CUANDO EL DIPUTADO SE ESCAQUEA

 

 Artículo de César Alonso de los Ríos en “ABC” del 30.01.08

 

 Por su interés y relevancia he seleccionado el artículo que sigue para incluirlo en este sitio web. 

 

Durán Lleida insiste: CiU no apoyará gobierno alguno del PP. Ni siquiera le permite a Rajoy jugar con esa posibilidad. Por lo demás tampoco éste podría hacerlo sin escandalizar a una buena parte de su electorado. Los dos partidos están presos en sus propias dinámicas. Uno ha apostado por la nación catalana, la ruptura del mercado y del poder jurisdiccional, el expolio del poder central, el monolingüismo excluyente, la reducción del Estado a la razón monarquía... Entre el PP y CiU está el abismo del Estatuto.

Los electores del PP, lógicamente desconfiados, hartos de la distancia entre las proclamas de unidad nacional y las cesiones en la realidad administrativa, jurídica, económica, simbólica y cultural... quieren saber si los dirigentes del PP están tan locos como para pensar en CiU como compañera de viaje. Y se lo preguntan entonces a los candidatos al Congreso y éstos se escaquean. ¿Qué podría decir que se lo permitiera Durán Lleida? Han quedado atrás las experiencias de González, de Aznar. Todo eso ha sido superado. Se toca ya con los dedos la España confederal. Con los apoyos parlamentarios a González y Aznar, los nacionalistas hicieron el camino. Gracias a ellos Pujol hizo su ascensión y Maragall coronó el proceso institucional. El final de la construcción nacional es obra ya de charnegos y marginales como Montilla y Durán Lleida.Cuando Rajoy (con Piqué todavía) aceptó la propuesta de Zapatero sobre el cambio de modelo de Estado echó todo a rodar. Víctima de su autoestima galleguista fue cayendo en todas las trampas. Como le sucedió con la política antiterrorista. Zapatero le engañó mil veces. Una trampa tras trampa. Hasta aquella bochornosa del final del Estado de la Nación en que pudo enterarse de las negociaciones de Patxi López y Otegi.

El PP podría haber recogido ahora una buena cosecha electoral si hubiera mantenido una política de contestación radical a las propuesta de Zapatero. Desde la que le aconsejaba el Pacto del Tinell hasta hoy. Desde la ruptura del Pacto por las Libertades hasta hoy. Si hubiera sido así, quizá los diputados del PP no tendrían ahora que estar escaqueándose cuando se les pregunta por el posible y necesario socio de Gobierno. Estarían tocando la mayoría absoluta.