme un día con Alfredo Pérez Rubalcaba para que me explique el porqué de la degradación del socialismo español. Porque en los tiempos pasados, Pérez Rubalcaba no prestaba su indudable inteligencia a la traición de España. Algún día nos encontraremos y me explicarás

de qué vas, Alfredo.

Entretanto, hay que comprar «Freixenet», guste o no guste el cava. Y brindar con «Freixenet» en Nochebuena, en Navidad y en la última noche de este desastroso año. Brindar con el cava de una empresa extraordinaria para despedir el año en el que se inició la descomposición de una de las más viejas naciones del mundo por culpa del deseo de poder de un irresponsable abrazado al resentimiento. Que pase cuando antes este año y nazca el nuevo 2006, en el que se espera que el propio socialismo reaccione y ponga en orden su desbarajuste interior. Porque serán los socialistas los que terminarán –es de esperar– echando a Zapatero. Si no los dirigentes, sí los militantes y los votantes. Mientras llega ese momento de esperanza para España, por España y por Cataluña, claro, brindemos con una copa de «Freixenet».