RENDICIÓN. SEGUNDO ACTO

 

 Artículo de Gabriel ALBIAC en  “La Razón” del 09/05/2005

 

Por su interés y relevancia, he seleccionado el artículo que sigue para incluirlo en este sitio web. (L. B.-B.)

 

Cierre de la Comisión sobre la matanza del 11M. Y apertura de la (semiclandestina aún) Comisión negociadora entre Gobierno y ETA. Un acto sigue a otro. Idénticos en tiniebla. La máquina de la farsa (trágica, pero farsa) es  implacable. No me quedan ni ganas para valorar. Hay veces en que describir es más amargo que hacer juicios. Casi siempre. En este basurero irrespirable, al cual las sociedades actuales dan nombre de política. La lógica se impone, en todo caso. Con la serenidad espeluznante que es la suya. Haciendo trizas de cualquier deseo. Haciendo trizas aun de nuestras peores sospechas. Y en ella no hay lugar para lamentos. Ni consuelos.

El 13 de marzo de 2004 este país se rindió, ante el primer ataque bélico sufrido en suelo propio desde 1939. Hay acontecimientos que pueden prestarse a equívoco interpretativo. Éste, no. Cuarenta y ocho horas después de que la población civil madrileña fuera masacrada por la tercera operación militar islamista de envergadura (tras Nueva York y Bali), las elecciones generales dictaron opinión

pública: rendición inmediata. Tal fue el mandato que recibió el político sobre el cual ha recaído la más dura tarea de la historia moderna de España: dejar de serlo. Tales, los términos del alto el fuego. No cualquiera hubiera aceptado protagonizar eso. Pero siempre acaba por haber alguien para esas cosas.

La rendición al islamismo puede darse por completada, tras un año de humillaciones. Hasta el fantástico disparate de vender (o regalar) blindados a nuestro único enemigo fronterizo: Marruecos. Fin del primer acto.

Puede iniciarse el segundo. La mayor parte de sus elementos está ya esbozada. Ahora todo converge hacia su nudo. Aceptada –no, aceptada no, glorificada– la derrota de entonces, trocada en fraternal alianza la ideología genocida de la cual Madrid fue víctima, queda sólo pasar al segundo armisticio.

Ninguna lógica tendría que el Gobierno de España se postrase ante la barbarie islamista y dejara de hacerlo ante la –al fin y al cabo, bastante menos asesina– de los secesionistas catalanes y vascos. Se consumará en meses. Y nadie de cuantos dieron su voto al tal Rodríguez para destrizar la nación podrá alzar reproche alguno. Uno se rinde para callar; y para cargar con lo que el vencedor quiera imponerle. Es esencial capitular ante el bloque ETAIbarreche. Por una determinación causal que va mucho más allá del País Vasco. En Cataluña,

Maragall y Carod aguardan. Son ellos quienes de verdad han maquinado, tras la

grotesca máscara del don nadie que exhibe hileras de joviales dientes en Madrid, el despiece de un país llegado a su crepúsculo. España va a morir. Para que dos necedades llamadas País Vasco y Cataluña puedan arruinarse como bien les plazca. Tercer acto. Y a mí me da lo mismo. Yo sólo sueño con marcharme lejos.