RAJOY APELA AL VOTO DE LA DERECHA, DEL CENTRO... Y DE LA IZQUIERDA

 

 Artículo de Santiago Abascal en “El Semanal Digital” del 04.02.08

 

 Por su interés y relevancia he seleccionado el artículo que sigue para incluirlo en este sitio web.

 

 Acierta plenamente el líder del PP al no enredarse en autodefiniciones acomplejadas y centrismos indefinibles. Pide el sufragio para una España de hombres libres e iguales. Punto.

 

Era el pistoletazo de salida para las elecciones. Se presentaban los candidatos de toda España. El PP eligió Valladolid. Y Rajoy avanzó algunos de los mensajes que cobrarán fuerza durante la campaña electoral.

Mientras el PSOE rebusca y olfatea el voto anti-PP en los caladeros de la extrema izquierda política y de cierta ultraizquierda abstencionista, Rajoy no se anda con remilgos y pide el voto de todos los españoles de derecha, izquierda o de centro que compartan que España es una nación de ciudadanos libres e iguales. Mientras que Zapatero llama a la ultraizquierda con andanadas absurdas contra una Iglesia Católica con la que comparte fieles, Rajoy va a lo suyo y a apela al voto de la izquierda que quiere salvar lo esencial: la nación, y con ella la ciudadanía española, la igualdad y la libertad de todos.

Podría haberse esmerado Rajoy en la búsqueda del disputado e indefinible voto del centro renunciando a ambiciones mayores. Pero habría hecho mal. Habría tenido que meter el dedo en el ojo a todos aquellos españoles –millones- que detestan a Zapatero desde lo más hondo de su alma. Ha hecho mejor dejándose de cálculos y mercadotecnias y faenando también en los caladeros que Zapatero da como seguros, inexpugnables. ¿Acaso la izquierda –los votantes- no desea una España de ciudadanos libres e iguales? ¿Acaso no es eso lo que Zapatero se está cargando en esta legislatura? Pues eso, que Rajoy hace pero que muy bien en pedir el voto a la izquierda nacional, a los españoles con alma izquierdista pero no sectaria ni partidista. Pero, ojo, ese voto no se pide para derrotar a la izquierda, sino para salvarla de Zapatero, y para integrarla en el próximo gobierno de España. Porque Rajoy quiere ser lo que no ha sido nunca Zapatero: presidente de todos los españoles.

Dirán algunos que esto no es más que palabrería, pero el experimento –si es sincero- funciona. Vaya que si funciona. Para comprobarlo no hay más que subir los pirineos y otear el horizonte. Allí esta Sarkozy, inequívocamente de derechas, aupado por toda la nación francesa, liderando un gabinete en el que hay sitio para derecha, centro e izquierda. Lo dicho, que la clave del éxito político no está en parecer lo que no se es, sino en mostrarse auténtico atreviéndose a romper las barreras establecidas. Porque si hay un centro político ése no es otro que la nación toda, sin divisiones sectarias ni partidistas. Ahí estará el voto de los españoles, entre los que quieran que sobreviva una nación histórica como ámbito de libertades individuales y de igualdad ciudadana.