INQUILINO DEL TERROR

 

 Artículo de César ALONSO DE LOS RÍOS  en  “ABC” del 14/12/04

 

Por su interés y relevancia, he seleccionado el artículo que sigue para incluirlo en este sitio web. (L. B.-B.)

 

 

ZP puede dar todas las vueltas que quiera a las interpretaciones del 11-M, pero al final no podrá escapar al hecho cierto de que los cerebros que planearon la masacre del 11-M consiguieron cambiar el signo del Gobierno de la Nación, que es lo que se habían propuesto.

Los terroristas fueron los primeros en votar. Echaron su negra papeleta tres días antes. Después, el 14, desfilaron por las urnas los que habían paseado su odio por las calles, los que habían asaltado las sedes del PP, los que habían cambiado la catástrofe tecnológica del Prestige en una catástrofe política, los que vienen defendiendo el diálogo con ETA para cambiar paz por terroristas, los que odian a Bush más que a Sadam Husein, los que prefieren Ben Laden a Aznar, los que venían diciendo que EE.UU. se tenía bien merecido el castigo del 11 de septiembre...

Todo esto se me venía a las mientes ayer mientras ZP farfullaba respuestas a las certeras preguntas de Zaplana.

Yo entiendo que es muy desazonante, política y moralmente, pensar que uno es presidente de Gobierno gracias al Terror. Es una pesadilla oír cómo te lo recuerda un día Bush y otro Putin, y cómo se lo callan Chirac y Schröder gracias a los servicios que les haces. Pero el de León sabe cuán costoso es mantener la dignidad y el riesgo y cuál es la relación entre dignidad y poder. ZP sabe que el anti-terrorismo supone el peligro de los atentados y él no está por ello. Y lo que es peor: pone de pantalla al pueblo. ¿Por qué se empeñaba Aznar en la guerra si el pueblo no la quería? Esto es lo único que se le entendió ayer a ZP en la Comisión del 11-M. Dejó bien clara su teoría sobre la peligrosidad de los principios. ZP se recreó en ella con la fruición de quien ha descubierto una ley. Cuanto más te opongas al islamismo, más riesgos corres. La prueba -dijo- fue Casablanca. ¿Te apuntas a la guerra de Irak? Los riesgos se acrecientan. Para ZP, Aznar fue un temerario. Ahora España ha encontrado la tranquilidad con él. Cualquier día nos anunciará el pacto con ETA. ¿O es que hay alguien tan loco que no quiera el fin del terrorismo?

AHORA que se acerca el fin de los trabajos de la Comisión del 11-M, conviene ir sacando conclusiones. La mía es que ZP está en la presidencia no porque su partido haya dado un golpe de Estado, sino porque él y su partido hicieron bien el trabajo de colaborar, en la práctica, después del 11-M, con los que querían cambiar el signo del Gobierno y, de paso, la relación de fuerzas en Europa. Ha sido, por tanto, algo muy grave por cuanto no sólo supone una deslealtad con un Gobierno en unos momentos de acoso, sino con la democracia misma. Desde el 11 al 14, la actividad de ZP, Blanco y Rubalcaba fue frenética. Consiguieron la colaboración de los «suyos» en las Fuerzas de Seguridad del Estado y la de gentes como Carod-Rovira y Otegi. Rubalcaba se entrevistó con Vera. Es decir, el PSOE y el Gobierno se acercaron a esa línea caliente de la política en la que se mezclan los terroristas de todos los signos, incluidos los partidarios del terrorismo de Estado. Todos ellos hicieron un siniestro viaje hasta los arrabales donde la democracia pierde su nombre. Aprovecharon a fondo las horas contadas que les dieron los diseñadores del golpe. Las suficientes. Las justas. Para que los Almodóvar pudieran hablar del peligro de suspensión del Estatuto vasco y la suspensión de las elecciones...

POR mucho que se defienda, ZP tendrá que reconocer que llegó a La Moncloa de la forma más tormentosa que cabe pensar, excepto la de un golpe de Estado. Él es un inquilino del Terror. Y lo único que quizá pueda hacernos olvidar aquellos terribles días del 11 al 14, tan coherentes con los tres años de oposición últimos, será la desgracia a la que pueda llevarnos su Gobierno. Y va camino de ello.