EL GOBIERNO DE RUBALCABA

 

 Artículo de Cayetana Alvarez de Toledo en “El Mundo” del 08.04.06

 

 Por su interés y relevancia he seleccionado el artículo que sigue para incluirlo en este sitio web.

 

Pobre Duran. Le han vuelto a dar con la puerta del Consejo de Ministros en las narices. Con lo pulcro, sofisticado y exportable que es. Con los méritos que viene haciendo en apoyo de la causa más noble de Zapatero. Si hasta le entregó un «cheque en blanco» para negociar con ETA. Pero ya se lo había advertido Apollinaire: «La vie est lente et l'espérance violente». El presidente se ha olvidado del más ministrable de los dirigentes catalanes.No ha hecho una crisis para coronar su nueva relación preferente con CiU ni para rellenar los boquetes de un Gobierno Gruyère.No ha quitado a ese filón para la oposición que es Pixie-Dixie Calvo, ni a Kelifinder Trujillo, Créditos Montilla o Desatinos Moratinos. Su única concesión ha sido la sustitución de San Segundo 24 horas después de la aprobación de la LOE. Todo un premio.

Zapatero no ha remodelado su Gobierno para reforzarlo, sino para reforzarse: para pactar con el nacionalismo y negociar con ETA.Lo cual aleja todavía más la posibilidad de un acuerdo sincero o sólido con el PP. Unos dicen que Bono ha sido arrinconado hasta la expulsión. Otros creen que ha pasado voluntariamente a la reserva para dirigir desde allí la resistencia subterránea al neosocialismo de Zapatero. Ambas cosas son posibles y compatibles y, en todo caso, lo relevante es que el Gobierno se ha quedado sin disidencia interna y sin coartada. Salvo el autoproclamado Abuelito de Heidi, que dirige el ministerio de Economía con mano inmóvil y nostalgia de Bruselas, ya no queda en el Gabinete ningún representante del viejo socialismo español. Hoy el Gobierno es una trinidad formada por el Rey Zapatero, su escudero Alonso y su valido Rubalcaba, el portavoz de los GAL, la cara y la cruz del 13-M, y el responsable de maquillar la inconstitucionalidad del Estatuto catalán.

Nunca había resultado tan apropiada la manida comparación entre Rubalcaba y Fouché, ese cínico de manual que entendió que el verdadero poder está en el control de la Policía y los servicios de Información. Rubalcaba lo tenía de facto. Ahora lo tiene de iure. Con la ayuda inestimable de Narciso Conde-Pumpido, se encargará de que nada, ni una mochila de procedencia incierta ni un Skoda de aparición estelar y prodigiosa, estropee el titular oficial del 11-M como una represalia islamista por la toma de Bagdad.Y, sobre todo, se ocupará de que no descarrilen las negociaciones con ETA por la negativa de algunos a pagar un precio político por la paz. El nuevo ministro del Interior consiguió que el guerrismo al completo y la mitad más uno de los españoles tragaran con la ruptura del consenso de la Transición y el reconocimiento de Cataluña como una nación. Ahora toca el frente Norte: maniobrará para que la mayoría acepte como un mal menor la excarcelación de etarras, la legalización de Batasuna y una modificación del marco jurídico que incluya, de manera más o menos encubierta, el derecho del pueblo vasco a decidir su futuro. Zapatero no ha hecho una crisis de Gobierno. Ha hecho un Gobierno para la Segunda Transición.