EL CONSTITUCIONALISMO CÍVICO PLANTA CARA EN 2006 A LA OFENSIVA SOBERANISTA EN CATALUÑA Y EL PAÍS VASCO

 

Tras la «desmovilización» provocada por la ausencia de asesinatos de ETA, los grupos cívicos no desisten para recordar que la falta de libertad sigue vigente

 

 

 

 Informe de Blanca Torquemada en “ABC” del 08.01.06

 

 Por su interés y relevancia he seleccionado el informe que sigue para incluirlo en este sitio web.

 



MADRID. La ofensiva del proyecto del Estatuto en Cataluña y la inesperada resurrección del «plan Ibarretxe», con el PSE escorado «hacia el pacto de Estella», según el reproche de militantes socialistas desencantados y sin capacidad de respuesta interna, va a toparse con la contestación constitucionalista, a través de la respuesta «firme y cualificada» que articularán las plataformas cívicas a lo largo de 2006. El Foro de Ermua, la Fundación para la Libertad e incluso Basta Ya (aunque arrastra problemas internos) están dispuestas a dar la batalla por la idea de España y por unos consensos mínimos para la cohesión y la convivencia.

Estas entidades creen imprescindible superar las contradicciones que han minado su labor desde que el PSOE llegó al Gobierno y esperan que sus ideas vayan calando «capilarmente» en la sociedad, especialmente en el País Vasco y en Cataluña, según explica Inma Castilla de Cortázar, portavoz del Foro de Ermua. El giro del Partido Socialista de Euskadi hacia posturas soberanistas y la «desmovilización» provocada por el ya dilatado lapso en el que no se han producido atentados mortales de ETA han tenido efectos letárgicos en una parte de los ciudadanos, por lo que, dice Castilla de Cortázar, «es más necesario que nunca el rearme moral frente a la tentación de cerrar los ojos y de acomodarse en el «aquí no pasa nada» o «estamos de maravilla», cuando cientos de miles de vascos continúan viviendo amenazados y sin libertad. Que no haya habido asesinatos no anula la dictadura nacionalista ni la convicción de que a los terroristas no les puede salir gratis todo el daño causado».



Llamamientos a los ciudadanos



Por ello el Foro de Ermua prevé movilizaciones ciudadanas que arrancarán el próximo 21 de enero en Pamplona en el paseo de Sarasate, con la lectura del manifiesto «Por la unidad de España, por la igualdad y la solidaridad de todos», a cargo del antropólogo Mikel Azurmendi. «En realidad -recuerda la portavoz del Foro de Ermua- estas convocatorias son consecuencia de la que ya celebramos el 5 de noviembre en la Puerta del Sol. Vamos a seguir en la brecha para vender la idea de España como valor de convivencia, frente a las ideologías reduccionistas. España nos aporta todo y no nos quita nada». Además del acto de Pamplona, ya está convocado otro en Barcelona con participación de Convivencia Cívica Catalana y Ciutadans per Catalunya (la plataforma de Albert Boadella y Arcadi Espada) y un tercero en la plaza Mollúa de Bilbao el 18 de febrero. Se trata de eslabones de una cadena que el Foro de Ermua quiere cerrar con «una gran manifestación en Madrid en primavera» y que estarán sincronizados con «los pasos que vaya dando el Estatuto catalán».

Entretanto, «Basta Ya» se mantiene en un compás de espera y se refugia por ahora en su página «web», hasta que se resuelva el debate interno en el que está sumida la organización. Fuentes conocedoras de estos grupos cívicos explican que «hasta hace poco el Foro de Ermua había sido casi una entelequia sin apenas base social, especialmente en el País Vasco, mientras que Basta Ya sí era una realidad en la calle, en los funerales, en el asfalto aún salpicado por la sangre de los asesinados. El Foro ejercía como puntal ideológico, pero Basta Ya funcionaba como puente tendido en donde se superaban las diferencias de la militancia. De hecho, se puede considerar que fue el embrión del Pacto Antiterrorista, porque el movimiento cívico antecedió al político, en el acercamiento, a través de esta organización, de gente del PP y del Partido Socialista». Su vitalidad se afianzó «por las expresiones tangibles de confianza mutua: el Gobierno del Partido Popular respaldaba a una organización con una base mayoritaria de militantes de la izquierda. Por eso todo se rompe cuando el PSOE alcanza el poder. Surgen dudas, pierden ese apoyo y además el Gobierno exige unos márgenes de confianza por afinidad ideológica para su política antiterrorista».



