ESTRATEGIAS NACIONALISTAS
Editorial
de “ABC” del 05 de
abril de 2010
Por su interés y relevancia he
seleccionado el editorial que sigue para incluirlo en este sitio web
EL
Partido Nacionalista Vasco celebró ayer el «Aberri Eguna» -o «día de la patria»- con un llamamiento a la
unidad de los nacionalistas, sobreentendiendo que el liderazgo de este frente
abertzale le correspondería sin discusión. No faltaron tampoco ataques al
Gobierno de Patxi López y al apoyo que recibe del
Partido Popular, etiquetados uno y otro como meras sucursales de Zapatero y
Rajoy. Pese a una aparente moderación de formas, el discurso del presidente del
PNV, Iñigo Urkullu, se mantuvo en la línea de
deslegitimar la alternativa constitucional formada por socialistas y populares
vascos, como si fuera un mero accidente histórico. Mientras el PNV no asuma la
pluralidad vasca seguirá siendo una formación anclada en el sectarismo de
Sabino Arana y un factor de perturbación de la democracia.
Sin
embargo, los destinatarios principales del discurso de Urkullu
fueron las diversas familias nacionalistas, a cuya fragmentación culpa de la
derrota electoral en las últimas elecciones autonómicas. Por eso, la apuesta
del PNV es volver a un coalición como la de Estella,
con las actualizaciones oportunas, pero que no discuta su liderazgo, porque
éste es el motivo principal de los enfrentamientos entre PNV y ETA, no el
terrorismo, sino la competencia que se hacen el uno al otro para encabezar el
siempre frustrado frente abertzale. La posibilidad de una coalición electoral
entre Eusko Alkartasuna y
el entramado batasuno -escenificado ayer en una marcha conjunta de Irún a
Hendaya- preocupa al PNV no por razones éticas, sino puramente tácticas, en
relación con su objetivo principal: recuperar la hegemonía perdida.
También
ETA aprovechó la jornada para lanzar su propio mensaje, en el que culpa a la
Policía francesa de haber provocado el tiroteo en el que murió el agente Jean-Serge Nérin, versión desmentida
por las autoridades galas y que demuestra la falta de escrúpulos de los etarras
para justificar lo injustificable. Por eso, ETA se reafirma en la violencia,
legitimándola como «respuesta armada», y la adereza con guiños a las gestiones
de los mediadores internacionales que han pululado por los medios en las
últimas semanas, propalando las mismas patrañas sobre el fin dialogado de la
violencia que precedieron a la tregua de 2006, pactada con el Gobierno
socialista. No sería extraño que ETA concrete, antes de las elecciones
municipales y forales de 2011, una nueva estrategia de engaño. El Gobierno y el
PSOE ya están avisados de que aceptar más treguas sería, más que un error, una
vileza.