EXTRAÑA EXTREMA DERECHA

 

 Artículo de Cayetana Alvarez de Toledo en “El Mundo” del 18.03.06

 

 Por su interés y relevancia he seleccionado el artículo que sigue para incluirlo en este sitio web.

 

«La vie est ondoyante», como escribió Montaigne, para deleite de Pla. Así como un veterano de AP y niño mimado de Fraga puede convertirse en la encarnación del centrismo y la moderación, un joven liberal, militante de UCD y discípulo de Joaquín Garrigues puede acabar al frente de una jauría imaginaria de extremistas, golpistas, fascistas y machistas. Me refiero a Ruiz-Gallardón y Zaplana, a quienes la propaganda de la izquierda han convertido en referentes de las dos corrientes o sensibilidades que supuestamente anidan en el PP. Y digo supuestamente porque nada hay más artificial y sujeto a manipulación que esa contraposición entre presuntos centristas y teóricos derechistas. A no ser, claro, que centro y derecha se definan en función de las formas: en tal caso deberíamos situar en la extrema derecha o en la derecha extrema -aparentemente, no son lo mismo- a Blanco y Fernández de la Vega, cuyo repertorio de insultos no tiene parangón.

Los conceptos de centro y centrismo se han convertido en una trampa para el PP. Para recibir el carné de centrista y caerle bien a ese sector de la prensa y de la sociedad que todavía arrastra los complejos del franquismo hay que permanecer calladito ante los errores y excesos del Gobierno. Quienes plantan cara y dan la batalla son tachados de radicales y expulsados del club de los demócratas que preside, por supuesto, la izquierda. Así sucede en los dos asuntos más graves que hoy tiene planteados España: el 11-M y la reforma del modelo de Estado.

Cuestionar la versión oficial del 11-M y mantener un espíritu crítico frente a la instrucción del sumario, ¿es una actitud centrista o extremista? A juzgar por algunos comentarios, es un impulso propio de la derecha reaccionaria. Pero entonces, ¿cómo se explica que el ABC, periódico de la derecha más conservadora y tradicional, se haya sumado a la feroz campaña para pasar página? ¿Y cómo se entiende que el 66% de los españoles reclame que se siga investigando? No serán todos fachas. ¿O es que nos estamos equivocando y son todos de la izquierda radical? Es lo que sugiere Alonso, quien llegó a decir que preguntar por la mochila de Vallecas es atacar «la idea de España». O sea, que Zaplana no pertenece a la derecha dura, sino a la izquierda antisistema, junto con Carod y Otegi. Pero, entonces, ¿por qué defiende el régimen constitucional vigente, Monarquía incluida?

La confusión conceptual es evidente y afecta también a la reforma del Estatuto catalán y su derivada vasca. Quienes rechazan el Estatuto y el diálogo con ETA son tildados de trogloditas y seguidores de Blas Piñar. De manera que la derecha cavernaria es la que defiende la igualdad, las libertades individuales, la solidaridad y el Estado de Derecho frente a los privilegios, la opresión nacionalista, los egoísmos territoriales y el chantaje terrorista.Vale, pero entonces, ¿quiénes son los centristas? Tendrán que ser los relativistas, los complacientes, los equidistantes, los perezosos y los conformistas. Visto así, cabría sugerirle a Gallardón que se replantee su situación.