ENTREVISTA A MANUEL CHAVES, PRESIDENTE DE LA JUNTA DE ANDALUCÍA Y DEL PSOE.

 

Por Inmaculada Navarrete y Benito Fernández ,   en “ABC” del 16.10.05

 

 Por su interés y relevancia, he seleccionado la entrevista que sigue para incluirla en este sitio web. (L. B.-B.)

 

 «El PSOE puede, con toda tranquilidad, votar no al Estatuto en el Congreso»

 

No votó a Zapatero como líder socialista, pero se ha convertido en un sólido sostén de la maltrecha arquitectura territorial zapateriana. No es que confíe ciegamente en el líder; en momentos de miopía, Chaves mira hacia las instituciones.  

 

—Tras aprobar el Parlamento catalán un Estatuto inconstitucional, ¿cree, como Rodríguez Ibarra, que el PSOE le tendió una mano a Maragall y éste se ha tomado el brazo?

 

—Estoy preocupado, pero de forma positiva. Tengo plena confianza en las instituciones y la primera de ellas es el Congreso. Llevamos ya muchos años de democracia para entender que el Congreso es la garantía de que cualquier norma inconstitucional, insolidaria o que atente a los equilibrios territoriales debe ser cambiada sustancialmente. No estoy de acuerdo con este Estatuto en aspectos relacionados con la solidaridad, la financiación, el término nación o el blindaje de competencias. pero es el Congreso la sede donde se tiene que proceder al cambio sustancial del Estatuto.

 

—¿No piensa que, si el Congreso tumbara el texto, el nacionalismo podría utilizar esa negativa como un nuevo agravio?

 

—Los partidos hemos respetado el proceso de reforma del Estatuto en Cataluña, que ha concluido con un texto aprobado por el 90 por ciento de votos. Ahora le toca el turno al Congreso. Por lo tanto, los partidos catalanes tienen que respetar el trámite y los acuerdos en el Congreso. Todos debemos entender, incluidos los partidos catalanes, que del Congreso no puede salir una norma inconstitucional o que rompa la cohesión del Estado. Lo digo también como socialista y como miembro de su dirección: o esa norma es constitucional, o no saldrá del Congreso. El PSOE puede, con toda tranquilidad, votar que no si entiende que al final de todos los trámites el Estatuto no responde a la Constitución.

 

—Sin embargo, ¿no le parece que la promesa de Zapatero de aceptar cualquier Estatuto que saliera de Cataluña, o el eje catalano-andaluz que usted auspició para atraerse a Maragall, en vez de frenar el nacionalismo del PSC lo han impulsado?

 

—Entra dentro de la lógica que cuando el presidente de España señala que aceptará el Estatuto que salga del Parlamento catalán, lo dice desde una única perspectiva: que sea constitucional. Es inconcebible que un presidente del Gobierno, el primero sujeto al mandato de la Constitución, pueda decir que aceptaría un texto inconstitucional. Pero hay otro aspecto importante: estamos hablando de una propuesta de Estatuto, no de una norma vigente. Por eso me preocupa que el PP quiera excluirse de lo que yo creo que debe producirse en el Congreso: un gran pacto sin exclusiones de nadie. Si estamos ante una propuesta y al final todo el mundo tiene la facultad, en la votación final, de oponerse o ratificar el Estatuto en función de si es o no constitucional, no puedo entender que el PP se quiera excluir.

 

—Pero... ¿alentó o no el eje de Chaves las pretensiones de Maragall?

 

—Cuando hablé del eje, hace ya casi dos años, pensaba que el proceso de reforma de los Estatutos catalán y andaluz se podría convertir en punto de referencia de lo que se ha dado en llamar impulso autonómico. Y la verdad es que no ha sido así. En su redacción actual, el Estatuto catalán no puede ser un punto de referencia de la modernización del Estado autonómico.

