LAS DOS CARAS DE LA MISMA MONEDA IMPERIAL
Artículo de Luis María ANSON, de la Real Academia Española, en “La Razón” del 06/11/2004
Por su interés y relevancia, he seleccionado el artículo que sigue para incluirlo en este sitio web. (L. B.-B.)
La progresía española de salón, la del caviar y
el domperignon, desolada por la victoria de Bush y, en consecuencia de Aznar, ha
certificado la división de Estados Unidos y clama porque el César se baje las
polainas y ceda ante sus adversarios para que se restañe la unidad perdida.
Es verdad que el electorado se ha dividido, como ha ocurrido en tantas
ocasiones, en una nación de auténtico ejercicio democrático. Pero es falso que
la nación esté escindida ideológicamente, en lo fundamental. Nadie propugna allí
de forma seria la fragmentación del país con independencias absurdas. Los
demócratas y los republicanos han agitado la misma bandera -la de las barras y
estrellas- en todos los mítines. Nadie se avergüenza de la enseña nacional.
Todos están de acuerdo con la Constitución y se llevan la mano al corazón cuando
suenan los acordes del himno nacional. Todos, en fin, defienden la diversidad
dentro del respeto a la ley, porque la unidad no está reñida con la diversidad
sino que ésta la robustece y sustenta.
Bush y Kerry son las dos caras de la misma moneda imperial. Ambos se
manifiestan religiosos, el demócrata incluso es católico practicante. Ambos
defienden a la familia y se exhiben con ella. Ambos son patriotas. Ambos
representan, además de los intereses del pueblo, los de las grandes empresas
industriales y financieras que engrandecen la economía americana y,
desgraciadamente, expolian la de las naciones del tercer mundo a través de una
globalización mal entendida.
Bush y Kerry son tal para cual. ¡Qué ingenuidad la de aquellos que les miden
con criterios europeos! Kerry está dentro del sistema lo mismo que Bush y
hubiera hecho una política muy parecida, al servicio del capital y del imperio.
Los retroprogresistas adornan a Kerry con virtudes que no tiene. Le dedicaron en
España una tediosa campaña de entusiasmo que se prolongó hasta cuando era
evidente que había perdido las elecciones, campaña de la que se ha cachondeado
Alfonso Ussía, clavando en ella su pluma bisturí. La verdad es que la unidad
norteamericana le trae sin cuidado a nuestra progresía de salón. La airean como
coartada. Lo que les joroba es que la victoria de Bush significa el triunfo de
Aznar, la respuesta a la manipulación del 11-M, a la vociferación callejera de
algunos actores y actrices apesebrados, al linchamiento en la plaza pública del
mundo aznarí. El pueblo americano, en fin, ha abofeteado a Zapatero, al ministro
Desatinos, al mundo español de la cultura retroprogresista y a los grupos
mediáticos intoxicadores. Ahí es donde duele.