¡VIVA LA NACIÓN ESPAÑOLA!
Artículo de Santiago Abascal en “El Semanal Digital” del 05.12.05
Por su interés y relevancia he seleccionado el artículo que sigue para incluirlo en este sitio web.
5 de diciembre de 2005. Al grito
de "¡Viva la Nación española!" concluyó Mariano Rajoy su discurso de la Puerta
del Sol. En el mismo lugar, y sólo un mes después de que Gustavo Bueno
terminara, al grito de "¡Viva España!", su discurso en la concentración
convocada por el Foro de Ermua en defensa de la Unidad de España.
Algo está pasando para que cientos, miles, millones de españoles, se agiten y
concierten en torno a banderas nacionales. Algo está ocurriendo en España cuando
los vítores, que habían sido relegados a los militares, saltan los muros de los
cuarteles y ocupan los actos cívicos y políticos. Algo está ocurriendo cuando
los filósofos y los políticos lanzan vivas a la Patria española.
Algo se cuece en lo más hondo de la sociedad española cuando un partido, en
solitario, sin esforzarse, reúne a 200.000 españoles en un acto para el que se
esperaban 20.000 almas. Probablemente haya sido éste uno de los actos más
multitudinarios convocados por un solo partido –no por un movimiento cívico- en
los últimos veinte años. No es habitual, por no decir que resulta excepcional,
que una convocatoria partidista aúne tantas voluntades.
Se dirá que el Partido Popular ha de agradecer la fidelidad de sus militantes.
Es verdad. Pero el sábado, en la Puerta del Sol, las lealtades eran mayores, más
potentes, más sólidas, más auténticas, no a un partido, no a una facción, sino a
España entera, a la idea de una Nación forjada por la Historia, a la idea de una
Nación de ciudadanos libres e iguales, alejada de las sectas y las facciones, y
enfrentada a los intereses bastardos y espurios de quienes quieren dividirla.
Es cierto que los convocados lo estaban para defender la Constitución de 1978. Y
eso defendieron. Pero no sólo eso. No eran ejemplares de la Constitución lo que
portaban los presentes, sino símbolos nacionales. Nadie llevaba una ley bajo el
brazo. En cambio, centenares de personas enarbolaban banderas; de España y
también de sus comunidades. En efecto; se defendió la Constitución, pero existe
ya una España madura que, el sábado, supo y quiso defender algo más: la esencia
constitucional, el fundamento anterior y superior de la Carta Magna, el cimiento
de la primera Ley de los españoles: la indisoluble unidad de la Nación española.
De igual modo supo hacerlo Mariano Rajoy: "No hay más que una Nación; la
española". Algo se mueve en las profundidades de la conciencia nacional
humillada de los españoles. Y Zapatero ha tenido la virtud -agradezcámosla- de
que la ultrajada bandera de España y el pisoteado sentimiento español, libres,
fuertes, y orgullosos, salgan de las catacumbas de la corrección política y
abandonen el armario de la vergüenza y los complejos.