UN ELEFANTE EN UNA CACHARRERÍA

 

 Artículo de Luis María ANSON, de la Real Academia Española  en “La Razón” del 28.05.05

 

 Por su interés y relevancia, he seleccionado el artículo que sigue para incluirlo en este sitio web. (L. B.-B.)

 

 Tras una República convulsa y atroz, tras la gran salvajada de una guerra civil extremadamente cruel, tras una dictadura de cuarenta años, los españoles de las más varias tendencias, en un ejercicio de sentido común, hicieron la Transición, presidida por la Monarquía de todos, y se dieron una Constitución de concordia y conciliación. La gran cacharrería que había sido España a lo largo de más de un siglo allí seguía, pero el sentido de Estado de hombres como Felipe González, Suárez, Carrillo o Aznar mantuvo a cada cacharro en su sitio en medio de un clima generalizado de libertad y orden.

Llegó Zapatero, y en un año ha puesto en cuestión todo lo que se hizo, y que fue el producto de renuncias y concesiones de los diversos sectores de la vida nacional hasta llegar a un equilibrio estable, quebrantado ahora en esta España zapatera que nadie sabe adónde va. El presidente por accidente lo está trastocando todo, desde la lucha contra el terrorismo, que iba tan bien, hasta el desbordamiento de los nacionalismos, que estaban embridados. En la fascinación del abismo, le auxilia Carod-Rovira, un hombre que, si tuviéramos un sistema electoral razonable, no habría pasado de pegar sus panfletos en un periódico mural de preuniversitario. Maragall, sonriendo con desdén y superioridad y ofreciendo una corona de espinas a Carod-Rovira, que

éste se pone para que, entre risas, le fotografíe su presidente, constituyen la imagen de lo que es hoy

una parte de la España zapateril: inmadurez política de dirigentes que tienen ocurrencias y una inclinación invencible a convertirse en bufones.

Los frentes abiertos simultáneamente por Zapatero I el de las mercedes –la reforma constitucional, estatutos de Cataluña y País Vasco, financiación de la autonomía catalana, entrega de archivos a Barcelona, degradación de la reforma educativa, enfrentamiento obsesivo con la Iglesia, fractura de las Instituciones con el Parlamento tratando a Eta como interlocutor político de tú a tú– pueden conducir a la fractura de España, a través de una sistema confederal que conducirá a la secesión pactada de dos regiones españolas porque el federalismo no puede ser asimétrico.

En esta situación estamos, sin exageraciones ni visceralidades. Sólo una reacción equilibrada y sensata de las fuerzas de la moderación, populares y socialistas, podría detener el frenesí irresponsable que nos zarandea.