MENOS Y MENOS

 

 Artículo de Germán Yanke en “La Estrella Digital” del 04.11.06

 

 Por su interés y relevancia he seleccionado el artículo que sigue para incluirlo en este sitio web.

 

Aunque la cuestión del momento sean los posibles pactos tras las elecciones autonómicas en Cataluña, no es dato desdeñable la baja participación en las mismas. Ocho puntos menos que las elecciones de 2003 y una abstención que supera el 40% reflejan, como ya lo hizo el referéndum del nuevo Estatuto, que estos años, precisamente los que —según los dirigentes catalanistas— eran los de la constitución de la Cataluña del futuro, han dado como resultado el alejamiento de los ciudadanos. Se han formulado reformas y, sobre todo, se han puesto sobre el tapete actitudes políticas que no coincidían ni con las verdaderas preocupaciones de los electores ni con el debate intelectual que podría haberles cautivado. Así que, para empezar, menos participación.

Las cifras, tras el recuento, parecen constatar que el gran derrotado es el Partido de los Socialistas de Cataluña cuya lista encabezaba José Montilla. Sin discutir los números, me parece que el verdadero perdedor es el PSOE y el Gobierno de José Luís Rodríguez Zapatero —bien es cierto que con Montilla en su seno hasta su designación como candidato— ya que al presidente corresponde la iniciativa de las reformas y las actitudes antes mencionadas, los cambios en la cúpula del PSC, los pactos para el nuevo Estatuto (el primero y el segundo, contradictorios y con distintos socios, todos ellos alejados del acervo de su partido) y la retórica de la España plural y de izquierdas.

Aunque en la Cataluña de hoy es difícil distinguir entre los nacionalistas nominales y los nacionalistas de hecho, la suma de los tradicionales partidos nacionalistas (CiU y EE) suma el 45,55% del voto cuando en 2003 alcanzaba el 47,33%. Menos nacionalismo, por tanto. El gran favor que el presidente del Gobierno ha hecho a lo largo de la legislatura a Convergencia i Unió, sosteniéndola tanto como la gran reivindicadota del autogobierno como la pieza moderada y garantía de gobernabilidad, no ha hecho que la lista de Mas logre sus objetivos. Un incremento de votos del 0,6% no responde en absoluto a las expectativas.

Desde el punto de vista de la izquierda, de la izquierda triunfante en 2003 tras abandonar Esquerra las negociaciones con CiU para dar lugar al tripartito, tampoco el resultado es halagüeño. Los tres partidos que iniciaron la legislatura apoyando el Gobierno de Pasqual Maragall han perdido 6,7 puntos en estos últimos años. El mayor descalabro es, como antes he anotado, el de los socialistas —que han perdido 4,35 puntos— pero también ha descendido Esquerra —2,35 puntos—. Así que, aunque se salve ICV, también menos izquierda.

Y para remachar lo absurdo que ha resultado el entusiasmo catalanista y socialista de esta última legislatura, no se ha conseguido el desastre del gran excluido, el PP, que se iba a venir abajo y sólo ha perdido 1,2 puntos y 1 escaño. En unas elecciones, además, en las que una nueva formación, gran adversaria del nacionalismo, Ciudadanos por Cataluña, supera el 3% de los votos y logra 3 escaños. Y anoto además, para remachar también el incremento de la distancia entre políticos y ciudadanos que, si parece sorprendente ese 3,4% de votos de Ciudadanos por Cataluña, los votos en blanco han alcanzado el 2,3%.

Ahora se discutirá si se reedita el tripartito de izquierdas con Montilla o se negocia un Gobierno nacionalista con Mas. Los que se lleven el gato al agua disimularán que, a la postre, la noche electoral ha deparado menos participación, menos nacionalismo y menos izquierda. Pero el que no debería disimular su fracaso es el presidente Rodríguez Zapatero.