 

—¿Es consciente del coste político que su partido sufre o puede sufrir? Las encuestas reflejan una pérdida de apoyo al PSOE y a Zapatero...

 

—Las cosas no se pueden valorar en caliente. Entiendo la reacción de muchos españoles después de la aprobación del Estatuto en el Parlamento catalán, pero hay una cosa importante que ha dicho la mayoría de españoles: que la persona para cambiar la situación es el presidente Rodríguez Zapatero, al que se le ha dado un gran depósito de confianza. Nosotros, lógicamente, vamos a responder a esa confianza, modificando sustancialmente el texto. Ese es el compromiso que tiene el presidente del Gobierno de España.

 

—¿Cómo interpreta usted el hecho de que el «españolista» Bono esté mejor valorado que Zapatero, cuya patria, confesa, es la libertad?

 

—Eso ocurre desde hace tiempo. Tampoco le doy gran importancia. Creo que el presidente tiene un índice de valoración importante.

 

— ¿Observa usted riesgo de confrontación en su partido por la cuestión catalana? Ahí están las voces discrepantes...

 

—No sé si lo que voy a decir es clamar en el desierto. La posición de mi partido es la que manifiesta Rodríguez Zapatero, y esa posición la compartimos todos los secretarios generales y todos los miembros del partido. Después, cada uno puede expresarlo de distintas formas, con palabras gruesas o moderadas, pero la posición del partido, que es compartida por Maragall también, es que el Estatuto puede ser modificado en el Congreso y que ese cambio se debe producir a través del pacto.

 

—Chaves mantiene el sosiego de Zapatero. ¿Influye en ello su condición de presidente federal del PSOE?

 

—He sido siempre un hombre bastante sosegado y tranquilo. Es mi naturaleza y mi personalidad. No creo que ser presidente del partido sea incompatible con la presidencia de la Junta. Yo no tengo dos chaquetas. Nunca se me hubiera ocurrido decir que la presidencia del gobierno de Aznar era incompatible con la de su partido. Son argumentos estúpidos que se usan en la confrontación política. En este caso actúo con sosiego, y como presidente de la Junta pienso en Andalucía y en España, y al pensar en España pienso también en Cataluña ¿Por qué no estoy de acuerdo con un eje Andalucía-Extremadura-La Mancha? Porque en este debate hay que evitar el enfrentamiento entre Comunidades. El de Andalucía y Extremadura contra Cataluña. En Cataluña hay cerca de un millón de catalanes que son andaluces. Esa realidad hay que tenerla en cuenta.

 

—Usted ha invitado al PP a un gran pacto nacional. El PP está de acuerdo si se retira un texto que tanto el PSOE como el propio PP ven inconstitucional. ¿No es contradictorio que el PSOE no lo retire, sabiendo que eso permitiría, quizá, ese gran pacto nacional?

 

—El Congreso tiene la capacidad de modificar el Estatuto. Por otra parte, el Congreso ha aprobado leyes inconstitucionales y no ha pasado nada. Sólo el Tribunal Constitucional puede decidir si una ley es o no constitucional. Yo creo que en este caso no hay que llegar al TC. ¿Por qué el PSOE y el PP no pueden aceptar a trámite el texto catalán y en su tramitación modificarlo?

 

—¿Conoce las ocho fórmulas de Zapatero para «constitucionalizar» el texto catalán ?

 

—Se ha hablado de comunidad nacional, de entidad nacional... No conozco las ocho, pero sí hay algo común: que el término nación no encaja . Lo importante es encontrar un término en el que catalanes y españoles nos sintamos cómodos y que encaje en el artículo 2 de la Constitución.

 

—Si esas fórmulas no funcionaran, o el Gobierno no responde a las demandas andaluzas, ¿estaría dispuesto Chaves a usar unilateralmente el peso de los 35 diputados socialistas andaluces?

