ENTREVISTA A  ALBERT RIVERA

Por María Jesús Cañizares  en “ABC” del 05 de octubre de 2008

Por su interés y relevancia he seleccionado el artículo que sigue para incluirlo en este sitio web.

 

 

“Utilizan alumnos de escuelas públicas como conejillos de Indias, pero sus hijos van a la privada”

-¿Qué propició el éxito de la manifestación contra la intolerancia lingüística?

-El caldo de cultivo lo han creado los nacionalismos y la aprobación de la Ley de Educación en Cataluña consolida la inmersión lingüística como sistema único obligatorio en la enseñanza. Es un problema a nivel de toda España porque ese sistema se quiere implantar también en el País Vasco y Galicia, y surgen problemas en la Comunidad Valenciana. Por tanto, pensamos que esta manifestación no podía ser sólo autonómica, sino nacional, pero hecha en Barcelona. La dificultad máxima era hacerla en el nido donde el nacionalismo ha sido la semilla de la normalización lingüística. Se hizo en Barcelona con apoyo de partidos y entidades de toda España.

-Un punto de inflexión

-El titular de ABC en el que se hablaba de manifestación sin precedentes fue el acertado. Aglutinar a todas esas entidades en torno a un manifiesto, sumar y que todos renuncien a su protagonismo es algo que no se había visto. La única vía de acabar con los problemas de un estudiante que no puede aprender en su lengua es sumar esfuerzos en la calle. La asociaciones cívicas deben tener la voz cantante y los partidos ayudar donde haga falta.

 

«No es coherente que el PSC lleve las siglas del PSOE y luego no vote la condena del terrorismo o imponga la inmersión»

 

-En el debate de política general, PP y Ciutadans han sufrido a la exclusión del resto de partidos.

-La característica principal del nacionalismo es la exclusión. En ese acuerdo sobre financiación entre tripartito y CiU se hablaba de unidad. Y se me ocurre o que no saben contar escaños o que voluntariamente se intenta dar la idea de que ellos son Cataluña y el resto estamos en contra. El otro día tuve una discusión política con el «president» porque le recordé las actuaciones del franquismo, en el que quien criticaba el régimen era antiespañol. Ahora, quienes ponemos peros al Estatuto o a la inmersión, somos anticatalanes. Más que soledad, lo que yo he visto ha sido una escenografía, un vodevil sobre un pacto de financiación que es el mismo que estaba en el Estatuto. Quieren reeditar, ahora con Ciutadans en el Parlament, un pacto del Tinell implícito. Juegan a excluir a los que podrían devolver la Cataluña real a las instituciones.

-¿No condenar el terrorismo en el debate es consecuencia también de ese pensamiento único?

-Eso parte de una condena que Ciutadans quería hacer, muy parecida a la que se hizo en el Congreso. El tripartito, sobre todo ERC, quería rebajarla, hacerla más «light». Se hizo una condena mínima. Entonces presentamos la resolución, donde incluimos la petición de prohibir el nomenclátor de calles con apología del terrorismo. Pedimos que se leyera en voz alta para que se evidenciara quién votaba qué y la realidad es que la resolución incomodó, sobre todo al presidente del Parlament, Ernest Benach. El nacionalismo quiere construirse un Estado propio y no se esconde. Lo curioso es que el PSC caiga en ello. ERC es consecuente con su independentismo. Lo que no es coherente es que el PSC lleve las siglas del PSOE y luego no vote la condena del terrorismo o imponga la inmersión en las escuelas que es algo propio del nacionalismo más recalcitrante. Montilla está haciendo una política lingüística que triplica en gastos a la que hacía Maragall.

 

«Quieren reeditar, ahora con Ciutadans en el Parlament, un Pacto del Tinell implícito»

 

-¿La única vía para que un niño pueda estudiar en castellano y en catalán es ir a un colegio privado?

-En el debate recordamos que Montilla lleva a sus hijas a un colegio alemán donde estudian tres idiomas. Alegan que la no inmersión fracturaría la cohesión social. Hacer religión o ética también rompería la cohesión social. Los alumnos de las escuelas privadas donde se estudia inglés y castellano, ¿no salen cohesionados socialmente? Topamos con la hipocresía de muchos diputados del Parlamento que usan de conejillos de indias a los alumnos de la escuela pública, pero luego llevan a sus hijos a la privada. Proponemos un trilingüismo vehicular, que creemos factible.

-El PP presentará una propuesta alternativa a la LEC, donde se confirma la inmersión. ¿Ciutadans apoyaría esa propuesta?

-Ciutadans, al ser un grupo mixto, no tiene capacidad de presentar leyes. Por eso estudiaremos muy a fondo la propuesta del PP. Estoy convencido de que en todo el tema lingüístico estaremos de acuerdo, aunque quizá el PP introduzca otros asuntos en los que podemos discrepar.

-¿Qué iniciativas preparan?

-La única vía es hacer una campaña a nivel nacional para que, allí donde se prohíbe la enseñanza en castellano, la gente salga a la calle. Hay que plantear la recogida de firmas para una iniciativa legislativa popular (IPL) que regule las lenguas oficiales en España. Si un partido lleva una propuesta al Parlamento no prosperará porque el PSOE en el Congreso, con sus socios o con los nacionalistas, lo tumbarán. Y en los parlamentos catalán o gallego sucederá lo mismo por las mayorías nacionalistas. Si en el Congreso aparecen 500.000 firmas o medio millón, el PSOE tomará conciencia del problema.

-¿Qué perspectivas de éxito pueden tener?

- Aunque son situaciones diferentes, recuerdo otras manifestaciones, por ejemplo contra el terrorismo, en las que las ideologías quedaron aparcadas porque se dan situaciones preconstitucionales. Estamos defendiendo derechos fundamentales, no reivindicaciones de una causa ideológica. Hemos tenido experiencias previas que fueron parcialmente exitosas. Planteamos una a escala mayor, con una veintena de asociaciones y partidos unidos por una misma causa.