PRIMER AVISO

 

 

 Artículo de Aleix Vidal-Quadras en “La Razón” del 23.12.05

 

 Por su interés y relevancia he seleccionado el artículo que sigue para incluirlo en este sitio web.

 El formateado es mío (L. B.-B.)

 

Con un muy breve comentario al final: CENTRALIDAD NO ES EVAPORACION (L. B.-B., 23-12-05, 20:30)

 

La presente debilidad de las expectativas del PP en Cataluña no deriva de su rechazo al Estatuto, sino de su trayectoria errática En nuestra fiesta nacional, cuando la faena del diestro se demora en exceso en la suerte decisiva, suenan los fatídicos avisos. Al tercero, el astado vuelve al corral y el oprobio cae sobre el matador, que se retira del ruedo entre improperios de la afición. La reciente encuesta publicada en un diario barcelonés sobre intención de voto de los ciudadanos catalanes ha sonado como un amenazador clarinazo que ha congelado las premiosas evoluciones sobre la arena de la actual dirección del Partido Popular en aquella Comunidad. Sin duda, sería prematuro sentar conclusiones definitivas a partir de este sondeo porque todavía falta mucho tiempo para la próxima convocatoria electoral que renueve el Parlamento de Cataluña, pero también constituiría una grave irresponsabilidad no tomar nota del significado de este dato adverso.

En plena polémica sobre el nuevo Estatuto, con todos los partidos catalanes, salvo el PP, alineados en defensa de una reforma drástica de nuestro ordenamiento básico que transformaría España en una confederación de naciones cuasi-soberanas, es sorprendente que esta formación, en vez de aglutinar en torno a sus siglas a todos los votantes que desean que Cataluña siga integrada en un gran proyecto común, desfallezca en los sondeos y se vea electoralmente amenazada por la plataforma Ciutadans de Catalunya, que mantiene su intención de crear una opción capaz de recoger los sufragios opuestos al nacionalismo asfixiante que arrastra al Principado al aislamiento, al empobrecimiento y al fracaso colectivo.

Es de una evidencia innegable que la presente debilidad de las expectativas del PP en Cataluña no deriva de su rechazo al nuevo Estatuto y de su compromiso con los principios y valores de la Constitución de 1978, sino de su trayectoria errática y de su pusilanimidad en la adhesión a los mismos, que contrasta además llamativamente con la firmeza y el coraje de las posiciones al respecto de la dirección nacional del partido. La interpretación de que este primer toque de atención aconseja diluir aún más la formulación de una auténtica alternativa al pensamiento único identitario y persistir en esa forma de acomplejamiento ameboide que los actuales responsables del PP catalán denominan curiosamente «centralidad política» representaría pura y llanamente el suicidio en las urnas.

El divorcio entre demanda y oferta electoral en las democracias maduras conduce al abultamiento de la abstención y, por supuesto, al falseamiento de la voluntad popular. La sociedad catalana, amedrentada, clientelizada e hipnotizada por los nacionalistas, necesita un revulsivo valiente e incisivo que la libere de las cadenas de una doctrina que mezcla perversamente la irracionalidad sentimentaloide con el egoísmo depredador. El desconocimiento de esta verdad palmaria equivale a la espera resignada e impotente del tercer, irreversible y definitivo trompetazo.

 

Breve comentario final: CENTRALIDAD NO ES EVAPORACION (L. B.-B., 23-12-05, 20:30)

 

 

 Hablaré de Pujol en pasado refiriéndome a los momentos en que lideraba el nacionalismo, aunque ahora sigue siendo influyente, sin que se haya eclipsado su capacidad para definir la orientación de sus afines.

Lo que caracterizaba a Pujol era una acendrada convicción democrática, equipada con una gran capacidad de percepción de la realidad,  y un fino sentido del equilibrio de fuerzas, que le dotaban de la prudencia necesaria para gestionar situaciones complejas con acierto.

Pero Pujol es un nacionalista de convicciones profundas en el que siempre se ha manifestado la dualidad entre la ambición por realizar el objetivo estratégico de una Cataluña homogénea y dotada de capacidad total de autogobierno competencial y fiscal, y las políticas tácticas de ir ampliando gradualmente los techos de la Generalitat.

Hasta recientemente, el gradualismo de Pujol estaba contrapesado por un Partido Socialista que mantenía los límites de lo aceptable dentro de la Constitución y defendía el sistema autonómico con reformas federalizadoras. Pero con la colusión de Maragall, PSC, ERC y ZP, los límites han saltado por los aires, embarcando al país en un proceso de violación de la Constitución hacia la transformación del modelo de Estado en una confederación larvada de las nacionalidades históricas con "el Estado".

Ante este deslizamiento brutal, que bombardea todo lo pactado en el 78 y lo regulado por la Constitución, no caben medias tintas ni ambigüedades: se ha producido una traición, bajamos en picado hacia la descomposición y la balcanización del país, y es necesario y urgente echar el freno con firmeza si queremos evitar estrellarnos. Por ello, "mantenerse en la centralidad" es defender con firmeza un modelo constitucional aceptable para todos los españoles y que respete los principios democráticos de igualdad y solidaridad , y no adaptarse sumisamente como un camaleón a los objetivos soberanistas o independentistas de las minorías nacionalistas. Es vital que los catalanes puedan visualizar principios alternativos a los nacionalistas, pricipios liberales, igualitarios y solidarios: principios democráticos que sintonizan mucho más con la realidad catalana que el delirio que se ha puesto en marcha desde el 2003, y cuya última manifestación ---por el momento--- es el engendro CAC-A.