 

—Si estamos hablando en los límites del Partido Socialista, lógicamente el PSOE andaluz tiene su peso político en el conjunto del partido. Yo, como secretario general andaluz y como presidente del partido, también tengo mi peso y nuestra opinión y posición son valoradas. Nosotros hemos ayudado a conformar la actual posición del PSOE y de la dirección del partido frente al Estatuto. No quiero hablar de futurible, pero todos nos vamos a mover en el sentido en el que se mueve el partido: la constitucionalidad.

 

—¿Cree que si las fórmulas no tienen éxito Zapatero adelantará las elecciones?

 

—No veo razón para ello, pero es una cuestión que tendrá que decidir el presidente del Gobierno. La falta de apoyos es una hipótesis que ahora no se da. Me quiero situar en una posición que, además de optimista, es razonable: que va a haber Estatuto, y además, constitucional.

 

—¿No le parece absurdo el desgaste de haber permitido un Estatuto de máximos en Cataluña para tener que rebajarlo en Madrid, sabiendo que los nacionalistas seguirán y seguirán pidiendo más y más?

 

—Un presidente de Gobierno responsable y un partido de Gobierno responsable, lo que tienen que procurar es que haya un Estatuto constitucional. Ello conllevaría un encaje de Cataluña razonable en un periodo de tres o cuatro generaciones más. Todos los gobiernos han pactado con los nacionalistas. El pacto Aznar-Pujol del 97 sobre financiación a quien perjudicó fue a Andalucía. Todos debemos procurar un Estatuto que dure 20 ó 25 años.

 

—Pero, como advirtió Guerra, si hoy piden nación, mañana querrán Estado...

 

—Sí, pero lo que no se pueda aceptar, no se acepta. Si nación es un término inconstitucional, pues no se acepta...

 

—También estaríamos ante la primera vez que un partido estatal va a pactar con minorías nacionalistas nada más y nada menos que un nuevo Estado español...

 

—Es lo mismo que aquí, en Andalucía, donde queremos pactar un nuevo Estatuto con un partido nacionalista, el PA...

 

— No es lo mismo, y usted lo sabe...

 

—Sé que no es lo mismo, pero ¿es posible hacer un nuevo Estatuto catalán sin sus partidos nacionalistas, que representan cerca del 50 por ciento de la población catalana?

 

—Le devolvemos la pregunta. ¿Y se puede hacer un nuevo Estado sin el PP, sin la mayoría no nacionalista?

 

—No. Esa es la responsabilidad que tiene el PP: la de implicarse en un proyecto de negociación.

 

—Pero ustedes lo que le piden al PP es que se monte en un carro que ya ha empezado a correr, no le piden iniciar juntos la carrera...

 

—Un proceso de reforma de un Estatuto tiene tres pactos, que son las distintas fases por las que pasa el proceso: un pacto en el Parlamento autonómico, otro en el Congreso y un tercer pacto con los ciudadanos, que es el referéndum. Por ahí tienen que pasar todos los Estatutos. Nacionalistas y no nacionalistas deben comprender que la Cámara puede modificarlos. Nadie puede entender que, a priori, el PP se excluya, porque implica desconfianza en el Congreso, en la misma democracia. Se sacará adelante si el PP se excluye, porque nadie tiene derecho de veto.

 

—Usted dice que hay unidad en los socialistas respecto al Estatuto. ¿Por qué, entonces, los socialistas catalanes lo votaron saltándose toda la doctrina del partido, incluido el documento de Santillana?

 

—Ellos iniciaron un proceso en el Parlamento catalán y entienden que el texto es constitucional. Yo no lo entiendo así, ni el presidente del Gobierno. Nosotros hemos sido respetuosos. También puede haber alguna norma en el nuevo Estatuto andaluz que yo vea constitucional y otros no.

 

—¿Pueden los socialistas catalanes votar lo contrario que los demás socialistas en el Congreso si el maquillaje no les gusta?

 

—Creo que no. Eso está garantizado. Todos formamos parte de un mismo partido.