Tras el «caso Savater»



En esa situación de incertidumbre, ABC reveló la reunión de José Luis Rodríguez Zapatero con el filósofo Fernando Savater y con el periodista José María Calleja, dos de los miembros más activos de Basta Ya. Como resultado del monumental escándalo de opinión pública desencadenado por la noticia, se interpretó que el Ejecutivo había logrado desactivar a la plataforma, e incluso hubo virulentas reacciones (excesivas, según muchos) como la del Foro de Ermua, que acusó al filósofo de prestarse a «aceptar paz por presos». El hecho es que el golpe dejó «noqueadas» a estas voces de primera línea. Ahora, Savater ha elevado el tono crítico, en vista de que el presidente del Gobierno ha dilapidado el crédito que pidió. Carlos Martínez Gorriarán, también miembro significado de Basta Ya, explica a ABC que tampoco él ha flaqueado en ningún momento en sus convicciones, sino que se limitó a reaccionar con independencia de criterio «cuando vi que el Foro de Ermua no estaba dispuesto a conceder el más mínimo apoyo al Gobierno legítimamente elegido y ofrecía un cheque en blanco al Partido Popular». Gorriarán lamenta que «el tejido social que fuimos capaces de crear entre 1999 y 2004 se abrasara con el fatídico 14-M, que sacó a la superficie lo peor del sectarismo de los dos grandes partidos. De ambos, y no sólo de uno de ellos».



Esperanza



De momento aboga por un «stand by» de Basta Ya consistente en «reconvertir nuestra página web en diario electrónico». Su esperanza es que «PP y PSOE vuelvan a entenderse a medio plazo, a partir de 2008. Es verdad que ETA está cansada y que quiere dejarlo, pero intenta hacerlo por la puerta grande y por ahí no podemos pasar».

Pero esa política de compás de espera defendida por Gorriarán no la suscribe todo Basta Ya. Muchos de sus miembros consideran apremiante recuperar la fuerza reivindicativa «en la calle» anterior a la llegada de los socialistas al poder. Por eso no sólo no se descarta un cambio de rumbo forzado por esta corriente de opinión, sino que ese viraje podría estar próximo. «Basta Ya volverá a la calle -dice otro buen conocedor de estas cuestiones- y no lo hará porque lo diga Fernando Savater». Mientras, los descontentos se aproximan al Foro de Ermua y dan consistencia a la «encarnadura social» que en otro tiempo le faltó a ese colectivo. Tras su éxito como aglutinador de la Diáspora vasca antes de los últimos comicios autonómicos, se ha convertido en la alternativa a otros frentes cívicos más condescendientes con la política antiterrorista del Gobierno.

A un tiempo, la Fundación para la Libertad de Nicolás Redondo y Teo Uriarte no renuncia al papel de «limar asperezas. Seremos siempre fuente de entendimiento». Redondo Terreros explica a este diario que la entidad ha organizado una serie de seminarios en varias Universidades de España en los que diversos especialistas debatirán y propondrán «cómo alcanzar los consensos básicos nacionales que ahora faltan y que son absolutamente necesarios, en educación, en política exterior o en la lucha antiterrorista. El resultado de estos foros de discusión se plasmará en un libro de la Fundación».

Sobre la situación en la que se halla el PSE, donde apenas se oyen voces de contestación interna contra Patxi López, Redondo opina que «hoy los partidos, y no sólo el PSOE, son monolíticos, no hay corrientes de opinión como las que por ejemplo existían en tiempos de Felipe González. Además, en esta situación en la que ETA no mata a la gente le resulta más difícil dar el salto de lo ético a lo político. Muchos lo han pasado muy mal, hay que entenderlo».



No hay visos de un nuevo partido



En el reciente debate interno de las plataformas cívicas se ha puesto en alguna ocasión sobre la mesa la posibilidad de crear un nuevo partido, un espacio con la única seña de identidad de defensa del concepto de nación española en el País Vasco. La iniciativa de Espada y Boadella en Cataluña ha alimentado un planteamiento que, sin embargo, no termina de arrancar: «No lo creo posible -argumenta Nicolás Redondo-, porque quienes no son capaces de transferir su voto socialista al PP ni siquiera por pragmatismo en un momento dado, tampoco lo harían en favor de una eventual plataforma de ese tipo. En Cataluña hay un paraguas social que da cobertura a esa opción, aquí no».

Tampoco ve factible ese camino el antropólogo Mikel Azurmendi: «No es eso lo que está en el ánimo de la gente aquí en el País Vasco -dice-, sino que ahora quienes siguen en la contestación al nacionalismo se están aproximando más al PP. Mucha gente está dispuesta a volver a aquel momento en el que fue capaz de superar las fronteras personales a la hora de votar. Hay que desmontar ese discurso sibilino de quienes critican a la vez al Gobierno porque lo está haciendo todo mal y al PP porque dice a todo que no. Si Zapatero lo está haciendo fatal, ¿es tan raro que el PP se niegue a todo?».