SOCIALISMO EN BUSCA DE LÍDER

Las aguas bajan revueltas en las filas de un partido cuyos líderes hacen cuentas sobre la magnitud de las próximas derrotas electorales

Editorial de  “ABC” del 20 de diciembre de 2010

Por su interés y relevancia he seleccionado el editorial que sigue para incluirlo en este sitio web

 

Mientras Rodríguez Zapatero deja pasar el tiempo sin pronunciarse sobre su continuidad o no al frente del PSOE, las aguas bajan revueltas en las filas de un partido cuyos líderes hacen cuentas sobre la magnitud de las próximas derrotas electorales. Con Alfredo Pérez Rubalcaba —ayer en Afganistán—ejerciendo sin disimulo como cabeza visible de un Ejecutivo desbordado por las circunstancias, unos y otros toman posiciones ante la debacle que anuncian todas las encuestas. Ayer mismo, Tomás Gómez lanzó un mensaje inequívoco ante los sindicatos afines. Según el vencedor en las primarias madrileñas, hay que abordar una reforma de las pensiones desde el prisma de la izquierda, añadiendo que los mercados —a los que atribuye toda la responsabilidad de la crisis económica— deben ser «gobernados» por el poder político. No son ciertamente las palabras que cabe esperar de un dirigente responsable, sino las de un candidato que pretende llamar la atención por el viejo procedimiento de marcar las distancias con un líder en caída libre. Gómez derrotó a Trinidad Jiménez gracias a que presentaba una imagen de rechazo al oficialismo, y ahora intenta evitar que la sombra del presidente del Gobierno acabe definitivamente con sus ya limitadas posibilidades de plantar cara a Esperanza Aguirre.

Algunos sectores del PSOE interpretan en la misma clave la evidente tendencia de José Bono a sobreactuar en los últimos tiempos desde el cargo institucional que ostenta. Ya sea en el discurso del Día de la Constitución o en el cierre de puertas para la votación del estado de alarma, lo cierto es que el antiguo rival de Zapatero por la dirección del partido no pierde ninguna ocasión de recordar que continúa siendo un peso pesado de este socialismo en horas bajas. La función institucional que debería desempeñar como presidente del Congreso de los Diputados cede su lugar con demasiada facilidad a la tentación de jugar algún papel, todavía indefinido, en los próximos acontecimientos. Aquí y allá se perciben síntomas de inquietud en un partido cuyo principal rasgo de unidad consiste a día de hoy en que todos contemplan a Zapatero como un líder ya amortizado.