CUANDO RAJOY SOBRA.

Artículo de César Alonso de los Ríos en “ABC” del 26 de diciembre de 2008

Por su interés y relevancia he seleccionado el artículo que sigue para incluirlo en este sitio web.

Mariano Rajoy no interviene en el debate de la financiación de las comunidades. Sobra. Las batallas son bilaterales. La Oposición no cuenta. Se diría que la ausencia de Rajoy en la votación de los Presupuestos fue un adelanto simbólico a esta otra obligada. Pero, ¿no ha venido jugando a eso?

Cuando aceptó la invitación de Rodríguez Zapatero a cambiar el régimen autonómico, ¿acaso no cayó en la cuenta de que las Comunidades Autónomas dejaban de ser regiones para convertirse en pequeños estados, algunos ciertamente ridículos, mientras el poder central se erigía en el dispensador de situaciones privilegiadas? Algunos denunciamos este peligro. Dijimos que el Partido Popular no debería entrar en esa dinámica y de ese modo quedaría denunciada por anticonstitucional la mera propuesta de un Estatuto catalán. Pero Mariano Rajoy siguió adelante. No advirtió que el hecho mismo del cambio de modelo de Estado exigía un acuerdo global. Él quiso engañarse con la cláusula Camps que era un modo de aceptar el suicidio mientras la designación de Andalucía como «realidad nacional» era propia de gentes acomplejadas históricamente, acostumbradas a arrodillarse colectivamente.

El disparate que estamos viviendo tiene precedentes. Del mismo modo que UCD y Alianza Popular aceptaron en la Constitución la idea categórica de unas «nacionalidades» y dejaron la construcción del Estado a merced de los nacionalistas, el PP ha aceptado, a propuesta de José Luis Rodríguez Zapatero, un cambio de modelo de Estado (su descuartizamiento, en realidad) cuyo funcionamiento deberá depender en cada momento de la relación de fuerzas.

Esto es lo que ha aceptado Mariano Rajoy. No sin algunos alardes retóricos a la hora de llorar sobre el cadáver de la Nación aunque absolutamente entregado a la hora de definir el Estado, sin alma ya, sin sangre ya, en la confianza de que alas regiones con mayoría conservadora puedan llegarles los días buenos en el caso de que el PP consiga formar gobiernos. Para lo que, por otra parte, deberá entregarse a los nacionalistas... Qué talento.