RAJOY, LIDERAZGO Y PROYECTO

 

 

  Editorial de   “ABC” del 06.03.06

 

 Por su interés y relevancia he seleccionado el editorial que sigue para incluirlo en este sitio web.

 

 

La Convención del Partido Popular no tenía como objetivo la renovación de cargos ni la gestión de la actual directiva nacional, pero para Mariano Rajoy se ha saldado como una confirmación clara y definitiva de su liderazgo. No son pocas las ocasiones en las que el PSOE le recuerda que su candidatura fue una decisión personal de Aznar, con el propósito de erosionar su autoridad dentro de las filas populares. Si alguna posibilidad quedaba a esta táctica, la convención del pasado fin de semana se ha encargado de eliminarla, al reconocer claramente en Mariano Rajoy el liderazgo y el proyecto del Partido Popular para las próximas elecciones generales. Todos los dirigentes que tomaron la palabra en las tres jornadas de la convención, de una forma o de otra, sumaron adhesiones a Rajoy, conscientes de hallarse en el momento más crítico de la legislatura, cuando las apuestas principales de Rodríguez Zapatero deben empezar a decantarse por el éxito o el fracaso y cuando la movilización de la sociedad frente a determinadas políticas gubernamentales encara la próxima cita electoral: las elecciones autonómicas y locales de 2007. En este sentido, el PP no ha podido elegir momento más oportuno para apuntalar su unidad y su estabilidad, pues ante sí tiene el reto de afrontar como oposición las grandes incertidumbres que el Gobierno ha instalado en la sociedad española, como son la continuidad constitucional de España y el fin del terrorismo.

Consciente, sin duda, de que el desarrollo de la convención había puesto sobre su persona el foco de la atención, Rajoy pronunció un discurso trascendente del partido, resumido en la convocatoria a todos los ciudadanos a «articular una voluntad española». El significado profundo de este lema es que resume la alternativa del PP como la oferta de un partido que es y se siente nacional y que se postula como la alternativa a una formación, el PSOE, que está practicando una política de disgregación, por ahora, y sin duda con eficacia, de sentimientos y vínculos entre ciudadanos y entre territorios. El discurso de Rajoy no fue complaciente con la situación y, quizá por esto, alguna parte de la audiencia crea que su planteamiento no fue centrista. Pero esta convención ha servido para comprobar que, como dijo el sábado el secretario general del PP, Ángel Acebes, «moderación y firmeza son lo mismo».

La convención era un acto de partido y para el partido, pero su ambiciosa finalidad acabó por convertirla en la presentación de las precampañas electorales que se avecinan. Y ahí Rajoy quiso ser claro y no engañar levantando falsas expectativas sobre acuerdos y diálogos con el Gobierno. Su discurso desgranó de forma inobjetable el balance de la acción del Ejecutivo socialista, por el que no es posible el acuerdo con la oposición: no porque ésta no quiera, sino porque el Gobierno lo rechaza de antemano. La cuestión territorial, el proyecto de Estatuto para Cataluña y la política sobre ETA fueron tratados por Rajoy como ejemplos de los consensos rotos por la decisión del Gobierno de pactar con socios irrecuperables para políticas moderadas y constitucionales.

En todo caso, el éxito de la convención se medirá por sus consecuencias en la definición por el PP de una estrategia coherente con la reivindicación del liberalismo y del reformismo, que no exige desistimiento de principios, como aclaró Ángel Acebes, pero sí actitudes y lenguajes integradores, que son los que propician proyectos realmente nacionales, y no parciales como los que patrocina Rodríguez Zapatero. Por eso, al PP le corresponde hacer un esfuerzo suplementario: bregarse a fondo en las grandes cuestiones nacionales (terrorismo, debate territorial) y acercarse lo más posible a la vida cotidiana del ciudadano, terreno en el que la colonización ideológica de la izquierda no se debe a la superioridad de sus argumentos, sino a la renuncia previa de la derecha a ganar la batalla de las ideas. Hizo bien Mariano Rajoy en hablar de educación, de juventud, de los mayores y las personas dependientes, de la inmigración. Porque también, y sobre todo, con estos materiales deciden los ciudadanos -después de saber quién les escucha y les comprende- a quién confiar el gobierno de su país.