TAL VEZ EL ESTADO SE RINDA ANTE ETA, PERO LA NACIÓN PERMANECERÁ

 

 Artículo de Santiago Abascal en “El Semanal Digital” del 09.10.06

 

 Por su interés y relevancia he seleccionado el artículo que sigue para incluirlo en este sitio web.

 

Hemos pasado por otros momentos en que España parecía a punto de desaparecer, pero siempre ha sabido resurgir: lo que no han hecho los gobernantes, lo ha hecho el pueblo.

9 de octubre de 2006.  Cada semana nos ofrecen un nuevo capítulo de la "capitulación". Si la semana pasada hablábamos del miedo que le metieron en el cuerpo al Gobierno tres encapuchados y del inmediato regalo del Gobierno con la internacionalización del mal llamado conflicto, esta semana la película del proceso también ha dado mucho de sí: no han faltado las "acciones" de la "guerrilla urbana", incluyendo el destrozo completo de un ayuntamiento; no han faltado noticias –ofrecidas por Vocento- de que el Gobierno negociaba con ETA una fórmula para la autodeterminación que contentara a los criminales y que no pudiera ser criticada por la oposición; Nos han traído a Blair a decir que esto es Irlanda; y nos hemos tragado lo de los dos bandos cuando aquí sólo hay una banda.

Y ahora entra en canción la prensa noruega para decir que, según fuentes del gobierno, el Gobierno de España se ha reunido ya en aquel país con pistoleros de la ETA. Mientras tanto el terrorismo se agrava en nuestras calles y las cartas de extorsión a los empresarios dejan de ser "amables". ¿Qué diablos hace el Gobierno? Responder como un muñeco de vudú, con cabriolas y revoltijos, a todas las escenificaciones de ETA, que pincha un día tras otro en nuestro marco institucional y no pincha precisamente en hueso. ¿Qué más hace el Gobierno? Ceder todos los días, mostrar debilidad y rendir al Estado.

Ahora bien, una cosa es que las instituciones públicas se rindan y otra que lo haga el pueblo privado, una cosa es que el Estado español se ponga de rodillas y otra muy distinta que lo haga la nación española. Nuestra historia está plagada de contratiempos, de abismos y de momentos que parecían el final. Sin embargo, la nación española, desde Asturias hasta Cádiz, desde lo del moro a lo del francés, siempre ha resurgido de las cenizas de sus instituciones derruidas y ha sobrevivido a todos los felones que –desde la Corte o desde otro lugar- la han intentado traicionar. Y una vez más lo hará. Ni vencerán los terroristas ni nos convencerán los traidores.

Eso sí: ¿quién convencerá a los europeos de que ETA no es la guerrilla? ¿Quién les persuadirá de que el País Vasco no es Palestina? Y ¿quién explicará a Blair que esto no es Irlanda y que aquí no hay dos bandos? ¿Quién dirá al mundo que aquí lo que tenemos son dos bandas: una de terroristas y otra de felones?