PRESIDENTE MENGUANTE

Si el PSOE está dispuesto a cambiar de líder, debería hacerlo de inmediato. Es hora de tomar decisiones y de explicarlas a los ciudadanos

Editorial de  “ABC” del 16 de diciembre de 2010

Por su interés y relevancia he seleccionado el editorial que sigue para incluirlo en este sitio web

 

Muchos ciudadanos se preguntan, entre perplejos e irritados, por qué se esconde a día de hoy el presidente del Gobierno en una aparente dejación de sus responsabilidades que resulta inaceptable en términos políticos y jurídicos. Hace tiempo que la sociedad española vive en situación de emergencia económica, y el Gobierno acaba de tomar medidas drásticas que exigen explicaciones al más alto nivel. Por primera vez desde que se aprobó la Constitución, está declarado el estado de alarma, a punto de ser prorrogado si así lo acuerda el Congreso de los Diputados. El escenario actual exige al presidente una presencia activa ante la opinión pública, muy lejos del perfil bajo que mantiene Rodríguez Zapatero, que ni siquiera está dispuesto a explicar en el Congreso las razones que podrían justificar la prolongación de una situación de anomalía. Una vez más, cabe sospechar que hay razones de partido —y no de Estado— que determinan el silencio injustificable de un presidente en fase menguante, tal vez ya políticamente irreversible.

La Constitución establece un modelo parlamentario que realza la figura presidencial muy por encima de los vicepresidentes o los ministros. El jefe del Ejecutivo es el único que obtiene la confianza de la Cámara a través de la investidura, y no puede por ello escudarse en sus colaboradores a la hora de ofrecer la imagen de liderazgo que imponen las circunstancias. Tal vez el PSOE prefiere reforzar la figura de Pérez Rubalcaba con vistas a un eventual recambio a corto o medio plazo. Pero, una vez más, no es lícito confundir las cuestiones de Estado con los intereses coyunturales del partido. Si Rodríguez Zapatero no está en condiciones de seguir, tiene que dejarlo de inmediato para que alguien tome las riendas de un equipo ministerial que hace agua por todas partes. Es el momento de reiterar la urgencia de una convocatoria electoral, porque España no se puede permitir una agonía de año y medio, que puede resultar nefasta. En el peor de los casos, si el PSOE está dispuesto —como parece— a cambiar de líder, debería hacerlo de inmediato porque es hora de tomar decisiones y de explicarlas directamente a los ciudadanos, sin intermediarios ni coberturas para salvar la imagen de un político incapaz de levantar el vuelo.