A CARA DE PERRO

Artículo de César Alonso de los Ríos  en “ABC” del 05 de septiembre de 2008

Por su interés y relevancia he seleccionado el artículo que sigue para incluirlo en este sitio web.

Huvo un tiempo en el que se hablaba constantemente del «buenismo» de Zapater. Yo nunca hice esa lectura psicológica del discurso del Presidente. Ni de su carácter. Quizá porque le traicionaban los gestos mismos de la cara. De todos modos ni siquiera ha disimulado su disposición a utilizar los métodos más brutales con tal de conquistar o mantener el poder. ¿Qué «buenismo» podía ser el de un líder occidental que desafía la bandera norteamericana en un desfile, o que organizaba manifestaciones masivas en las que se llamaba «asesinos» a los diputados del partido del gobierno, o que, desde sus comienzos como jefe de la oposición, se propuso la actualización de la tragedia del 36 para mantener vivo el odio y la supervivencia de las dos Españas? Porque ha pasado ya mucho tiempo desde que lanzó su primera campaña sobre las fosas de fusilados en su propia tierra de León. Hasta hoy.

Ha bastado el enrarecimiento del clima político provocado por la gravísima crisis económica que vamos a padecer cuando ya han comenzado a sonar las trompetas del odio. Con Garzón de oficiante. Las fosas de fusilados. El recuento de asesinados. Se mezclan las cifras de los parados con las de los desaparecidos. Unos tendrá que acudir al INEM mientras otros deberán plantear sus reivindicaciones en no sé qué oficinas siniestras. ¿Será éste el último intento de aprovechar políticamente los rescoldos de la guerra civil? En todo caso, podemos imaginar las campañas «sociales» que nos esperan a lo largo de lo que ya se reconoce como crisis económica y mañana como recesión. Nos espera la puesta al día de la legislación de las prácticas abortivas, es decir, la justificación jurídica de cien mil abortos al año; la movilización de los apóstoles del buen morir; la superación del aconfesionalismo del Estado que, al decir de Gregorio Peces Barba fue el propio de una transición impuesta por los franquistas... En una palabra, nos espera un estilo de gobernación duro, sin disimulo alguno, del que podrán decirse muchas cosas pero no precisamente hipócrita o buenista... como en los primeros tiempos. Vamos a asistir a una forma de gobernar a cara de perro.