LA ESTRATEGIA DE ARTUR MAS

El pacto de Mas y Montilla le permite a Zapatero pensar en un apoyo de CiU más allá del previsible triunfo del PP en las municipales

Artículo de César Alonso de los Ríos  en “ABC” del 27 de diciembre de 2010

Por su interés y relevancia he seleccionado el artículo que sigue para incluirlo en este sitio web.

 

¡Pobre Arriola! Él, que se imaginaba a Artur Mas dependiendo de los votos de Alicia Sánchez Camacho... Porque ¿en qué otro grupo, sino en el PP, tendría que apoyarse CiU en el parlamento catalán? Al sociólogo y a sus asesorados de la calle Génova no se le pasaba por la imaginación que CiU pudiera llevar a cabo ¡al fin! la llamada «sociovergencia» e, incluso, la incorporación a su gobierno de figuras independientes y progresistas.

Ha sido inútil recordar durante años que en Cataluña caben todas las formas de coalición menos las que supongan acuerdos de fondo con el PP. Es algo que está en la «naturaleza» de los nacionalistas. El precedente del apoyo parlamentario al Gobierno de Aznar lo fue a escala estatal, después de la borrachera del GAL y la corrupción económica, y fue muy limitado en el tiempo y en los contenidos. Duró un santiamén. Precisamente el triunfo de Aznar en las segundas elecciones se debió a que se negó a todo tipo de compromisos con los nacionalismos periféricos que fueran más allá de las transferencias previstas. Pero es inútil demostrar lo obvio. Por ejemplo, que las estrategias del PSOE, el PNV y CiU pasan por unos objetivos comunes que tienen que ver con la formación de un modelo de Estado confederal. Sin embargo las gentes del PP han seguido confiando en el oportunismo político de CiU y el PNV y la vuelta de estos al redil conservador y razonablemente progresista, justificados por un vago sentido de clase. El «posnacionalismo», que dijo en su día Ramón Jáuregui.

El pacto de Mas y Montilla le permite a Zapatero pensar en un apoyo de CiU más allá del previsible triunfo del PP en las municipales. Pero, en todo caso, quiero recordar una vez más que cualquier análisis político debe pasar por la estrategia que comparten socialistas y nacionalistas y que cualquier otra veleidad, ya sea de Arriola o de cualquier otro, está condenada al mundo de las puras ilusiones.