ADEMÁS, PARDILLOS 

 

 Artículo de César Alonso de los Ríos en “ABC” del 14.07.06

 

 Por su interés y relevancia he seleccionado el artículo que sigue para incluirlo en este sitio web. 

 

La ciudadanía recompone el calendario de las negociaciones del Gobierno con ETA; se advierten las contradicciones; se toma nota de las mentiras; Rajoy pide la dimisión del presidente por los engaños demostrados y, más allá de estos puntos no ciertamente baladíes, salen a la luz las diferencias entre los negociadores en relación con las formas de legalización de Batasuna. «Gara» se coloca en el mercado periodístico con el aval que le ha dado el Gobierno como órgano de expresión, que es de la otra parte contratante, y de ese modo salen a la luz informaciones comprometedoras para el Gobierno.

Pero, al suceder todo esto, la negociación adquiere la vitola de la normalidad e incluso de la legalidad. Este es el drama de fondo. Se acepta sin escrúpulos un «proceso de paz», que es a todas luces radicalmente ilegal e inmoral. ¿O alguien en su sano juicio puede admitir que los administradores del Terror se sienten a la mesa de la negociación con los legales sin haber dado previamente muestra alguna de arrepentimiento?

Una sociedad en la que una gran parte de ciudadanos y de partidos ha asumido como normal este proceder bárbaro está enferma, gravemente enferma. A partir de aquí podemos entrar en los detalles. Habiendo dejado claro que Zapatero no es culpable por engañar respecto a las fechas de la negociación, sino por haber puesto ésta en marcha. Es condenable por entrar en el juego sin haber cumplido las normas mínimanente exigibles.

Entrar en unas negociaciones con una ETA arrepentida ya sería tarea difícil y arriesgada, habida cuenta la naturaleza de la organización y su absoluta carencia de escrúpulos, pero, al menos, sería un hecho lícito. En ese caso estarían justificados los riesgos. En las condiciones actuales ETA va crecida. Al ser aceptada como interlocutor, su pasado queda legitimado y, por lo mismo, sus exigencias aparecen como razonables...

En estas circunstancias nos enteramos por «Gara» de las diferencias de criterio que existen en el interior de ETA. Es noticia que viene a agravar aún más las cosas. Quien tome esas contradicciones internas de la organización por debilidad está equivocado de medio a medio. Se podrá imponer la parte más dura gracias al entreguismo del Gobierno.

A la descalificación radical que debe merecernos el comportamiento de un Gobierno abierto a la ilegalidad viene a sumarse otro hecho, asimismo sonrojante. Me refiero a la torpeza de los negociadores del Gobierno. Además de inmorales, son unos pardillos.