ESPAÑA, LA TORMENTA PERFECTA
Editorial
de “ABC” del 28 de
abril de 2010
Por su interés y relevancia he
seleccionado el editorial que sigue para incluirlo en este sitio web.
LA
revelación hecha ayer por ABC de los datos de la Encuesta de Población Activa
muestran una cifra de paro histórica, que supera los 4.600.000 desempleados,
desbordando esa tasa del 20 por ciento que el Gobierno descartó que se
alcanzara. Este dato es la demolición del poco crédito que le quedaba al
Ejecutivo socialista para liderar la recuperación económica de España, una
cifra de la que sólo cabe extraer una consecuencia lógica, que es la necesidad
de un adelanto electoral que permita a la democracia funcionar como catarsis de
una nación azotada por las peores crisis posibles.
El
Gobierno ha tocado fondo y, lo que es peor, parece dispuesto a quedarse ahí,
arrastrando consigo el futuro de España. Porque, sin dramatizar, España está en
el umbral de una decadencia que trasciende la crisis económica -ayer
escenificada con toda crudeza en la Bolsa, con una caída del 4,19 por ciento en
el Ibex- y con consecuencias más graves que las que muestran las estadísticas
oficiales. Esta crisis económica está siendo especialmente cruel con España
porque ha hecho aflorar las carencias de un Gobierno elegido en tiempo de
bonanza y acostumbrado a administrar la riqueza que heredó de ocho años de buen
gobierno. En cuanto ha sido puesto a prueba por la crisis, el Ejecutivo de
Rodríguez Zapatero se ha manifestado como un equipo débil y desorientado.
Además, su crisis política es evidente, porque el Gobierno no tiene confianza
en sí mismo. Le falta liderazgo y está en manos ajenas. El balance de la
presidencia europea es el fiel retrato del vacío de ideas y de proyectos del
equipo socialista. Seis años después de llegar al poder, sus apuestas se
cuentan por fracasos, como la vuelta «al corazón de Europa», el final dialogado
de ETA, la paz autonómica o la diplomacia buenista.
Por si
fuera poco, se añade una crisis de los principios imprescindibles para toda
nación que precise autoestima y fortaleza frente a la adversidad. La concordia
nacional está en riesgo por un revisionismo histórico temerario. El sistema
educativo -el escolar y el de los valores- es víctima de esa planificada
mediocridad con la que la izquierda intenta atraerse a la juventud. Y la
Justicia, clave del entramado de libertades y derechos, está maltratada por la
falta de respeto endémica de la izquierda hacia la independencia judicial. Sin
educación y sin justicia no es posible avanzar con confianza.
El
cuadro de situación pudiera parecer catastrofista, pero hace pocos meses se
llamaba catastrofista al que predecía un 20 por ciento de paro. El presidente
del Gobierno, por dignidad y patriotismo, debe convocar elecciones.