GOBIERNO SIN CONFIANZA

Editorial de  “ABC” del 10 de junio de 2009

Por su interés y relevancia he seleccionado el editorial que sigue para incluirlo en este sitio web

 

NI elecciones anticipadas, ni cuestión de confianza, ni siquiera una reflexión sensata sobre su fracaso electoral. El PSOE continúa empeñado en esconder la cabeza debajo del ala para ignorar el mensaje inequívoco de las urnas europeas. Como siempre, la culpa se le atribuye al Partido Popular, en este caso por su «ansiedad» en aprovechar la coyuntura, según dijo ayer José Blanco, recuperado para las funciones de ariete partidista después de una etapa con perfil institucional. El propio Rodríguez Zapatero confirmó en la sesión de control del Senado que nos esperan nuevos episodios de esta práctica sorprendente que imita a la política del avestruz. El presidente recordó al PP que sigue en la oposición y recomendó a los populares que disfruten de los resultados en lugar de utilizar un supuesto tono agrio incluso cuando ganan. Una vez más, se trata de lanzar dardos contra el adversario -en este caso, el portavoz Pío García- Escudero- sin la más mínima autocrítica y sin aceptar ninguna responsabilidad por un resultado muy negativo. La posición oficial de los socialistas parte de una falacia evidente: no es la crisis la que pasa factura al Gobierno, sino la gestión lamentable de dicha crisis a cargo de un presidente que primero la niega, después intenta eludir sus efectos y ahora le echa la culpa de todos los males. Varios gobiernos europeos -eso sí, de centro-derecha- han salido más fuertes de las urnas, a pesar de que tienen que lidiar también con una recesión de alcance universal. Lo malo es que Rodríguez Zapatero pretende salir del paso a base de maniobras y ocurrencias que una sociedad moderna termina por rechazar cuando las cosas se ponen serias. Si no lo quiere entender, todos vamos a pagar las consecuencias porque España no puede permitirse otra larga temporada a base de retórica sin contenido y de falsos equilibrios parlamentarios que ya ni siquiera permiten al Grupo Socialista evitar la pérdida de votaciones.

La sociedad española no asume en un contexto como el actual que el Gobierno sea incapaz de reaccionar con medidas sensatas y, si es preciso, con reformas estructurales. Confianza es precisamente lo que necesitan nuestras empresas y trabajadores, así como las miles de familias que sufren el drama del paro o el temor a que se acerque el fin de mes. Esta sociedad desconfía profundamente de un Ejecutivo oportunista, que malgasta su tiempo en una propaganda sin sentido para ocultar la evidencia de un equipo poco sólido y superado por las circunstancias. Cuando Rodríguez Zapatero insinúa ante los suyos que el PSOE sólo ha sufrido un «desgaste moderado», no sólo está dilapidando el caudal electoral de su partido, sino -lo que es mucho peor- la última esperanza de muchos ciudadanos acerca de una reacción gubernamental en favor del interés general. Pedir elecciones anticipadas o apelar a los instrumentos parlamentarios que miden los apoyos del Ejecutivo no es una maniobra táctica del PP, sino un criterio que gana fuerza por momentos en la opinión pública y que podría convertirse en un clamor en los próximos meses. En efecto, tal y como están las cosas, la negociación de los próximos presupuestos generales del Estado podría convertise en la prueba definitiva de la incapacidad de este Gobierno está encauzar la situación. Mientras tanto, da igual que el PSOE alivie sus penas en el marco del desastre general de la izquierda en toda Europa.